Vivir con anemia
A menudo la anemia se puede tratar o controlar. El
tratamiento puede producir beneficios como aumento de la energía y de
los niveles de actividad, mejor calidad de vida y una vida más larga. Es
muy importante buscar un diagnóstico y un tratamiento oportunos si se
tienen signos y síntomas de anemia.
Con tratamiento, la anemia aguda puede durar
sólo un día o un tiempo corto. Si la anemia se debe a una
enfermedad crónica o hereditaria, los efectos pueden ser constantes o
durar toda la vida. La anemia grave o constante que no se trata puede poner en
peligro la vida.
Niños y adolescentes con anemia
Como los bebés y niños pequeños
están creciendo y desarrollándose tan rápidamente,
necesitan más hierro. Se recomienda investigar la presencia de anemia en
bebés prematuros y en bebés menores de 6 meses que hayan tenido
bajo peso al nacer.
Si su niño tiene anemia, el pediatra
deberá preguntarle si ha estado expuesto a plomo y deberá darle
consejos sobre una alimentación saludable. Los padres deben hablar con
el médico o el profesional de salud de su niño sobre una
alimentación saludable y sobre fuentes adecuadas de hierro, vitaminas
B12 y C, y ácido fólico. Los suplementos de hierro sólo se
deben administrar si se han recetado y en este caso las instrucciones se deben
seguir al pie de la letra. Se deben evitar los alimentos y las dietas de
moda.
Los adolescentes también corren el riesgo de
sufrir anemia, especialmente anemia ferropénica (anemia por deficiencia
de hierro), debido a que están teniendo etapas de crecimiento acelerado.
Los exámenes de detección de la anemia deben comenzar en la
adolescencia y realizarse cada 5 a 10 años. Los niños mayorcitos
y los adolescentes que tienen ciertos tipos de anemia grave pueden ser
más susceptibles a lesiones o infecciones. El médico de su
niño puede decirle qué restricciones hay en cada caso, por
ejemplo, no participar en deportes de contacto.
Además, las niñas comienzan a
menstruar y pierden hierro en cada período. Se deben hacer
exámenes de detección de la anemia y seguimiento adecuado en
niñas y mujeres que corran riesgo de sufrir anemia por:
- Pérdida excesiva de sangre por la
menstruación y otras causas
- Bajo consumo de hierro
- Antecedentes de anemia
Atención médica de la mujer en el
embarazo y el posparto
Durante el embarazo puede presentarse anemia por
deficiencias de hierro y ácido fólico, y por cambios en la
concentración de la sangre. Durante los primeros 6 meses de embarazo, la
porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con
más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos, lo cual diluye la
sangre y hace que el hematocrito baje.
Se debe hacer un examen de detección de la
anemia en la primera consulta prenatal y se debe hacer seguimiento
periódico como parte de los cuidados prenatales. La anemia grave hace
que aumente el riesgo de un parto prematuro y de que el bebé tenga bajo
peso al nacer.
Las mujeres deben hacerse una prueba para detectar
anemia entre 4 y 6 semanas después del parto, especialmente si:
- Durante el embarazo la mujer tuvo anemia que
continuó durante el tercer trimestre.
- La mujer tuvo una pérdida excesiva de
sangre durante el embarazo, el parto o el posparto.
- La mujer tuvo un parto múltiple.
Adultos de edad avanzada
En adultos de edad avanzada, la anemia se debe a
menudo a una enfermedad crónica, a deficiencia de hierro o a una
alimentación deficiente en general. Aunque la anemia en estas personas
acompaña por lo general a otros problemas médicos, los signos y
síntomas a veces son inespecíficos y pueden pasar
desapercibidos.
- Si la anemia se debe a cáncer, a
enfermedades de los riñones o al tratamiento de estas enfermedades, el
médico puede recetar epoyetina (la forma sintética de la hormona
eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos en la
médula ósea).
- El médico también puede recetar
hierro, vitaminas o suplementos de ácido fólico.
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