¿Qué es la anemia?
La anemia es una enfermedad en la que la sangre de
una persona tiene menos glóbulos rojos que lo normal o los
glóbulos rojos no tienen suficiente hemoglobina. La hemoglobina, que es
una proteína rica en hierro que le da el color rojo a la sangre,
transporta el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo. En las
personas con anemia, la sangre no transporta suficiente oxígeno al resto
del cuerpo. Como resultado, estas personas se sienten cansadas y presentan
otros síntomas, porque su cuerpo no está recibiendo suficiente
oxígeno. En los casos graves o prolongados de anemia, la falta de
oxígeno en la sangre puede causar daños graves y a veces mortales
en el corazón y otros órganos del cuerpo.
Los glóbulos rojos también se llaman
eritrocitos. Tienen forma de disco y se ven como rosquillas con un agujero en
el centro. Se producen constantemente en la médula esponjosa que se
encuentra en el interior de los huesos grandes del cuerpo y normalmente duran
120 días. Su principal papel es transportar oxígeno, pero
también retiran el dióxido de carbono (un producto de desecho) de
las células y lo llevan a los pulmones para que estos lo eliminen al
exhalar. Los glóbulos blancos y plaquetas son los otros dos tipos de
células de la sangre. Los glóbulos blancos ayudan a combatir las
infecciones. Las plaquetas intervienen en la coagulación de la sangre.
En algunos tipos de anemia se observan cantidades bajas de los tres tipos de
células de la sangre.
Perspectivas
Las mujeres y las personas que tienen enfermedades
crónicas corren más riesgo de sufrir anemia. Muchos tipos de
anemia pueden ser leves, de corta duración y de fácil
tratamiento. Algunas formas de anemia se pueden prevenir con una
alimentación saludable y otras se pueden tratar con suplementos
dietéticos.
Ciertos tipos de anemia pueden ser graves, de larga
duración y potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan. Las
personas que tienen síntomas de anemia deben ir a ver al médico
para averiguar si tienen anemia, cuál es la causa, qué tan grave
es y cómo hay que tratarla.
Otros nombres de la anemia
Hay muchos tipos de anemia que tienen causas y
características específicas. Algunos tipos de anemia son:
- Anemia aplásica (anemia por insuficiencia
de la médula ósea)
- Anemia de Cooley
- Anemia de Diamond-Blackfan
- Anemia de Fanconi
- Anemia drepanocítica (anemia de
células falciformes)
- Anemia ferropénica (anemia por deficiencia
de hierro)
- Anemia hemolítica
- Anemia hemolítica autoinmunitaria
- Anemia perniciosa (anemia por deficiencia de
vitamina B12)
- Anemia por deficiencia de ácido
fólico
- Anemia por pérdida de sangre
- Talasemia (producción anormal de ciertos
tipos de hemoglobina)
¿Cuáles son las causas de la
anemia?
La anemia tiene tres causas principales:
pérdida de sangre, niveles de producción de glóbulos rojos
más bajos que lo normal y tasas de destrucción de glóbulos
rojos más altas que lo normal. Uno o más de estos factores pueden
causar anemia.
Pérdida de sangre
La pérdida de sangre es la causa más
frecuente de anemia, especialmente en el caso de la anemia ferropénica
(anemia por deficiencia de hierro). La pérdida de sangre puede ser de
corta duración o persistir durante un tiempo. Puede deberse a
períodos menstruales abundantes, sangrado del aparato digestivo o
urinario, cirugía, trauma o cáncer. Si el sangrado es
significativo, el organismo puede perder suficientes glóbulos rojos como
para que se produzca anemia.
Niveles bajos de producción de
glóbulos rojos
Los niveles de producción de glóbulos
rojos más bajos que lo normal pueden ser resultado de una
alimentación deficiente en hierro, ácido fólico o vitamina
B12. También pueden deberse a enfermedades que le dificulten al
organismo absorber los nutrientes hacia la sangre.
Las enfermedades crónicas, como las
enfermedades de los riñones y el cáncer, pueden disminuir la
capacidad del organismo de producir suficientes glóbulos rojos. Las
infecciones, algunas medicinas o las radiaciones que se usan para tratar otra
enfermedad pueden lesionar la médula ósea hasta el punto que no
pueda producir glóbulos rojos lo suficientemente rápido como para
reemplazar los que mueren o son destruidos.
Durante el embarazo, el feto necesita más
células de la sangre para desarrollarse. Es posible que la madre no
pueda producir suficientes glóbulos rojos para sí misma y para el
feto, lo cual puede causar anemia.
Tasas altas de destrucción de los
glóbulos rojos
Las tasas de destrucción de glóbulos
rojos más altas que lo normal pueden ser el resultado de enfermedades
hereditarias de la sangre, como la anemia drepanocítica (anemia de
células falciformes), la talasemia (producción anormal de ciertos
tipos de hemoglobina) y las deficiencias de algunas enzimas del cuerpo. Estos
trastornos dan origen a alteraciones en los glóbulos rojos que los hacen
morir en menos tiempo que los glóbulos rojos sanos. En personas con
anemia hemolítica, el sistema inmunitario ataca por equivocación
a los glóbulos rojos y los destruye en menos tiempo del que necesita el
organismo para reemplazarlos.
¿Quiénes corren el riesgo de sufrir
anemia?
Poblaciones afectadas
La anemia es una enfermedad frecuente. Más de
3 millones de personas que viven en los Estados Unidos tienen anemia. La
enfermedad se presenta a cualquier edad y en todos los grupos raciales y
étnicos. Tanto hombres como mujeres pueden tener anemia; sin embargo,
las mujeres en edad de procrear corren más riesgo que los hombres. Las
mujeres de este grupo de edad pierden sangre en la menstruación y el
parto.
Durante el embarazo puede presentarse anemia por
deficiencias de hierro y ácido fólico, y por cambios en la
concentración de la sangre. Durante los primeros 6 meses de embarazo, la
porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con
más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos, lo cual diluye la
sangre y hace que el hematocrito baje. El hematocrito mide el porcentaje de la
sangre que está compuesto por glóbulos rojos
Los adultos de edad avanzada que tienen otros
problemas de salud y los niños menores de 2 años también
corren más riesgo de sufrir anemia.
Principales factores de riesgo
Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir
anemia están:
- Alimentación deficiente o inadecuada que
contenga poco hierro, vitaminas y minerales
- Pérdida de sangre por cirugía o
lesión
- Enfermedades crónicas o graves, como las
enfermedades de los riñones, cáncer, diabetes, artritis
reumatoidea, infección por el VIH, sida, enfermedades intestinales
inflamatorias (incluso la enfermedad de Crohn), enfermedades del hígado
y enfermedades de la tiroides
- Infecciones crónicas
- Antecedentes familiares de anemia hereditaria,
como la anemia drepanocítica (anemia de células falciformes en la
que los glóbulos rojos tienen forma de medialuna) o la talasemia
(producción anormal de ciertos tipos de hemoglobina)
¿Cuáles son los signos y
síntomas de la anemia?
El síntoma más frecuente de la anemia
es el cansancio (sensación de agotamiento y debilidad). Puede ser
más difícil reunir la energía para realizar las
actividades normales si usted tiene anemia. Otros signos y síntomas de
la anemia son:
- Dificultad para respirar
- Mareo
- Dolor de cabeza
- Frío en manos y pies
- Palidez
- Dolor en el pecho
Todos estos signos y síntomas pueden
presentarse porque el corazón tiene que trabajar más para bombear
más sangre rica en oxígeno por el cuerpo.
En algunos casos de anemia, el corazón puede
latir de forma rápida o irregular. Esto se conoce como arritmia. Con el
tiempo, esta arritmia puede lesionar el corazón, haciéndolo
aumentar de tamaño y posiblemente causando insuficiencia
cardíaca. La anemia puede causar daños en otros órganos
del cuerpo porque la sangre no les puede llevar suficiente oxígeno.
La anemia puede deberse a algunas enfermedades y
puede empeorar otras. Por ejemplo, algunos tratamientos para el cáncer
pueden lesionar la médula ósea que produce los glóbulos
rojos o alterar la capacidad de estas células de transportar
oxígeno. Esto hace que el paciente con cáncer esté
más débil y pueda responder menos al tratamiento. Las personas
con infección por el VIH o con sida pueden presentar anemia debido a la
infección o a las medicinas que se usan para la enfermedad. La anemia
puede hacer que a estas personas les cueste más trabajo responder a
otras medicinas.
La anemia puede tener muchos otros efectos. Las
personas con anemia que pierden sangre en un accidente grave o una
cirugía tienen más probabilidades de necesitar una
transfusión de sangre. Las personas que tienen enfermedades de los
riñones y anemia tienen más probabilidades de tener problemas del
corazón. En algunos tipos de anemia puede haber deshidratación
(ingestión de muy pocos líquidos o pérdida excesiva de
líquidos en la sangre y el resto del cuerpo). La deshidratación
intensa puede causar la muerte.
¿Cómo se diagnostica la anemia?
La anemia se diagnostica mediante la historia
clínica del paciente, la exploración física y ciertas
pruebas de laboratorio. El médico puede usar estos métodos para
determinar la causa, la gravedad y el tratamiento del tipo específico de
anemia que usted tenga. Es posible que la anemia entre leve y moderada no tenga
síntomas o que éstos sean muy leves. De hecho, a menudo la anemia
se descubre por casualidad en pruebas de sangre que se toman para otras
enfermedades.
Historia clínica y antecedentes
familiares
Es posible que el médico le haga preguntas
detalladas sobre muchos síntomas frecuentes en la anemia, entre ellos el
cansancio y la debilidad. Tal vez le pregunte si ha tenido una enfermedad o
problema de salud que pueda causar anemia, y si está tomando medicinas
que puedan causar anemia. También puede preguntarle sobre su
alimentación y si tiene familiares con anemia o con antecedentes de esta
enfermedad.
Exploración física
El médico le hará una
exploración física para determinar qué tan grave es la
anemia e investigar las posibles causas. Esta exploración puede
consistir en oírle el corazón en busca de latidos rápidos
o irregulares, oírle los pulmones en busca de respiraciones
rápidas o irregulares, o palparle el abdomen para ver el tamaño
del hígado y del bazo. También puede hacerle un examen
pélvico o rectal para buscar fuentes comunes de pérdida de
sangre.
Pruebas y procedimientos diagnósticos
El médico puede ordenar diversas pruebas o
procedimientos para determinar el tipo y gravedad de la anemia que usted tiene.
Por lo general, la primera prueba que se usa para diagnosticar la anemia es un
hemograma. El hemograma (cuadro hemático) sirve para conocer varias
cosas sobre la sangre de una persona, por ejemplo:
- La concentración de hemoglobina. La
hemoglobina es la proteína rica en hierro que se encuentra dentro de los
glóbulos rojos y que transporta el oxígeno por el cuerpo. Los
valores normales de hemoglobina entre la población general están
entre 11 g/dL y
15 g/dL. Si la concentración de hemoglobina es
baja, la persona tiene anemia.
- El hematocrito. El hematocrito mide el porcentaje
de la sangre que está compuesto por glóbulos rojos. Los valores
normales del hematocrito entre la población general están entre
32% y 43%. Un hematocrito bajo es otro signo de anemia.
Estos valores normales pueden ser más bajos
en ciertas poblaciones raciales y étnicas. El médico puede
explicarle los resultados de sus pruebas.
El hemograma (cuadro hemático) también
determina:
- El número de glóbulos rojos en la
sangre. Si la cifra de glóbulos rojos es demasiado baja, la persona
tiene anemia. Las cifras bajas de glóbulos rojos se observan por lo
general con una concentración baja de hemoglobina, con un hematocrito
bajo o con ambas cosas.
- El número de glóbulos blancos en la
sangre. Los glóbulos blancos participan en la lucha contra las
infecciones.
- El número de plaquetas en la sangre. Las
plaquetas son pequeños fragmentos de células que intervienen en
la coagulación de la sangre.
- El tamaño de los glóbulos rojos. El
volumen corpuscular medio mide el tamaño de los glóbulos rojos.
En la anemia ferropénica (anemia por deficiencia de hierro), los
glóbulos rojos son, por lo general, más pequeños que lo
normal. Esto se conoce como microcitosis.
Si los resultados del hemograma (cuadro
hemático) confirman que usted tiene anemia, el médico puede
pedirle que se haga pruebas adicionales para averiguar la causa y gravedad de
la misma, y para determinar el tratamiento correcto. Entre estas pruebas pueden
estar:
- Electroforesis de hemoglobina. Esta prueba
evalúa los diferentes tipos de hemoglobina que hay en la sangre. La
electroforesis de hemoglobina se usa para diagnosticar tipos de anemia causados
por la presencia de hemoglobina anormal en los glóbulos rojos.
- Recuento de reticulocitos. Los reticulocitos son
glóbulos rojos jóvenes. Esta prueba mide la cantidad de
glóbulos rojos nuevos que hay en la sangre. Se usa para determinar si la
médula ósea está produciendo glóbulos rojos a la
velocidad adecuada. Un recuento mayor que el normal indica por lo general que
ha habido una pérdida de sangre o que los glóbulos rojos se han
destruido antes de terminar su vida normal de 120 días. Un recuento
menor que el normal indica una disminución en la producción de
glóbulos rojos en la médula ósea. Las personas que tienen
anemia perniciosa (anemia por deficiencia de vitamina B12) tienen
concentraciones bajas de reticulocitos.
Para determinar la concentración de hierro en
la sangre y el cuerpo se pueden usar varias pruebas, como el hierro
sérico, la ferritina sérica, la concentración de
transferrina y la capacidad total de fijación del hierro. Como la anemia
tiene muchas causas, el médico puede solicitar pruebas para enfermedades
como la insuficiencia renal (insuficiencia de los riñones), el
envenenamiento por plomo en niños y algunas deficiencias de vitaminas
(B12, ácido fólico).
Si el médico sospecha que usted tiene anemia
por sangrado interno del estómago o los intestinos, se pueden hacer
varias pruebas para descubrir el origen del sangrado. Tal vez le hagan una
prueba en el consultorio del médico para ver si tiene sangre en la
materia fecal. El médico puede darle un kit para que recoja una muestra
en casa. Además le dirá que lleve la muestra al consultorio o que
la envíe a un laboratorio.
Si se halla sangre en la materia fecal se pueden
hacer otras pruebas para hallar el origen del sangrado. Una de esas pruebas es
la endoscopia, en la que se usa un tubo provisto de una cámara diminuta
para ver el revestimiento interno del aparato digestivo.
Es posible que el médico quiera hacer un
aspirado o biopsia de médula ósea. La biopsia de médula
ósea es un procedimiento quirúrgico menor que se usa para retirar
una pequeña cantidad de tejido de la médula ósea. El
aspirado o la biopsia de médula ósea determinan si la
médula ósea está sana y está produciendo
suficientes células de la sangre. En el aspirado de médula
ósea el médico retira una cantidad pequeña de
líquido de la médula ósea a través de una aguja.
¿Cómo se trata la anemia?
Objetivos del tratamiento
El objetivo del tratamiento de la anemia es aumentar
la capacidad de la sangre de transportar oxígeno. Esto se logra
aumentando el número de glóbulos rojos y la concentración
de hemoglobina en los glóbulos rojos para que se acerque lo más
posible a los valores normales. Un objetivo adicional es tratar la enfermedad
de fondo o la causa de la anemia.
El tratamiento que el médico recete
dependerá del tipo de anemia que usted tenga, su causa y su gravedad.
Puede consistir en suplementos dietéticos, cambios de
alimentación, medicinas o procedimientos médicos, como
transfusiones de sangre o cirugía.
Nutrición y suplementos
dietéticos
Algunos tipos de anemia se deben a concentraciones
bajas de vitaminas o de hierro en el cuerpo. Estas a su vez se pueden deber a
una alimentación deficiente o a ciertas enfermedades y problemas de
salud. El tratamiento para la deficiencia de vitaminas o de hierro puede
consistir en cambiar de alimentación o en tomar suplementos
vitamínicos o de hierro. Por lo general, los suplementos
vitamínicos son vitamina B12 y ácido fólico. A veces se da
vitamina C para ayudarle al cuerpo a absorber el hierro.
Hierro
El cuerpo necesita hierro para producir hemoglobina.
El hierro que se encuentra en las carnes se absorbe más
fácilmente hacia la sangre que el que se encuentra en verduras y otros
alimentos. Para tratar la anemia es posible que el médico recomiende
comer más carne (especialmente carnes rojas, como carne de res e
hígado), al igual que pollo, pavo, carne de cerdo, pescado y
mariscos.
A veces el hierro se administra en forma de
suplementos minerales. Por lo general, estos se combinan con multivitaminas y
otros minerales que le ayudan al cuerpo a absorber el hierro. Algunos alimentos
están enriquecidos con hierro adicional, es decir, se les ha agregado
hierro. Entre estos alimentos se incluyen cereales, panes y pasta. Usted puede
averiguar cuánto hierro hay en su comida si lee las etiquetas de
nutrición de los empaques de alimentos. La cantidad se presenta como
porcentaje del consumo diario recomendado.
Otros alimentos que son buenas fuentes de hierro
son:
- Espinacas y otras hortalizas (verduras) con hojas
de color verde oscuro
- Cacahuates (maní), mantequilla de
cacahuate y almendras
- Huevos
- Guisantes (arvejas), lentejas y frijoles
(judías o porotos) blancos o rojos, o frijoles cocidos y enlatados.
- Frutas secas, como uvas pasas, albaricoques y
melocotones (duraznos)
- Jugo de ciruelas pasas
Vitamina C
La vitamina C le ayuda al cuerpo a absorber el
hierro. Las verduras y frutas, especialmente los cítricos, son buenas
fuentes de vitamina C en la alimentación. Las frutas, verduras y jugos
frescos y congelados por lo general contienen más vitamina C que los
enlatados. Las frutas cítricas son las naranjas, pomelos (toronjas),
mandarinas y otras frutas parecidas. Si usted está tomando medicinas,
pregúntele a su médico o farmacéutico si puede comer
pomelo (toronja) o tomar jugo de esta fruta. Esta fruta cítrica afecta
la potencia y eficacia de unas cuantas medicinas. Otras frutas ricas en
vitamina C son el kiwi, el mango, el albaricoque (chabacano), las fresas
(frutillas), el melón cantalupo y la sandía.
Las verduras ricas en vitamina C son el
brócoli, los pimientos, los tomates, el repollo, las papas y las
hortalizas de hojas verdes, como la lechuga romana, las hojas de nabo (grelos)
y las espinacas.
Vitamina B12
Las concentraciones bajas de vitamina B12 pueden
llevar a un tipo de anemia llamada anemia perniciosa. Esta anemia se presenta
casi siempre porque el cuerpo no es capaz de absorber vitamina B12. A menudo la
anemia perniciosa se puede tratar con suplementos que contienen vitamina B12.
Entre las buenas fuentes de vitamina B12 están los cereales para el
desayuno enriquecidos con esta vitamina. Los productos animales son
especialmente ricos en vitamina B12. Entre ellos se cuentan carnes (carne de
res, hígado, pollo, pescado y mariscos), huevos y productos
lácteos (leche, yogur y queso).
Ácido fólico
El ácido fólico es una forma de
vitamina B que se encuentra en los alimentos. El cuerpo necesita ácido
fólico para producir y mantener células nuevas. El ácido
fólico en las mujeres embarazadas es muy importante para evitar la
anemia y asegurar el desarrollo sano del feto. Además de panes, pasta y
arroz enriquecidos con ácido fólico sintético, hay buenas
fuentes naturales de ácido fólico, como:
- Espinacas y otras hortalizas (verduras) con hojas
de color verde oscuro (la palabra "fólico" viene del latín
folium, que significa "hoja")
- Frijoles (judías o porotos) secos
- Hígado de res
- Huevos
- Plátanos, naranjas, jugo de naranja y
otras frutas y jugos
Medicinas
Además de hierro y vitaminas, es posible que
el médico le recete otras medicinas para tratar las causas de fondo de
la anemia o para aumentar la producción de glóbulos rojos.
Algunas de estas medicinas y tratamientos son:
- Antibióticos para tratar infecciones
- Tratamiento con hormonas para mujeres adultas y
adolescentes que tienen sangrado menstrual abundante
- Epoyetina, que es una versión
sintética de la eritropoyetina, una hormona producida por los
riñones que estimula el aumento de la producción de
glóbulos rojos
- Medicinas para evitar que el sistema inmunitario
ataque por equivocación sus propios glóbulos rojos
- Desintoxicación (quelación) para el
tratamiento del envenenamiento por plomo o saturnismo, especialmente en
niños
Procedimientos médicos
Algunos tipos de anemia grave pueden requerir
procedimientos médicos. Entre estos procedimientos se cuentan las
transfusiones de sangre y los trasplantes de médula ósea o de
células madre.
Transfusiones de sangre
Las transfusiones se ponen a través de una
vena. Es necesario hacer pruebas cuidadosas para garantizar que la sangre de la
persona que la done sea compatible con la sangre de la persona que la reciba.
La sangre transfundida debe ser compatible por lo menos con el tipo de sangre o
grupo sanguíneo del receptor (A, AB, B u O) y por lo general con otros
factores. Las personas que reciben transfusiones de sangre con frecuencia deben
someterse a controles para ver si no tienen sobrecarga de hierro (demasiado
hierro en el cuerpo). Si se acumula demasiado hierro, la persona debe hacerse
un tratamiento de desintoxicación (quelación) para disminuir el
exceso de hierro, que podría causar lesiones en los órganos.
Trasplante de médula ósea o de
células madre
Las anemias graves, como la anemia aplásica,
que se deben a que la médula ósea no produce glóbulos
rojos, a veces se tratan con trasplantes de médula ósea o de
células madre. La médula ósea del donante se obtiene de un
hueso grande, por ejemplo, de la pelvis. Se administra por transfusión a
través de una vena. Las células madre para un trasplante pueden
obtenerse de sangre compatible del cordón umbilical, de médula
ósea donada por un familiar o de un donante que no sea familiar del
receptor pero sea compatible con éste. Al llegar a la médula
ósea, las células madre producen células maduras de la
sangre.
Cirugía
Puede ser necesario hacer cirugía para
controlar o detener una hemorragia grave o potencialmente mortal que
esté causando anemia. Por ejemplo, la cirugía puede controlar el
sangrado crónico de una úlcera estomacal o del cáncer de
colon.
Puede ser necesario extraer el bazo para detener o
disminuir las tasas altas de destrucción de glóbulos rojos. El
bazo retira del cuerpo los glóbulos rojos viejos. Si el bazo está
aumentado de tamaño o enfermo, retira más glóbulos rojos
que lo normal, causando anemia.
¿Cómo se puede prevenir la
anemia?
Se puede prevenir la recaída de muchas clases
de anemia, especialmente de las causadas por deficiencias de hierro o de
vitaminas, consumiendo una alimentación rica en esos nutrientes o
tomando los suplementos adecuados.
Otros tipos de anemia se pueden prevenir (o se puede
prevenir que se vuelvan a presentar) tratando la causa que los produjo, como
sangrado interno, o cambiando el medicamento que está produciendo la
anemia.
En la mayoría de los tipos de anemia se puede
prevenir que la enfermedad empeore informándole al médico los
signos y síntomas. Es importante hacerse las pruebas diagnósticas
adecuadas y seguir las instrucciones específicas del tratamiento.
Algunas formas de anemia hereditaria, como la anemia
drepanocítica (anemia de células falciformes), no se pueden
prevenir. Si usted tiene una forma de anemia hereditaria es importante que
hable con el médico de sus antecedentes personales y familiares para que
pueda iniciar un tratamiento oportuno.
Vivir con anemia
A menudo la anemia se puede tratar o controlar. El
tratamiento puede producir beneficios como aumento de la energía y de
los niveles de actividad, mejor calidad de vida y una vida más larga. Es
muy importante buscar un diagnóstico y un tratamiento oportunos si se
tienen signos y síntomas de anemia.
Con tratamiento, la anemia aguda puede durar
sólo un día o un tiempo corto. Si la anemia se debe a una
enfermedad crónica o hereditaria, los efectos pueden ser constantes o
durar toda la vida. La anemia grave o constante que no se trata puede poner en
peligro la vida.
Niños y adolescentes con anemia
Como los bebés y niños pequeños
están creciendo y desarrollándose tan rápidamente,
necesitan más hierro. Se recomienda investigar la presencia de anemia en
bebés prematuros y en bebés menores de 6 meses que hayan tenido
bajo peso al nacer.
Si su niño tiene anemia, el pediatra
deberá preguntarle si ha estado expuesto a plomo y deberá darle
consejos sobre una alimentación saludable. Los padres deben hablar con
el médico o el profesional de salud de su niño sobre una
alimentación saludable y sobre fuentes adecuadas de hierro, vitaminas
B12 y C, y ácido fólico. Los suplementos de hierro sólo se
deben administrar si se han recetado y en este caso las instrucciones se deben
seguir al pie de la letra. Se deben evitar los alimentos y las dietas de
moda.
Los adolescentes también corren el riesgo de
sufrir anemia, especialmente anemia ferropénica (anemia por deficiencia
de hierro), debido a que están teniendo etapas de crecimiento acelerado.
Los exámenes de detección de la anemia deben comenzar en la
adolescencia y realizarse cada 5 a 10 años. Los niños mayorcitos
y los adolescentes que tienen ciertos tipos de anemia grave pueden ser
más susceptibles a lesiones o infecciones. El médico de su
niño puede decirle qué restricciones hay en cada caso, por
ejemplo, no participar en deportes de contacto.
Además, las niñas comienzan a
menstruar y pierden hierro en cada período. Se deben hacer
exámenes de detección de la anemia y seguimiento adecuado en
niñas y mujeres que corran riesgo de sufrir anemia por:
- Pérdida excesiva de sangre por la
menstruación y otras causas
- Bajo consumo de hierro
- Antecedentes de anemia
Atención médica de la mujer en el
embarazo y el posparto
Durante el embarazo puede presentarse anemia por
deficiencias de hierro y ácido fólico, y por cambios en la
concentración de la sangre. Durante los primeros 6 meses de embarazo, la
porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con
más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos, lo cual diluye la
sangre y hace que el hematocrito baje.
Se debe hacer un examen de detección de la
anemia en la primera consulta prenatal y se debe hacer seguimiento
periódico como parte de los cuidados prenatales. La anemia grave hace
que aumente el riesgo de un parto prematuro y de que el bebé tenga bajo
peso al nacer.
Las mujeres deben hacerse una prueba para detectar
anemia entre 4 y 6 semanas después del parto, especialmente si:
- Durante el embarazo la mujer tuvo anemia que
continuó durante el tercer trimestre.
- La mujer tuvo una pérdida excesiva de
sangre durante el embarazo, el parto o el posparto.
- La mujer tuvo un parto múltiple.
Adultos de edad avanzada
En adultos de edad avanzada, la anemia se debe a
menudo a una enfermedad crónica, a deficiencia de hierro o a una
alimentación deficiente en general. Aunque la anemia en estas personas
acompaña por lo general a otros problemas médicos, los signos y
síntomas a veces son inespecíficos y pueden pasar
desapercibidos.
- Si la anemia se debe a cáncer, a
enfermedades de los riñones o al tratamiento de estas enfermedades, el
médico puede recetar epoyetina (la forma sintética de la hormona
eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos en la
médula ósea).
- El médico también puede recetar
hierro, vitaminas o suplementos de ácido fólico.
Puntos clave
- La anemia es una enfermedad en la que la sangre
de una persona tiene menos glóbulos rojos que lo normal o los
glóbulos rojos no tienen suficiente hemoglobina. Si no hay suficientes
glóbulos rojos o hemoglobina, la sangre no transporta suficiente
oxígeno al resto del cuerpo.
- La anemia se puede deber a pérdida de
sangre, niveles de producción de glóbulos rojos más bajos
que lo normal o tasas de destrucción de los glóbulos rojos
más altas que lo normal.
- La falta de oxígeno hace que las personas
con anemia se sientan cansadas y débiles. Otros síntomas
consisten en dificultad para respirar, mareo, latidos cardíacos
rápidos o irregulares, dolor de cabeza, frío de las extremidades,
piel pálida o amarillenta y dolor en el pecho.
- La anemia es una enfermedad frecuente que afecta
a más de 3 millones de personas en los Estados Unidos. Las mujeres y las
personas que tienen enfermedades crónicas corren más riesgo de
sufrir anemia. Las personas que tienen síntomas de anemia
deberían acudir al médico para que éste diagnostique la
causa y gravedad de la enfermedad y para que diseñe un plan eficaz de
tratamiento.
- La anemia se diagnostica mediante la historia
clínica del paciente y sus antecedentes familiares, la
exploración física y ciertas pruebas. Con frecuencia se usa un
hemograma (cuadro hemático) para confirmar el diagnóstico de
anemia. Pueden ser necesarias pruebas adicionales para determinar la causa y
gravedad de la anemia con el fin de recetar un tratamiento eficaz.
- A menudo la anemia se puede tratar o controlar.
El tratamiento puede producir beneficios, como aumento de la energía y
de los niveles de actividad, mejor calidad de vida y una vida más
larga.
- Ciertos tipos de anemia pueden ser graves, de
larga duración y potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan.
La falta de oxígeno en el cuerpo puede causar daños en los
órganos. La anemia puede lesionar el corazón, que tiene que
trabajar más para compensar la falta de células sanguíneas
o de hemoglobina.
- Muchos tipos de anemia se pueden tratar
eficazmente con suplementos dietéticos que aumentan las concentraciones
de hierro y su absorción hacia la sangre.
- Algunas formas de anemia se pueden prevenir con
una alimentación saludable y rica en vitaminas y minerales,
especialmente hierro, que se necesitan para producir glóbulos rojos y
hemoglobina.
- Algunos tipos de anemia pueden ser hereditarios y
no se pueden prevenir. Si usted tiene una forma de anemia hereditaria es
importante que hable con el médico de sus antecedentes personales y
familiares para que se le pueda iniciar un tratamiento oportuno.
Enlaces a otras fuentes de información sobre
la anemia
Recursos del NHLBI (solo en inglés)
Recursos que no pertenecen al NHLBI (en
español)
Recursos que no pertenecen al NHLBI (en
inglés)
Estudios clínicos (solo en
inglés)
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