Aspectos generales de las opciones de tratamiento
Dependiendo del sitio y del grado del tumor primario y del estado de los
ganglios linfáticos, el tratamiento del cáncer de la cavidad oral y del labio
puede hacerse con cirugía sola, con radioterapia sola, o con una combinación de
ambas. Las siguientes son algunas consideraciones generales:[1-5]
En el caso de lesiones de la cavidad oral, la cirugía debe abarcar toda la
extensión macroscópica así como la que se juzga microscópica de la enfermedad.
Si los ganglios regionales son positivos, generalmente se hace una disección de
los ganglios cervicales en continuidad. Con enfoques modernos, el cirujano
puede extirpar exitosamente grandes tumores posteriores de la cavidad oral y
con métodos reconstructivos puede lograr resultados funcionales satisfactorios.
La rehabilitación prostodóntica es importante, particularmente en cánceres de
estadios iniciales, para asegurar la mejor calidad de vida.
La radioterapia para cánceres de la cavidad oral y del labio puede hacerse por
radioterapia con haz externo o con implantación intersticial sola, pero para muchos
sitios el uso de ambas modalidades produce mejor control y resultados
funcionales. Los cánceres pequeños superficiales pueden tratarse muy
exitosamente mediante implantación local que emplea cualquiera de las diversas
fuentes radiactivas, por radioterapia intraoral de cono o por electrones.
Lesiones más grandes frecuentemente se controlan empleando radioterapia de haz
externo para incluir el sitio primario y los ganglios linfáticos regionales
aunque no estén afectados clínicamente. Puede ser necesario complementar con
fuentes de radiación intersticial para lograr dosis adecuadas para tumores
primarios grandes o metástasis ganglionares voluminosas. Una revisión de
resultados clínicos publicados sobre radioterapia radical para cáncer de la
cabeza y cuello sugiere una pérdida significativa de control local cuando la
administración de radioterapia fue prolongada; por lo tanto, se deberá evitar
prolongar los programas estándar de tratamiento siempre que sea posible.[6,7]
Los cánceres tempranos (en estadios I y II) del labio, piso bucal y trígono
retromolar se consideran sumamente curables por cirugía o por radioterapia. La
elección del tratamiento es la dictada por los resultados funcionales y
cosméticos esperados y por la disponibilidad de experiencia que se requiere del
cirujano o del oncólogo especialista en radiación para cada paciente individual. Los cánceres
avanzados (estadios III y IV) del labio y de la cavidad oral representan una
escala amplia de retos para el cirujano y para los oncólogos especialistas en radiación. Con la
excepción de algunos pacientes con lesiones pequeñas T3 y sin metástasis en los
ganglios linfáticos regionales o distantes ó que no tienen ningún ganglio linfático
mayor de 2 cm, para quienes el tratamiento con radioterapia sola o
cirugía sola puede ser apropiado, la mayoría de los pacientes con tumores en
estadio III o IV son candidatos para tratamiento mediante una combinación de
cirugía y radioterapia. Además, puesto que la recidiva local o metástasis
a distancia son comunes en este grupo de pacientes, éstos deberán ser considerados
para ensayos clínicos que evalúan lo siguiente: la función potencial de los
modificadores de radiación para mejorar el control local o reducir la morbilidad,
o la función de combinaciones de quimioterapia con cirugía o radioterapia tanto para
mejorar el control local como para reducir la frecuencia de metástasis a distancia.
Los cánceres precoces de la mucosa bucal son igualmente curables tanto por
radioterapia como por escisión adecuada. Las circunstancias individuales de
cada paciente y la experiencia de profesionales locales influyen en la
selección del tratamiento. Los cánceres más grandes requieren resección
integrada con reconstrucción del defecto por colgajos pedículos.
Lesiones tempranas (T1 y T2) de la lengua anterior pueden ser controladas por
cirugía o por radioterapia sola. Ambas modalidades producen tasas de curación
de 70% a 85% en lesiones tempranas. Escisiones moderadas de la lengua, aun
hemiglosectomía, a menudo pueden resultar en una incapacitación del habla
sorprendentemente menor con tal que el cierre de la herida sea tal que la
lengua no quede pegada hacia abajo. Sin embargo, si la resección es más
extensa, pueden presentarse problemas de aspiración de líquidos y sólidos y
dificultad para ingerir además de dificultades del habla. Algunos pacientes
con tumor de la lengua requieren casi una glosectomía total. Las lesiones
grandes requieren generalmente un tratamiento combinado de cirugía y radiación.
Las tasas de control para lesiones más grandes están en el orden de 30% a 40%.
Según las pruebas clínicas y radiológicas de la complicación, los cánceres de la
encía inferior, que son exofíticos y susceptibles de la correspondiente
escisión local pueden ser extirpados para incluir porciones óseas. Las
lesiones más avanzadas requieren resección ósea por segmentos,
hemimandibulectomía o maxilectomía, dependiendo del grado de la lesión y de su
ubicación.
Lesiones tempranas de la encía superior o del paladar duro sin complicación
ósea pueden tratarse con la misma efectividad tanto con cirugía sola como con
radioterapia sola. Las lesiones avanzadas infiltrantes y de ulcerosas deberán
ser tratadas mediante una combinación de radioterapia y cirugía. La mayoría de
los cánceres primarios del paladar duro son de origen de glándulas salivales
menores. El carcinoma primario de células escamosas del paladar duro es poco
común y estos tumores generalmente representan invasión de carcinomas de
células escamosas que surgen en la encía superior lo cual es mucho más común.
Así, el manejo de carcinomas de células escamosas de la encía superior y el del
paladar duro generalmente se consideran juntos. El tratamiento quirúrgico de
cáncer del paladar duro requiere generalmente escisión del hueso subyacente lo
cual produce una abertura en el antro. Este defecto puede llenarse y cubrirse
con una prótesis dental, una maniobra que restaura la ingestión y habla en
forma satisfactoria.
Los pacientes que fuman durante la radioterapia parecen tener tasas más bajas
de respuesta y duraciones de supervivencia más cortas que los que no fuman;[8]
por lo tanto, debe aconsejarse a los pacientes que dejen de fumar antes de
iniciar la radioterapia. Se debe llevar a cabo una evaluación del estatus dental
del paciente antes de la terapia para evitar alguna secuela más adelante.
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