Sello del Departamento de Justicia
Palabras del Secretario de Justicia de los Estados Unidos, Alberto R. Gonzales
En su toma de posesión como el octogésimo
Secretario de Justicia de los Estados Unidos
14 de febrero 2005

Desde el día en que el Presidente anunció mi nombramiento como Secretario de Justicia de los Estados Unidos hace tres meses, con frecuencia he pensado en cómo prepararme mejor para cumplir con las imponentes responsabilidades de este cargo. Fuera de estas paredes, los gritos de aquellas almas impotentes que están lesionadas, privadas de derechos civiles o agraviadas de alguna otra manera pudieran en efecto ser tenues. Mas esos mismos ruegos que solicitan ayuda generan un eco poderoso dentro del Departamento de Justicia. Todo los días, como el constante batir de un tambor, se nos pide que proporcionemos una respuesta a un problema, que obtengamos un recurso, que seamos un paladín - y todos los días este Departamento responde como lo ha hecho una y otra vez a lo largo de la historia de nuestro Estados Unidos amado.

Durante mi confirmación ha habido mucha discusión acerca del papel apropiado del Secretario de Justicia de los Estados Unidos; seguramente un debate importante y legítimo sobre la persona que es vista por muchos como el principal guardián de nuestros derechos y el protector de nuestras libertades. De manera innegable, el Secretario de Justicia de los Estados Unidos es un miembro del gabinete del Presidente, una parte de su equipo. Pero el Secretario de Justicia de los Estados Unidos representa asimismo al pueblo estadounidense y su primera lealtad debe siempre ser a la Constitución de Estados Unidos.

Y así, hoy me pongo de pie para asegurarles que yo entiendo el papel especial de este cargo y para comprometerme a hacer lo mejor que pueda a nombre del pueblo estadounidense para justificar la confianza y la fe que mi nombramiento reflejan.

Me pongo de pie también para expresar mi agradecimiento a todos ustedes aquí y en todo el país, quienes aunque brevemente, me han acompañado en mi camino. Temo que mis palabras sean inadecuadas para comunicar mi gratitud por ustedes haberme levantado cuando tropecé. ¿Puede un hijo pagar la deuda reflejada en toda una vida de sacrificios por parte de sus padres? ¿Puede un esposo expresar con palabras y hechos apropiados su amor y respeto por los muchos años de afecto y lealtad por parte de una esposa amorosa? ¿Puede un amigo componer un mensaje de suficiente agradecimiento para un Presidente que ha sido una inspiración y un mentor?

Mamá, Becky, Sr. Presidente, no creo que pueda, ni tengo la intención de siquiera intentarlo en esta ceremonia abreviada, aparte de reconocer, desde el fondo de mi corazón, cuánto cada uno de ustedes ha significado en mi vida. Espero que en los años venideros mi servicio como Secretario de Justicia de los Estados Unidos sirva para honrar vuestra fe y vuestra confianza en mí.

Finalmente, me pongo de pie para abrazar a los empleados del Departamento de Justicia. Asumo este cargo sabiendo que el enfoque de los dedicados hombres y mujeres de esta institución está ubicado en la protección de las vidas y las libertades de nuestros ciudadanos. Se lograron avances tremendos en la guerra contra el terrorismo bajo el liderazgo del Secretario de Justicia de los Estados Unidos John Ashcroft. Le agradezco su servicio a nuestro país y a la causa de la libertad. Al igual que John, no soy sino un instrumento en nuestra batalla en pro de la libertad y la protección de nuestros derechos. Tengo confianza que en los días y años que tenemos por delante, nosotros en el Departamento trabajaremos conjunta e incansablemente para abordar el problema del terrorismo y otras amenazas a nuestra nación y para enfrentarnos a la injusticia con integridad y devoción a nuestros más elevado ideales.

Estados Unidos es mi hogar ------- creo en su promesa y haré lo que pueda para garantizar esa promesa para generaciones futuras de nuestros hijos. Estados Unidos es grande - no debido a nuestro poderío militar ni a nuestra fuerza económica - sino gracias a la grandeza de los estadounidenses, y doy la bienvenida a la oportunidad de pararme hombro con hombro con todos ustedes para preservar nuestro patrimonio colmado de "libertad y justicia para todos".

Gracias y que Dios continúe bendiciendo a Estados Unidos de América.

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