Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales en la Conferencia de Invierno de 2007 de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado

Washington, D.C.
12 de febrero de 2007

Buenas tardes.

Cuando era un niño en Texas, mi familia no tenía demasiado. Vivíamos en un vecindario obrero en un pueblo llamado "Humble" (humilde, en inglés). No había autos particulares que nos llevaran a la escuela, no había canchas de fútbol y no se hablaba de la universidad. La mayoría de los vecinos eran hispanos. Cuando niños, jugábamos en las calles y en las orillas de un pantano cercano. Pero el Día de Elecciones, personas de mi vecindario, de mi familia, tenían el mismo poder que todas las demás personas de cualquier otro vecindario de los Estados Unidos. Este hecho me llamaba la atención cuando era pequeño.

Más adelante en mi vida, tuve el honor de ser secretario de estado, cuando se me dio la oportunidad de proteger los derechos electorales de todos los electores de Texas.

En esa época, me di cuenta de que el respeto que yo tenía por la votación no lo compartían todos, que había cierto nivel de apatía entre la gente. Quería apelar a una generación más joven que podría sentirse tan inspirada como yo.

Una de mis memorias favoritas de esa época fue mi participación en el evento "Rock to Vote" en Dallas con la cantante/compositora popular Lisa Loeb. Fue una gran oportunidad para aprender algo sobre el tipo de música que escuchaban los jóvenes, y me emocionó el entusiasmo de los jóvenes presentes, su pasión por la democracia. Realmente me dio ánimo con relación al futuro de nuestra nación. Mi oficina también produjo un Anuncio de Servicio Público, emitido en todo Texas, en el cual niños contaban a sus padres por qué era importante que votaran, lo importante que era para su futuro.

Jóvenes escribieron redacciones sobre la votación y la democracia para un concurso estatal, y el ganador del concurso vino a Austin.

Porque me importaban tanto los derechos electorales, me decepcionaba de cierta manera que una de las preguntas más comunes que me hacían, incluidos mis hijos, pero también muchos adultos, era: "¿Qué haces como Secretario de Estado?

La verdad es que es raro que una persona realmente comprenda lo que hace un secretario de estado o un funcionario electoral estatal. Es más probable que las personas estén familiarizadas con los papeles de un Secretario de Justicia estatal o Tesorero estatal o Comisionado Tributario estatal. A la gente le puede impresionar el cargo de uno, pero no están seguros de lo que uno hace. Sin embargo, en la mayoría de los estados uno custodia los propios cimientos de todos los derechos de los ciudadanos de los Estados Unidos.

¿Qué puede ser más poderoso que eso?

El derecho que uno protege cada día siempre ha estado basado en la Constitución, si bien requirió enmiendas críticas y las que ocurrieron más tarde: Específicamente, la 15ª Enmienda en 1870, la cual otorgó el derecho del sufragio a los ciudadanos negros, y la 19ª Enmienda, la cual extendió dicho derecho esencial también a las mujeres.

A pesar de ser críticas, dichas enmiendas no tenían el poder de erradicar el racismo o el sexismo; como dijo el Presidente Bush, "es mucho más fácil cambiar la ley que cambiar un corazón humano".

Era necesario más trabajo. La Ley de Derechos Electorales, promulgada por el Congreso 95 años más tarde, reforzó la 15ª Enmienda. Pero el racismo no había muerto. Algunos corazones no cambiaron, pero para ese entonces contábamos con los recursos esenciales, en el gobierno, para ayudar a las personas protegidas por la 15ª Enmienda y penalizar a quienes la transgredieran. Y "Nosotros, el Pueblo" se volvió una frase que era realmente un reflejo de la realidad de los Estados Unidos.

Valoro el trabajo de este grupo en hacer valer la Ley de Derechos Electorales, y valoro su apoyo a la renovación de la Ley el año pasado.

Más tarde, el Congreso usó su autoridad para promulgar otra ley federal necesaria que tratara de los derechos electorales básicos de nuestros ciudadanos: la Ley Electoral de Ciudadanos Ausentes Uniformados y en el Extranjero.

En los últimos años, con tantos miembros de las fuerzas armadas destinados en lugares remotos como Irak y Afganistán, el Departamento de Justicia, en asociación con autoridades electorales estatales, ha hecho del control del cumplimiento de esta ley una prioridad aún mayor.

Valoro todo lo que este grupo ha hecho, y hará en el futuro, para proteger dicho derecho para nuestros hombres y mujeres uniformados.

Como saben, una ley federal más reciente, la Ley Ayude a los Estados Unidos a Votar, exigió el uso de equipos electorales accesibles y otros procedimientos electorales en elecciones federales. Sé que la Ley Ayude a los Estados Unidos a Votar [Help America Vote Act (HAVA)] creó una gran cantidad de trabajo para los Secretarios de Estado, y valoro el gran trabajo que han realizado con plazos tan cortos. Comprendemos el desafío de crear y poner en práctica una base de datos estatal.

Asimismo, el cumplimiento de la Ley Nacional de Registro de Electores ha presentado algunos retos interesantes para autoridades electorales estatales. La exigencia de mantener "registros de electores precisos y correctos" puede parecer obvia o simple a los electores que, con todo derecho, exigen elecciones sin obstáculos, pero ustedes y yo sabemos que no es nada fácil.

El mantener un registro de electores es un papel que ustedes debían cumplir en la estructura de elecciones, y todos realizaron bien el trabajo, pero sé lo difícil que puede ser confeccionar una única lista estatal precisa a partir de lo que parecería ser una cantidad enorme de listas locales distintas.

En los casos indicados, como ustedes saben, el Departamento de Justicia iniciará litigios para asegurar registros de electores precisos, y deseo asegurar que todos ustedes sepan que, en gran parte, hacemos esto para ayudarles con su tarea. Tenemos la capacidad de atraer cierta atención al problema. En ciertas circunstancias, eso puede realmente ayudar a resolver el desafío que esté enfrentando el estado. Luego, probablemente logremos una orden por consentimiento para resolver la demanda. Evidentemente, esa es nuestra primera opción para resolver estas diferencias.

Cuando hablo sobre derechos electorales a este grupo, sé que estoy tratando de convencer a los ya convencidos. Pero también sé que sus trabajos son difíciles, y que a todos nos vienen bien los recordatorios de vez en cuando de lo afortunados que somos de poder tener un papel en mantener a nuestra Constitución y la visión de nuestros padres fundadores vivas para todos los ciudadanos de los Estados Unidos.

Al prepararme para hablarles hoy, recordé las palabras simples de un Presidente que fue uno de los más grandes promotores de la libertad personal en los Estados Unidos, antes de ser eliminado por un asesino. Irónicamente, el Presidente Lincoln dijo cierta vez que "El voto es más fuerte que la bala".

De hecho, como todos ustedes saben tan bien, el derecho al voto es la base sobre la cual se hacen valer, protegen y edifican todos los derechos. Permite que cada ciudadano exprese su opinión y defienda todos sus demás privilegios. Me agrada la manera en que la Corte Suprema lo caracterizó: el "preservador de los demás derechos".

Nuestros conciudadanos suelen dar por sentado el poder del voto. Suelen olvidar que ha probado ser, una y otra vez, más fuerte que una bala...y que los padres fundadores previeron que el día de elecciones sería el nacimiento y el renacimiento de nuestro gobierno.

Es por eso que es tan importante que todos ustedes sigan trabajando arduamente en instar a sus electores a ejercer su derecho al voto. Sé que ustedes opinan enérgicamente, como yo cuando era Secretario de Estado y ahora, que desperdiciar esa oportunidad es dejar de aprovechar el hecho de vivir en la nación más grandiosa del mundo.

El momento en que se emite un voto es poderoso. Es el mejor recordatorio a un ciudadano de que nosotros, el pueblo, tenemos el poder en nuestro país.

Una fuerte presencia electoral es, también, el mejor recordatorio a las autoridades públicas de que el pueblo es su jefe. No necesitamos realizar revoluciones violentas en este país. Contratamos y despedimos a nuestras autoridades gubernamentales a través del voto, un acto tanto sumamente potente como extremamente civilizado.

Los pueblos del mundo que luchan contra la corrupción y por derechos electorales más amplios y transparentes, envidian la pureza y fuerza de ese momento, el momento en que se emite un voto en una elección en los Estados Unidos.

Al escribir "Nosotros, el Pueblo", los fundadores utilizaron la perspectiva, la voz del Pueblo. Lamentablemente, dejaron a otras generaciones la tarea de asegurar que los negros y las mujeres participaran en dicha voz.

Ese preámbulo simple adquirió fuerza a lo largo de los años y aún hoy indica muy claramente que el poder de esta gran nación está en las manos del Pueblo, y que el mismo se presta a sus representantes a través de sus votos.

Los padres fundadores entendieron que era importante que los estados administraran las elecciones, las suyas propias así como las elecciones para cargos federales. Creían que los gobiernos más próximos al pueblo deben rendir más cuentas al pueblo.

Significa que el trabajo que ustedes realizan es realmente primordial para la visión de los fundadores, y creo que es sumamente importante que eduquemos al público sobre el hecho de que las elecciones son una responsabilidad a nivel estatal. Después de todo, cuanto más se comprenda, más se puede valorar el proceso electoral.

Ya sea a través del combate al fraude o el mantenimiento de una buena base de datos de registro de electores, el propósito de ustedes es el mismo:

Promover la voluntad de las personas, la propia premisa del gobierno de los Estados Unidos.

Dicho de otra forma: El proteger el derecho a votar y la integridad de las elecciones es fundamental para preservar lo grandioso de esta nación.

Me enorgullece servir con ustedes cuando necesitan al Departamento de Justicia, hombro a hombro.

Por ejemplo, las elecciones singularmente difíciles e importantes del año pasado en la ciudad de Nueva Orleáns, devastada por el huracán, fueron un triunfo de la colaboración estatal, local y federal. Los retos eran muchos, el trabajo de equipo fue sobresaliente, y las elecciones fueron un éxito. Ese es el tipo de trabajo que sabemos que somos capaces de realizar, como equipo, en toda situación.

Bases de datos. Listas. Máquinas de votar que funcionen. Nuevamente, este es trabajo realizado en los bastidores, y sé que es trabajo que puede parecer una carga cuando la orden viene del gobierno federal.

Pero espero que, independientemente de la carga de trabajo necesaria para mantener las elecciones en sus estados, siempre cuenten con la inspiración del gran propósito de sus trabajos.

Porque las elecciones justas y democráticas realmente hacen que nuestro país sea especial. Este derecho esencial, el derecho al voto, también es un privilegio. Es precioso y efectivamente exige nuestra reverencia.

En un discurso a la NAACP el verano pasado, poco antes de haber firmado la renovación de la Ley de Derechos Electorales, el Presidente contó la historia del padre de Condoleezza Rice, su lucha para registrarse para votar y el orgullo que sintió cuando finalmente reivindicó sus derechos plenos como ciudadano de los Estados Unidos y emitió su primer voto. Se trata de una memoria clara de nuestra Secretaria de Estado nacional, no una mención desvaída en un libro de historia. Estas historias solo pueden servirnos de inspiración a todos.

Ustedes protegen un sistema que ha proporcionado esperanza y oportunidad a generaciones de ciudadanos de los Estados Unidos y, de hecho, a personas de todo el mundo. A medida que nuestra defensa de derechos electorales y protección contra el fraude electoral han evolucionado, nuestro compromiso hacia los valores fundadores de nuestro país debe renovarse: libertad, igualdad y justicia para todos debe significar cada día más para nosotros.

Estoy orgulloso del trabajo que ustedes realizan para asegurar que cada Día de Elecciones suene con el eco de esas palabras del comienzo de nuestra historia como nación: "Nosotros, el pueblo". Nosotros, en el Departamento de Justicia, somos sus asociados en asegurar que siga viva la visión de nuestros fundadores, por lo cual continuaremos siguiendo el ejemplo de ustedes. Y, por favor, hágannos saber cómo podemos ayudar a que se realice esta labor increíblemente importante.

Nuevamente, gracias por su trabajo, y que Dios bendiga su labor para que las elecciones sigan siendo verdaderamente abiertas, imparciales y justas.

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