Los musulmanes que viven hoy en Estados Unidos representan gran cantidad de movimientos e identidades: inmigrantes y nativos,
sunitas y shiítas, conservadores y liberales, ortodoxos y
heterodoxos. Si bien es difícil determinar las cifras
exactas del número de musulmanes que forman parte de la
población actual de Estados Unidos, algo más de la
mitad de ellos pertenecen a familias inmigrantes de primera,
segunda o tercera generación.
Aun cuando había algunos musulmanes entre los esclavos
africanos que fueron traídos a trabajar en las plantaciones
del sur de Estados Unidos en los siglos XVIII y XIX, muy pocos de
ellos conservaron su identidad islámica. Por eso la
mayoría de los estudiosos del Islam concentra su
atención en los inmigrantes musulmanes que llegaron a
Occidente procedentes del Medio Oriente, hacia el final del siglo
XIX. Esas migraciones musulmanas a Estados Unidos han tenido lugar
en lo que se puede considerar una serie de períodos
distinguibles, llamados a menudo "oleadas", aunque los
historiadores no siempre están de acuerdo en cuanto a
qué es una oleada.
Los primeros inmigrantes llegaron entre 1875 y 1912 de las
áreas rurales de lo que hoy son Líbano, Siria,
Jordania, la Autoridad Palestina e Israel. La región,
conocida entonces como la Gran Siria, era gobernada por el Imperio
Otomano. La mayoría de los hombres procedentes de esa
región eran cristianos, aunque algunos pertenecían a
grupos musulmanes. Varones económicamente motivados,
solteros en su mayoría, trabajaban como obreros y mercaderes
con la intención de quedarse sólo el tiempo necesario
para ganar el dinero suficiente para llevar a sus familias de nuevo
a su patria. Algunos huían de la conscripción en el
ejército turco. Poco a poco empezaron a establecerse en la
parte oriental de Estados Unidos, el Medio Oeste y a lo largo de la
costa del Pacífico.
LA LEY ESTADOUNIDENSE Y LAS OLEADAS DE INMIGRACION
Después del fin de la Primera Guerra Mundial, la
extinción del Imperio Otomano dio lugar a una segunda oleada
de inmigración desde el Medio Oriente musulmán. Ese
fue también el período del gobierno colonial
occidental en el Medio Oriente, bajo el sistema de mandato creado
para "gobernar" las tierras árabes. La guerra trajo consigo
un grado tal de devastación en Líbano, que muchos
tuvieron que huir sólo para sobrevivir. Un buen
número de musulmanes decidió mudarse a Occidente,
ahora por razones tanto políticas como económicas.
Muchos vinieron a reunirse con parientes que habían llegado
con anterioridad y ya estaban establecidos en Estados Unidos.
Una nueva ley de inmigración estadounidense, aprobada en
1924, no tardó en contener esa segunda oleada de
inmigración al instituir el "sistema de cuotas según
el origen nacional", que impuso límites a la
inmigración de acuerdo con el origen nacional de la
población nacida en el extranjero que había en
Estados Unidos en 1890 (más tarde se adoptó el
año 1920). Con este sistema, la afluencia de musulmanes a
este país se redujo a un mínimo en la década
de 1930. En ese período, la inmigración se limitaba
en gran parte a parientes de gente que ya residía en Estados
Unidos, pues dicho sistema les daba preferencia. Muchos de esos
residentes ya habían empezado a comprender de que sus
sueños de volver a su patria tal vez no se
realizarían, y que necesitaban el apoyo y la estructura que
su familia les brindaba.
El tercer período de inmigración identificable, de
1947 a 1960, marcó un nuevo aumento del número de
musulmanes que llegaron a Estados Unidos, esta vez de
países mucho más lejanos que el Medio Oriente. En la
Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1953 ya se había
revisado la fórmula de la cuota asignada a cada país
de origen. La ley se basaba en los porcentajes de la
población estadounidense en este país en 1920 y los
inmigrantes de aquella época provenían sobre todo de
Europa Occidental. Sin embargo, los musulmanes empezaron a llegar
de otras regiones del mundo, como Europa Oriental (sobre todo de
Yugoslavia y Albania) y de la Unión Soviética; unos
cuantos emigraron de la India y Pakistán a raíz de la
división del subcontinente en 1947. Así como muchos
de los primeros inmigrantes musulmanes se habían mudado a
regiones tanto rurales como urbanas de este país, los que
llegaron con esta tercera oleada tendían a ser de origen
urbano y casi siempre establecían su residencia en ciudades
importantes como Nueva York y Chicago. Algunos eran miembros de
familias de la antigua élite de sus países. En
general, eran más occidentalizados y más educados que
sus predecesores, y llegaron con la esperanza de recibir más
educación y capacitación técnica en Estados
Unidos.
La cuarta y más reciente oleada de inmigración
musulmana llegó después de 1965, el año en que
el presidente Lyndon Johnson patrocinó un proyecto de ley de
inmigración que rechazó el antiguo sistema de cuotas
basadas en el origen nacional. En el nuevo sistema se dio
preferencia a los familiares de residentes en Estados Unidos y a
quienes tenían las destrezas ocupacionales que se juzgaba
necesarias en este país. La nueva ley señaló
un nuevo rumbo en la historia estadounidense, pues hizo posible por
primera vez, desde el inicio del siglo XX, que a alguien se le
permitiera entrar al país sin tomar en cuenta su origen
nacional. A partir de 1965, la inmigración procedente de
Europa Occidental empezó a disminuir notablemente y se
produjo el aumento correspondiente en el número de personas
que venían del Medio Oriente y Asia. En esta época,
más de la mitad de los inmigrantes llegados a Estados Unidos
desde esas regiones eran musulmanes.
Así pues, hasta las últimas décadas del
siglo XX, la mayoría de los musulmanes decidían venir
a Estados Unidos para mejorar su economía o su
educación, pero algunos de los que emigraron después
de la Primera Guerra Mundial lo hicieron debido a la turbulencia
política. Pues bien, la inestabilidad política en los
países de origen ha sido un motivo principal de gran parte
de la inmigración musulmana reciente en Estados Unidos.
Algunos de los eventos específicos que han traído a
Occidente a inmigrantes y refugiados en busca de escape y asilo
son: la derrota militar de los estados árabes por los
israelíes en 1967 y la guerra civil en Líbano y su
secuela.
La revolución iraní y el ascenso al poder del
ayatollah Khomeini en 1979, seguidos de una guerra exhaustiva entre
Irán e Iraq que duró casi un decenio, hicieron que
algunos iraníes emigraran hacia el oeste. Muchos se han
establecido en Estados Unidos y un buen número de ellos se
ha reubicado en California. Se estima que ahora hay casi un
millón de iraníes en Estados Unidos. Desde la
ocupación de Kuwait por Iraq y la Guerra del Golfo
Pérsico, un gran número de curdos ha venido a este
país. Otros recién llegados a causa de conflictos
políticos y la guerra civil son musulmanes de Somalia,
Sudán y otras naciones de Africa, de Afganistán, o
bien refugiados musulmanes que huyen de la depuración
étnica en la ex Yugoslavia.
Durante decenios, diversos tipos de pugnas en la India y
Pakistán han inducido a mucha gente del subcontinente a
buscar un ambiente más tranquilo en Occidente. Inglaterra y
Estados Unidos han sido destinos muy populares. A pesar de que los
emigrantes de Pakistán, la India y Bangladesh representaron
casi siempre una pequeña parte de la inmigración
musulmana a Estados Unidos en el siglo XX, sus filas se han
engrosado mucho en los últimos decenios y tal vez ya
rebasaron la cifra de un millón. Los musulmanes
pakistaníes e indios, muchos de los cuales son profesionales
competentes, tales como médicos e ingenieros, han
desempeñado un papel importante en el desarrollo de grupos
políticos islámicos en este país y en el
liderazgo no religioso de las comunidades de las mezquitas. Hoy va
en aumento el número de musulmanes que llegan de naciones
como Indonesia y Malasia; muchos de esos inmigrantes están
muy bien capacitados y asumen a menudo posiciones de liderazgo en
el Islam estadounidense.
UNA COMUNIDAD COMPLEJA
Los musulmanes árabes, tanto sunitas como shiítas,
todavía son una porción importante de la comunidad
islámica en Estados Unidos. Cada día es más
común que ellos sean profesionales muy bien preparados y
exitosos, y que incluso encabecen el desarrollo de un Islam
estadounidense trasnacional y de etnias múltiples.
Además, turcos, europeos orientales, y emigrados de muchas
naciones de Africa, como Ghana, Kenia, Senegal, Uganda,
Camerún, Guinea, Sierra Leona, Liberia, Tanzania y varias
más, son miembros muy visibles de la compleja comunidad que
conforma el umma estadounidense. Los inmigrantes musulmanes no
sólo buscan la forma de relacionarse entre sí y
trabajar juntos con eficacia, sino también encaran el
problema de cómo alternar con los miembros de los diversos
grupos musulmanes afroestadounidenses. A los inmigrantes africanos
recientes, la mezcla de religión y etnia les parece a veces
demasiado compleja.
En los primeros días de la inmigración
árabe a Estados Unidos, a principios del siglo pasado,
muchos musulmanes - lo mismo que los inmigrantes de primera
generación de todas las nacionalidades - aprovecharon la
oportunidad de prosperar en empleos modestos, ya sea como
trabajadores migratorios, pequeños comerciantes o mineros.
Muchos musulmanes árabes trabajaron como vendedores
ambulantes porque eso no requería un gran dominio del
idioma, capacitación o capital. Otros trabajaron en grupos
de jornaleros, como los que ayudaron a la rápida
expansión de los ferrocarriles en el Oeste. Cuando las
mujeres musulmanas vinieron a reunirse con los inmigrantes varones
que ya estaban en este país, a menudo hallaron empleos en
talleres y fábricas donde trabajaban largas horas en
condiciones muy difíciles. Los primeros años no
fueron fáciles para los musulmanes en Estados Unidos; muchos
sufrieron la soledad, la pobreza y el desconocimiento del
inglés, además de la falta de parientes y
correligionarios.
Sin embargo, al cabo del tiempo, un número cada vez mayor
de musulmanes comprendió poco a poco que el regreso a su
patria ya no era una opción real y empezaron a establecerse
en el contexto norteamericano. En una u otra forma se casaron: los
jóvenes que no hallaban una novia musulmana, la mandaban
traer de su país de origen o, en ciertos casos, se casaban
fuera de su religión. Así empezaron a buscar trabajo
en empresas de tipo más permanente, confiando a menudo en
sus destrezas tradicionales, y fundaron restaurantes, cafés,
pastelerías y tiendas de comestibles. Aprendieron
inglés, empezaron a adquirir más independencia
económica y buscaron a otros musulmanes para formar
comunidades en las que pudieran impartir educación religiosa
a sus hijos.
No obstante, la vida en Estados Unidos rara vez fue fácil
para los musulmanes. Se dice a menudo que ésta es "una
nación de inmigrantes", un "crisol étnico" de todas
las razas e identidades étnicas, pero sin duda
existía el prejuicio racial, sobre todo en la época
anterior al movimiento de los derechos civiles en los años
60.
Durante largos años, la reacción de muchos
inmigrantes musulmanes consistió en tratar de ocultar su
identidad religiosa y étnica, cambiar su nombre para que
sonara más norteamericano y abstenerse de participar en sus
propias prácticas rituales y de usar ropa que pudiera
hacerlos parecer "diferentes" del ciudadano promedio. Poco a poco,
a medida que la comunidad de inmigrantes musulmanes se hizo
más numerosa, mucho más diversificada, mucho mejor
educada y mucho más inteligible el conocimiento de sí
misma, sus intentos de mezclarse con la sociedad estadounidense han
cedido el sitio a discusiones más refinadas sobre la
importancia de vivir en Estados Unidos, pero conservando al mismo
tiempo el sentimiento de la cultura religiosa propia. Parte del
contexto de esas discusiones tuvo su origen en la formación
de comunidades musulmanas sunitas y shiítas en las zonas
rurales y urbanas del país, y en años más
recientes en las organizaciones islámicas nacionales que
representan varias formas de asociación religiosa,
política, profesional y social.
ESTABLECIDOS EN TODO EL TERRITORIO
Ya son pocos los lugares de Estados Unidos donde no es posible
hallar musulmanes que viven, trabajan y envían a sus hijos
a escuelas públicas; los recintos reconocibles del culto
islámico (mezquitas, casas renovadas e incluso locales
comerciales) son muy comunes.
Las primeras comunidades musulmanas de Estados Unidos se
establecieron en el Medio Oeste. En Dakota del Norte, los
musulmanes se organizaron para orar en los inicios del siglo XX; en
Indiana se fundó un centro islámico allá en
1914; y en Cedar Rapids, Iowa, se alza la mezquita más
antigua que aún está en servicio. Dearborn, Michigan,
en las afueras de Detroit, ha sido por largo tiempo lugar de
residencia de musulmanes, tanto sunitas como shiítas,
llegados de muchas partes del Medio Oriente. A buen número
de ellos los atrajo la oportunidad de trabajar en la planta de la
Ford Motor Company y, una vez formada la comunidad, otros
musulmanes han venido a reunirse con ellos. En conjunto con
cristianos del Medio Oriente, estos musulmanes de Michigan
conforman el asentamiento árabeestadounidense más
numeroso del país.
Otras ciudades estadounidenses importantes se han destacado
también como sitios favorables para los musulmanes que
emigran a este país. Los astilleros de Quincy,
Massachusetts, en las afueras de Boston, han dado empleo a los
inmigrantes musulmanes desde las postrimerías del siglo XIX.
El actual Centro Islámico de Nueva Inglaterra, que fue el
sueño de un pequeño grupo de familias que se
establecieron allí en los albores del siglo XX, es hoy un
importante complejo de mezquitas que atiende a gente de negocios,
maestros y otros profesionales, además de comerciantes y
trabajadores fabriles.
El Islam ha estado presente y visible en la ciudad de Nueva York
durante más de un siglo. Durante la mayor parte de su
historia, Nueva York, la mayor ciudad de Estados Unidos, ha sido la
sede de una rica variedad de grupos étnicos y en su
población musulmana ha habido marinos mercantes,
comerciantes, artistas del espectáculo, profesionales y
dueños de empresas importantes. Los musulmanes de esta urbe
representan un amplio espectro de nacionalidades de casi todos los
países del mundo. La actividad de construcción de
mezquitas ha florecido en Nueva York. Las organizaciones
islámicas nacionales consideran esta ciudad como un lugar
especialmente fructífero para ampliar sus actividades y por
todas partes está surgiendo un gran número de
escuelas islámicas, elementales y de alto nivel, y
también tiendas y empresas de musulmanes.
Otra de las primeras sedes de los inmigrantes musulmanes fue
Chicago, Illinois, donde algunos dicen que el número de
residentes musulmanes a principios del siglo XX era mayor que en
ninguna otra ciudad de Estados Unidos. Los musulmanes que hoy viven
en Chicago provienen del Medio Oriente, la India, el centro y el
sur de Asia y muchas otras partes del mundo. Se dedican a promover
su fe, brindan una gama de servicios a la comunidad islámica
y actúan tanto entre sí como con los no musulmanes.
Más de 40 grupos de musulmanes se han establecido en Chicago
y su área metropolitana.
Asimismo, los musulmanes de las ciudades de Los Angeles y San
Francisco, en California, han hallado en ellas un clima grato donde
pueden prosperar. También ellos representan a la
mayoría de las áreas originales del mundo
musulmán y, hoy día, incluyen a afganos,
somalíes y ciudadanos de otros países de Africa. El
Centro Islámico del Sur de California es una de las
entidades musulmanas más grandes de Estados Unidos y su
personal está bien capacitado y es muy conocido por sus
escritos y liderazgo comunitario. Las impresionantes instalaciones
materiales de ese centro proveen virtualmente todos los servicios
que la comunidad de inmigrantes musulmanes puede llegar a
necesitar.
Los inmigrantes musulmanes modernos siguen enfrentando
desafíos como residentes en Estados Unidos y tratan de
resolverlos en muy diversas formas. Los temas de identidad,
ocupación, vestido y aculturación son de especial
importancia para muchos musulmanes en este país. Otros
problemas importantes son las relaciones entre grupos musulmanes
racial y étnicamente diferentes, y también con otros
musulmanes estadounidenses; cómo y dónde impartir una
educación islámica a sus hijos; y cómo
determinar las funciones y oportunidades apropiadas para las
mujeres. Muchos pasan de una fase en que estaban disociados de la
corriente principal de la vida estadounidense a una
participación más activa en la arena política
y social. Tal parece que los musulmanes de Estados Unidos entran
ahora en otra etapa de su identidad en la cual ese tipo de
problemas se enfrentan y resuelven de maneras nuevas y creativas.
El resultado puede ser que esté en vías de surgir un
Islam en verdad estadounidense, entretejido en la trama de muchas
identidades nacionales, raciales y étnicas.