Buenos días.
Como empleados del Departamento de Justicia, somos componentes de una red de servidores civiles y soldados uniformizados que defienden y protegen la vida y la libertad estadounidenses - y estoy muy orgulloso del trabajo que realizamos para evitar ataques como los del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, esta mañana, en este aniversario, también somos simplemente ciudadanos de los Estados Unidos. Somos patriotas que recuerdan a sus hermanos y hermanas que fallecieron esa mañana espantosa.
Henry James escribió que "la pena viene en olas grandes...pero roda sobre nosotros, y aunque pueda ahogarnos, nos deja en el lugar y sabemos que si es fuerte, somos más fuertes, ya que pasa y nosotros permanecemos".
Hoy nos damos cuenta de que somos, de hecho, más fuertes que la pena, y que somos incuestionablemente más fuertes que nuestros amigos que nos provocaron la pena.
Si bien jamás olvidaremos, no tendremos miedo...y nunca nos daremos por vencidos en la lucha por nuestro país, la defensa de nuestra libertad preciada.
Recuerdo, hoy, lo que dijo el Presidente en el primer aniversario de los ataques. Dijo que nosotros, como país, debemos a las familias del 11 de septiembre "el monumento más perdurable que podemos construir: un mundo de libertad y seguridad hecho posible por la manera en que los Estados Unidos lidera, y por la manera en que los ciudadanos de nuestro país viven sus vidas".
Creo que cada empleado aquí, en el Departamento de Justicia, es un componente de la construcción de ese monumento, y cada uno de ustedes debe estar orgulloso de su labor, especialmente en este día de remembranza.
Intentamos evitar ataques futuros y, en última instancia, vencer en la guerra contra el terrorismo. Lo hacemos para que "estos muertos no hayan muerto en vano, para que esta nación tenga un nuevo nacimiento de la libertad, y para que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la tierra".
Les pido que me acompañen en un momento de silencio.
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