Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto R. Gonzales en el Malka Brender Hall del Edificio Trubowitz de Leyes en la Universidad de Tel Aviv

27 de junio de 2006

Buenas tardes.

Es un privilegio estar aquí y agradezco la oportunidad de hablar hoy con ustedes de temas de gran importancia para nuestros dos países. En particular, me gustaría hablar de la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo y el delito internacional.

Todos los días, funcionarios de las fuerzas del orden público estadounidenses e israelíes participan en una campaña en común contra el terrorismo y el delito internacional. Luchamos para proteger a nuestros ciudadanos de amenazas terroristas y criminales. Trabajamos incansablemente contra los males del comercio internacional de narcóticos. Luchamos para proteger a nuestros niños de traficantes de personas y pornógrafos infantiles. Luchamos contra la corrupción.

Pero el vínculo entre los Estados Unidos e Israel va más allá de compartir estas luchas en común contra la injusticia. Israel, como los Estados Unidos, es una nación con un profundo respeto por el imperio de la ley. Ambos países gozamos de sociedades abiertas y democráticas sostenidas por libertades civiles y derechos individuales. E Israel es una nación que cree, como los Estados Unidos, que la mejor manera de combatir el terrorismo y el delito internacional es mediante trabajo en equipo a nivel internacional.

Para vencer a las fuerzas del terrorismo y el delito internacional se requiere de una asociación sólida y continua, no solo entre los Estados Unidos e Israel, sino entre todas las naciones pacíficas del mundo. Como Secretario de Justicia de los Estados Unidos, he sido testigo del poder de la cooperación internacional en diversos desafíos de seguridad nacional y de coacción.

Por ejemplo, en la lucha contra el terrorismo, la cooperación internacional puede desbaratar conspiraciones violentas y extremistas, disminuir su capacidad de cometer actos terroristas y finalmente llevar a los terroristas ante la justicia. Y en nuestra lucha más amplia contra el delito internacional, la cooperación internacional puede contribuir a vencer el delito organizado, capturar y extraditar a fugitivos, reducir la corrupción global y detener el flujo de drogas ilegales a través de nuestras fronteras.

Es precisamente mi gran convicción en la cooperación internacional la que motivó mi viaje al Medio Oriente e Israel esta semana. He venido a conversar cara a cara con mis colegas. He venido a establecer y fortalecer las relaciones que son vitales para nuestra seguridad mutua. Y he venido a hablar de las maneras en las que podemos mejorar nuestra colaboración para beneficio de todos nuestros ciudadanos.

Hoy me gustaría contarles algunas de las maneras en las que el Departamento de Justicia coopera con sus asociados internacionales de las fuerzas del orden público en todo el mundo.

Obviamente trabajamos codo a codo con muchas otras naciones en la guerra global contra el terrorismo. Pero no hemos descuidado la lucha contra otras formas de delito internacional por luchar contra el terrorismo. De hecho, a pesar de las enormes demandas que tiene el Departamento en el mundo pos 11/9, nunca hemos tenido un mayor compromiso con la lucha contra el delito.

Cooperamos con nuestros asociados internacionales para combatir desde el delito organizado y el tráfico de drogas hasta la delincuencia cibernética, el tráfico de personas, la corrupción y los delitos contra la propiedad intelectual. Trabajamos como equipo y estamos progresando mucho. Quizás nuestra labor en esas áreas no siempre llegue a los titulares de las noticias, pero es vital para preservar el imperio de la ley.

Me gustaría empezar hablando brevemente de la guerra contra el terrorismo: la labor internacional que sí llega a las portadas todos los días. En esta lucha global, el gobierno de los Estados Unidos ha solicitado ayuda de nuestros asociados internacionales y logrado nuevos niveles de cooperación sin precedentes. Esa cooperación a menudo ha traído como resultado importantes condenas contra el terrorismo en tribunales de los EE.UU.

La cooperación internacional, sin embargo, no solo se trata de condenas muy comentadas. Se trata de establecer relaciones de trabajo diarias entre funcionarios de las fuerzas del orden público a nivel mundial.

Esa es la razón por la cual el Departamento de Justicia de los EE.UU. ha enviado a agregados del FBI a diversas embajadas alrededor del mundo, entre ellas la de Israel, para ayudar en investigaciones sobre terrorismo. Asimismo, hemos enviados fiscales del Departamento de Justicia a docenas de países para que brinden asistencia en el enjuiciamiento de todo tipo de delitos internacionales, entre ellos los delitos de terrorismo.

En la guerra global contra el terrorismo, los Estados Unidos invierten el tiempo y los recursos necesarios para desarrollar asociaciones internacionales sólidas. Pero esas asociaciones traen beneficios que van mucho más allá de la guerra contra el terrorismo. También resultan vitales para la lucha contra otros tipos de delito internacional.

Por ejemplo: uno de los tipos de delito internacional más dañino es el tráfico de drogas. Las drogas ilegales destruyen vidas y ponen en peligro la seguridad pública. Pero me enorgullece decir que la comunidad internacional de las fuerzas del orden público trabaja conjuntamente día a día para alejar las drogas de nuestras calles y comunidades.

Hace mucho tiempo que Israel y los Estados Unidos trabajan juntos para combatir el tráfico de drogas. Sé que muchos de ustedes seguramente conozcan el caso de Ze’ev Rosenstein, quien recientemente fue extraditado a los Estados Unidos por Israel. El pasado marzo, Rosenstein se presentó ante el tribunal federal de los EE.UU. en Miami para enfrentar cargos de conspiración para importar y distribuir éxtasis.

La acusación formal cubre un período de dos años durante el cual se acusa a Rosenstein de encabezar una compleja red de narcotráfico, la cual operaba en cuatro continentes y envió mucho más de un millón de pastillas de éxtasis a los Estados Unidos.

En su decisión del 30 de noviembre de 2005 de extraditar a Rosenstein, la Corte Suprema de Israel declaró, cito: "Actualmente la cooperación internacional en la lucha contra el delito tiene una mayor importancia y ningún estado debería ser mezquino respecto de pedidos de asistencia por parte de otros estados. La extradición de delincuentes ha pasado a ser un medio fundamental en la lucha contra el delito".

Estoy totalmente de acuerdo. La verdad es que llevar a Rosenstein ante la justicia no hubiera sido posible sin la excelente labor conjunta de las autoridades estadounidenses e israelíes. En particular, el enjuiciamiento de Rosenstein ha involucrado la cooperación estrecha y total del Ministerio de Justicia de Israel y la Policía Nacional de Israel.

El caso Rosenstein resalta una de maneras más importantes de cooperación con nuestros asociados internacionales de las fuerzas del orden público: nuestra sólida red de tratados de extradición y los tratados de asistencia legal mutua. Estos acuerdos permiten que los Estados Unidos brinden y reciban asistencia para obtener evidencia y llevar a los fugitivos ante la justicia en todo el mundo.

En total, los Estados Unidos tienen más de 150 acuerdos de asistencia legal mutua y extradición, entre los que se encuentran un tratado moderno de asistencia legal mutua con Israel y un protocolo para actualizar el tratado de extradición entre los EE.UU. e Israel pendiente ante el Senado de los EE.UU. Esos acuerdos son un componente central de nuestra estrategia internacional de coacción en diversos temas.

El gran avance de la tecnología le ha traído muchos beneficios a los ciudadanos de nuestros países, pero también ha creado un nuevo campo de batalla para el delito de grandes dimensiones. En la actualidad, los delincuentes pueden dañar a ciudadanos estando a miles de millas de distancia con solo presionar una tecla o realizar una llamada telefónica. Esta realidad hace que la dedicación internacional para combatir el delito cibernético sea una prioridad moderna, debemos trabajar para adelantarnos a los conocimientos tecnológicos de los delincuentes.

Nos enorgullece trabajar codo a codo con Israel en esta labor. Por ejemplo, tanto los EE.UU. como Israel son miembros de la "Red Permanente de Puntos de Contacto" del G8. La Red facilita la rápida cooperación internacional de las fuerzas del orden público en casos en los que hay evidencia electrónica, ya que este tipo de evidencia a menudo puede desaparecer al instante. Los países participantes designan un punto de contacto con el propósito de brindar asistencia investigativa en casos de delito por computadora 24 horas al día, 7 días a la semana. Esta Red se ha empleado en delitos de alta tecnología y delitos en los que terroristas y otros delincuentes utilizan Internet para comunicarse.

También se están realizando avances para erradicar la pornografía infantil. Entre 1995 y 2005, los enjuiciamientos del gobierno de los EE.UU. por pornografía infantil aumentaron en un 358%, de 344 casos en 1995 a 1,576 casos en 2005. Muchos de esos casos son el resultado de una exitosa cooperación internacional.

Un ejemplo de esa cooperación fue la Operación Falcon, una investigación internacional sobre pornografía infantil que hasta la fecha ha producido 576 órdenes de allanamiento, 341 arrestos domésticos y 703 arrestos en el extranjero, 254 acusaciones formales y 241 condenas. En la Operación Falcon, los Departamentos de Justicia y Seguridad de la Patria de los EE.UU. trabajaron codo a codo con nuestros asociados internacionales para desmantelar a proveedores comerciales de pornografía infantil en Internet y proteger a víctimas jóvenes y vulnerables de los horrores del abuso sexual.  

Otros tipos de delito internacional también amenazan a los más débiles. Uno de esos tipos es el tráfico de personas, una forma moderna de esclavitud.

Casi todos coinciden en que el tráfico de personas es una de las prácticas delictivas más depravadas del mundo. Pero estos delitos ocurren con mayor frecuencia que lo que nos gustaría creer. La comunidad global debe renovar su compromiso con el trabajo conjunto para desbaratar redes de tráfico y organizaciones que compran y venden a seres humanos como esclavos y mercancía.

Es vital compartir información y evidencia para librar esta batalla. También resulta imprescindible ayudarnos entre todos a extraditar a traficantes de personas para que se enfrenten a la justicia por sus abominables acciones.

Les doy un ejemplo convincente de esto: en un caso, una persona mexicana fue acusada de reclutar a mujeres y muchachas sin educación de zonas empobrecidas de México y obligarlas a participar en un negocio de prostitución a gran escala en México y Nueva York. Las víctimas del traficante eran esclavizadas de la manera más espantosa, con sus vidas y cuerpos destrozados, y eran golpeadas si no generaban suficiente dinero.

Con la asistencia de las autoridades mexicanas, el Departamento de Justicia pudo obtener la evidencia necesaria para encausar al traficante en un tribunal federal en Nueva York.

También trabajamos codo a codo con nuestros asociados internacionales para luchar contra el tráfico de personas de maneras menos visibles. Este mes, presenté un informe anual ante el Congreso respecto de la labor del gobierno de los EE.UU. para combatir el tráfico de personas.

El informe detallaba la labor del Departamento de Justicia para asistir con la redacción de legislación contra el tráfico en países como Azerbaiján, Georgia y México. Especialistas del Departamento realizaron tareas de capacitación con funcionarios de las fuerzas del orden público de todo el mundo – incluyendo a Israel – sobre enjuiciamiento por tráfico sexual. Y los programas de capacitación policial y enjuiciamiento en el extranjero del Departamento han ayudado a naciones que van desde Costa Rica hasta Indonesia a fortalecer su capacidad de investigar y enjuiciar delitos de tráfico de personas.

Además de delitos violentos y abusivos como la pornografía infantil y el tráfico de personas, también trabajamos con nuestros asociados internacionales en diversos delitos internacionales, como el robo de propiedad intelectual.

Los delitos de propiedad intelectual han pasado a ser demasiado comunes. Es muy fácil acceder a mercaderías falsificadas y pirateadas – desde CD, DVD y juegos piratas hasta relojes y gafas de sol falsas en las esquinas, y programas para compartir archivos en línea. Aunque es posible que estos delitos les parezcan inofensivos a algunas personas, la realidad es que este tipo de robo es uno de los más dañinos a nuestra economía global.

Los delincuentes que fabrican y venden mercadería falsa les quitan parte de su negocio a vendedores honestos, defraudan a clientes inocentes, se benefician ilegalmente con el trabajo duro de empleados y empresarios, y debilitan nuestros valores comunes de competencia y creatividad. Esta economía clandestina les cuesta miles de millones de dólares a empresas legítimas cada año y les provoca un gran daño a nuestras economías.

El delito contra la propiedad intelectual se ha convertido en un fenómeno claramente global. La era digital ha creado un mundo sin fronteras para grandes conspiraciones delictivas, por lo que nuestra labor de coacción también debe ser global y tampoco debe tener fronteras. Todos los miembros de la economía global tienen la responsabilidad de no dejar que las mercaderías falsificadas estén en el mercado global.

Los Estados Unidos e Israel están trabajando conjuntamente para cumplir con esa responsabilidad. En 2004, los EE.UU. e Israel fueron dos de los 12 países que participaron en lo que fue la mayor labor multinacional de coacción contra la piratería en línea hasta ese momento, denominada "Operación Fastlink".

La Operación Fastlink incluyó la ejecución simultánea de más de 120 allanamientos en 27 estados y 12 países. Esta iniciativa internacional sin precedentes produjo la confiscación o el desmantelamiento de cientos de computadoras y centros ilegales de distribución en línea, y la incautación de programas de informática, juegos, películas y música con copyright copiados ilegalmente con un valor de más de 50 millones de dólares. La Operación Fastlink ya ha producido 30 condenas por delitos mayores en los Estados Unidos.

Me gustaría concluir hablando de iniciativas internacionales para combatir la corrupción en el mundo. El Presidente Bush ha declarado que la corrupción, cito: "dificulta el desarrollo sostenible, socava la confianza en las instituciones democráticas y facilita el delito y el terrorismo internacional".

Es precisamente ese vínculo entre el terrorismo, el delito internacional y la corrupción lo que hace que la lucha contra la corrupción sea una prioridad tan importante para los Estados Unidos.

Por ejemplo, estamos realizando muchas investigaciones sobre violaciones a nuestra Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, que como saben establece que es ilegal que las empresas e individuos estadounidenses que realizan negocios en el extranjero sobornen a funcionarios extranjeros. También trabajamos con ahínco para desarraigar los sobornos en el proceso de reconstrucción de Irak.

Y junto con el Departamento de Estado, trabajamos con nuestros asociados internacionales para incrementar y fortalecer la capacidad de combatir la corrupción de fiscales en todo el mundo.

Además, trabajamos dentro del marco de organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [Organization for Economic Cooperation and Development (OECD)] para ayudar a otros países a combatir la corrupción. La Convención Anti-sobornos de la OECD y el Grupo de Trabajo de la OECD sobre Corrupción, por ejemplo, brindan importantes caminos de cooperación con nuestros colegas para combatir los sobornos en transacciones comerciales internacionales.

La semana pasada, un testigo del Departamento de Justicia testificó ante el Senado de los Estados Unidos a favor de la Convención contra la Corrupción de la Organización para las Naciones Unidas. La Convención contra la Corrupción de la ONU, que los Estados Unidos e Israel han firmado, generará nuevas oportunidades para la cooperación internacional de coacción para combatir la corrupción en todo el mundo.

Entre otras disposiciones, la Convención establece que los países deben criminalizar delitos como sobornos, malversación de fondos, lavado de dinero y obstrucción de la justicia tanto dentro del país como en el extranjero. La Convención también brinda nuevos mecanismos para la extradición y la asistencia legal mutua respecto de delitos de corrupción y lavado de dinero. Por último, la convención facilita el congelamiento y la incautación de ganancias ilegales de funcionarios corruptos.

Consideramos que todas estas medidas tendrán un impacto directo en las iniciativas internacionales para prevenir, investigar y enjuiciar casos de corrupción. Y crearán nuevos caminos para la cooperación internacional en delitos relacionados con la corrupción.

Al luchar contra la corrupción a nivel global, restablecemos la confianza en la democracia y el imperio de la ley. Reforzamos la economía global al fomentar el comercio y las inversiones abiertas. Fortalecemos la estabilidad, integridad y transparencia de los sistemas gubernamentales y económicos en todo el mundo.

Es por eso que seguiremos trabajando con nuestros asociados internacionales para enjuiciar delitos de corrupción e incautar bienes ilegales de funcionarios corruptos.

Para finalizar, desearía agradecerles una vez más por la oportunidad que me brindaron de dirigirme a ustedes hoy. Y en nombre del Presidente Bush, desearía agradecerle a Israel por ser un asociado tan sólido en la guerra global contra el terrorismo y la lucha contra el delito internacional.

En 1967, yo tenía doce años y, aunque ha pasado mucho tiempo desde ese entonces, todavía recuerdo la agitación que hubo cuando se produjo la Guerra de los Seis Días frente a los ojos del mundo. Israel ha sido conformado y fortalecido por los diversos desafíos que ha enfrentado en su existencia. Yo soy optimista sobre el futuro de este país y por la visión de paz articulada por el Presidente Bush y el Primer Ministro Olmert cuando se encontraron en mayo.

Aunque ambos países enfrentemos desafíos domésticos propios – y necesitemos soluciones particulares – hoy en día el mandato de cooperación internacional e iniciativas conjuntas de coacción es más fuerte que nunca. Por lo tanto, debemos adoptar soluciones multilaterales al desafío del delito internacional.

La libertad, la seguridad y la prosperidad no son exclusivas de estadounidenses o israelíes: son las esperanzas duraderas de toda la humanidad. Para proteger esos ideales, los Estados Unidos e Israel deben continuar cooperando estrechamente uno con el otro y con sus asociados en Medio Oriente, Europa y todo el mundo.

Espero que mantengamos nuestra sólida asociación. Gracias.

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