Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados para discurso del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Michael B. Mukasey en la Conferencia y Capacitación Antiterrorismo en Oregón

Portland, Oregón
Miércoles, 13 de agosto de 2008 - 9:00 A.M. PDT

Buenos días.  Me gustaría agradecer a Karin Immergut por organizar esta conferencia y por invitarme a participar.  Sé que organizar una conferencia como esta requiere mucho trabajo, pero obviamente no es nada comparado con el trabajo que requiere su oficina, y que todos ustedes hacen todos los días para cumplir con nuestra misión conjunta de proteger a los Estados Unidos de otro ataque terrorista.

 

Esa meta no puede ser alcanzada solo por el gobierno federal, un gobierno estatal o cualquier fuerza policial local de manera independiente.  La clave para proteger al pueblo estadounidense es nuestra red de prevención y todos ustedes son un componente fundamental de esa red.

 

Hemos visto ejemplos de amenazas graves en todos los Estados Unidos y otros países—en ciudades y pueblos grandes y chicos.  Los ataques del 11 de septiembre estaban dirigidos a Nueva York y Washington, D.C., pero antes de los ataques, los secuestradores estaban dispersos por todo el país, en lugares tan distantes y diferentes como San Diego y Maine.  Esto debe servir de recordatorio de que todos los gobiernos estatales y locales en todo el país deben mantenerse alertas en sus iniciativas para detectar amenazas terroristas en sus comunidades. 

 

Pero realmente no necesito recordarles esto porque Oregón, lamentablemente, no ha estado exento de complots terroristas.  Recordemos el caso de los "Portland Seven" de 2002.  Uno de los primeros agentes de las fuerzas del orden público en tener dudas sobre algunos de los sospechosos de ese caso fue un ayudante de alguacil en el Condado de Skamania.  Esos arrestos demostraron, de manera más que contundente, que en esta lucha necesitamos estar lo más alertas posible.

 

También cabe recordar que el año pasado, Earnest James Ujaama se declaró culpable de cargos asociados con sus intentos de crear un campamento de entrenamiento de jihad en Bly, Oregón.  El arresto de Ujaama nos ayudó a descifrar el complot que llevó a la acusación formal y el arresto de otros terroristas en lugares lejanos, como Abu Hamza al-Masri en el Reino Unido; Oussama Abdullah Kassir en Praga, República Checa; y Haroon Rashid Aswat en Zambia.  El caso de Ujaama es un ejemplo claro de que, primero, lo que originalmente puede parecer una amenaza local muchas veces puede desencadenar en algo muchísimo mayor; y que, segundo, la importancia de trabajar juntos y compartir información es primordial.

 

De hecho, en cierto sentido, es la razón por la que están todos reunidos aquí—los asociados federales, estatales, locales y del sector privado—porque cualquiera de ustedes puede participar en la prevención del próximo ataque.  Cualquiera de ustedes puede encontrar la evidencia; o detectar al sospechoso; o solucionar la vulnerabilidad para que el próximo ataque no tenga éxito.  Es lo que ustedes hacen todos los días; y antes de continuar, quiero agradecerles por eso.

 

Además de la necesidad de cooperación, todos comprendemos la importancia de estrategias a largo plazo para proteger a los Estados Unidos.  Por eso, me gustaría hablarles de lo que considero pasos necesarios al comenzar la transición de este gobierno al próximo.  Esta será la primera transición de este tipo desde el 11 de septiembre de 2001.  Sabemos que quienes ayudaron a perpetrar la atrocidad que se cometió contra nosotros ese día y quienes apoyan y simpatizan con su causa estarán observando a nuestro país en este período de transición.  Estoy comprometido a garantizar que no les demos esperanzas a quienes buscan hacernos daño—y que, el 21 de enero, su análisis sea que nuestra defensa nacional sigue siendo sólida y que seguimos preparados. 

 

Garantizar una buena transición requerirá no solo un análisis concienzudo del panorama general, sino también un enfoque constante en los detalles con conforman ese panorama general.  Debemos asegurar que todas las medidas de seguridad de nuestro país sean compatibles con la mayor amenaza que enfrentamos durante este período de transición, y que respondamos y nos adaptemos al mismo como corresponde. 

 

Hoy me gustaría hablar de dos acontecimientos recientes que mejorarán la seguridad de la nación durante este período de transición tan importante y le darán al próximo gobierno algunas de las herramientas necesarias para protegernos.

 

Primero, como quizás se hayan enterado, hace un poco más de un mes, el Congreso tomó un paso vital al aprobar la Ley de Enmiendas de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera [Foreign Intelligence Surveillance Act (FISA)] de 2008, una legislación bipartidista que brinda a nuestros profesionales de inteligencia autoridades críticas a largo plazo para el monitoreo de objetivos de inteligencia extranjeros ubicados en el exterior.  La capacidad de interceptar y evaluar las comunicaciones electrónicas de los enemigos de nuestro país es una de las armas de defensa más importantes que tenemos. 

 

Todas las mañanas, el Director del Buró Federal de Investigaciones [Federal Bureau of Investigation (FBI)] Robert Mueller, y yo recibimos informes confidenciales sobre amenazas terroristas a nuestra nación y el resto del mundo civilizado.  Como alguien que solía pensar que sabía algo sobre terrorismo, les puedo decir que estos informes dan que pensar.  Enfrentamos a un enemigo que tiene presencia literalmente en cada parte del mundo, pero que en muchos lugares es prácticamente indetectable.  Debido a eso, no puedo hacer suficiente hincapié en la importancia de obtener inteligencia oportuna sobre las capacidades e intenciones de nuestros enemigos. 

 

La Ley de Enmiendas de la FISA moderniza la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de 1978 y garantiza que podremos obtener inteligencia crítica de manera oportuna sobre las comunicaciones de terroristas ubicados en el extranjero.  La promulgación de este proyecto de ley exigió un gran liderazgo bipartidista de ambas Cámaras del Congreso y del Presidente.  Me enorgullece haber trabajado en este tema e informado a los demás sobre la importancia de darles a nuestros profesionales de inteligencia la capacidad de monitorear a nuestros enemigos y proteger nuestro país.  Esta legislación les dará un equilibrio institucional a largo plazo a actividades cruciales de vigilancia de seguridad nacional dirigidas a los terroristas en el extranjero, y al mismo tiempo proporcionará protecciones nuevas sin precedentes para las libertades civiles de los estadounidenses.

 

El segundo acontecimiento que me gustaría comentarles hoy es nuestra labor para desarrollar nuevas Directrices del Secretario de Justicia de los EE.UU. para las actividades del FBI en los Estados Unidos.  Estamos en el proceso de consultarle al Congreso sobre el contenido de estas Directrices y esperamos implementar las Directrices y hacerlas públicas en las próximas semanas.  Quiero aprovechar esta oportunidad para contarles brevemente lo que son estas nuevas Directrices—y lo que no son.

 

Desde los ataques del 11 de septiembre, el FBI ha sufrido la transformación más significativa de su historia.  Hace mucho que el FBI es, y debe seguir siendo, la organización de coacción suprema del país.  Pero después de los ataques, quedó en claro que la misión principal del Buró debe ser detectar y prevenir ataques terroristas.  De más está decir que la misión de seguridad nacional del Buró y su trabajo de coacción no se excluyen mutuamente.  Las técnicas y autoridades tradicionales de coacción penal se utilizaron para enfrentar la amenaza terrorista antes del 11 de septiembre, y han seguido siendo útiles desde ese momento. 

 

Sin embargo, existía un amplio consenso bipartidista—un consenso reflejado en las recomendaciones de dos comisiones de primera clase muy respetadas y una consulta conjunta del Congreso—de que el FBI necesitaba cambiar su enfoque de seguridad nacional de investigar delitos después de que ocurrieran a recolectar la inteligencia necesaria para detectar y prevenir ataques antes de que ocurrieran.  

 

En los últimos seis años, bajo el liderazgo del Director Mueller, el Buró ha realizado grandes cambios institucionales para transformar sus capacidades de inteligencia.  La Sede del FBI actualmente está estructurada para ocuparse de la misión de seguridad nacional y contraterrorismo, con una División de Seguridad Nacional que se enfoca, entre otras cosas, en inteligencia, contraterrorismo y armas de destrucción masiva.  El Director Mueller también ha hecho importantes cambios a la manera en que se recluta, capacita y asciende al personal de seguridad nacional del FBI, para ayudar a desarrollar un cuadro selecto de analistas y operadores de inteligencia.  He trabajado codo a codo con él en estos temas desde mi confirmación en el puesto.

           

La implementación de las nuevas Directrices del Secretario de Justicia de los EE.UU. ayudará a la transformación del Buró en una organización selecta de seguridad nacional.  En la actualidad, existen cinco conjuntos de reglas que gobiernan las actividades investigativas del FBI en los Estados Unidos—para citar solo dos ejemplos, existen directrices distintas que se aplican a las investigaciones penales y de seguridad nacional; estas directrices establecen lo que los agentes pueden y no pueden hacer en estas investigaciones, y qué niveles de aprobación se pueden requerir para el uso de técnicas específicas de investigación. 

 

Algunas de estas directrices han sido revisadas exhaustivamente teniendo en cuenta la misión del FBI después del 11 de septiembre; y cabe destacar que las directrices actuales del Buró para investigaciones de seguridad nacional fueron reacondicionadas en 2003.  No obstante, las reglas principales que gobiernan la realización de investigaciones penales, las investigaciones de seguridad nacional y la recolección de inteligencia extranjera del FBI han seguido siendo regimenes separados establecidos en documentos separados—un conjunto de directrices se aplica a las investigaciones penales, otro conjunto a asuntos de seguridad nacional y así sucesivamente. 

 

Como es de esperarse, esto ha provocado la aplicación de diferentes estándares y procedimientos a actividades comparables del FBI, basándose únicamente en el rótulo o la categoría de la actividad—un resultado que no tiene sentido y que ha confundido a los agentes en el campo.  Por ejemplo, una tarea de vigilancia de un sospechoso de terrorismo se podría considerar razonablemente una investigación delictiva (dado que participar en actos en preparación a actos de terrorismo es un delito), una investigación de seguridad nacional o una tarea de recolección de inteligencia.  

 

Hoy en día, las reglas respecto de qué técnicas de investigación se pueden utilizar en tareas de este tipo y qué niveles de aprobación son necesarios para realizarlas varían según el rótulo dado a la investigación.  Las nuevas Directrices consolidadas tienen el objetivo de eliminar diferencias arbitrarias en los estándares y procedimientos que se aplican actualmente a una actividad según cómo está caracterizada – es decir, si la actividad está descrita como un asunto de “seguridad nacional” o “coacción penal”.  Bajo las nuevas directrices, las medidas de investigación que el FBI puede tomar en una investigación particular no serán determinadas por factores irrelevantes, como el tipo de trámite que el agente utiliza para abrir la investigación.

 

Las revisiones también tienen el objetivo de eliminar distinciones en las reglas existentes, que hacen que, en la práctica, sea más difícil recolectar información sobre amenazas que realizar “investigaciones penales” comunes.  Para citar solo un ejemplo, bajo las directrices actuales, a las fuentes humanas -- “los informantes” o “espías”, como son llamados comúnmente -- pueden asignárseles tareas explícitas cuando el propósito es el de seguir pistas y recolectar información sobre actividades delictivas comunes, pero no cuando el propósito es recolectar información sobre amenazas a la seguridad nacional.  Las nuevas directrices otorgarían la misma flexibilidad para reclutar y asignar tareas a fuentes humanas en contextos de seguridad nacional que en contextos comunes de investigación penal.

 

Asimismo, las nuevas directrices eliminarían las distinciones artificiales en la manera en que se pueden llevar a cabo tareas de vigilancia bajo diferentes conjuntos de directrices.  Actualmente, bajo las directrices de investigación penal, el FBI puede realizar vigilancia física y fotográfica a partir de una pista.  Sin embargo, las opciones de los agentes son más limitadas bajo las directrices de seguridad nacional  Las nuevas directrices eliminarían esta anomalía y otras similares, y asegurarían que un agente que trabaja en una investigación de seguridad nacional tenga las mismas autoridades para realizar tareas de vigilancia que un agente que trabaja en un caso penal.  

 

Las nuevas directrices también brindan reglas más coherentes sobre el acceso de los agentes a la información.  Bajo las directrices actuales, si el FBI recibe una pista de que una persona está asociada a la delincuencia organizada, los agentes pueden acceder a bases de datos comerciales, pero solo las que están abiertas al público (no las que están reservadas a las fuerzas del orden público).  Pero si la pista está relacionada con una amenaza a la seguridad nacional, los agentes pueden consultar un conjunto más amplio de bases de datos.  Las nuevas directrices eliminarán esta distinción y se asegurarán de que las reglas de acceso a la información sean las mismas en todas las categorías de investigaciones.

 

En resumen, las nuevas directrices consolidadas integrarán de manera más completa y armonizarán los estándares que se aplican a las actividades del FBI.  Como resultado, le brindarán al FBI y a otros componentes afectados del Departamento de Justicia una guía más clara, coherente y entendible para sus actividades.  Además brindarán al público en un solo documento las reglas básicas para las operaciones domésticas del FBI.           

 

Estas nuevas directrices también incluirán estándares, procedimientos y autoridades para reflejar que el FBI es una agencia de inteligencia.  Las directrices ayudarán al Buró a recolectar y analizar inteligencia para ser un participante clave en la Comunidad de Inteligencia de los EE.UU.

 

Por ejemplo, las nuevas directrices reconocerán la necesidad de que las actividades de inteligencia del Buró sean más flexibles, protectoras y eficaces para proteger mejor el país y contribuir con las decisiones cruciales de los Estados Unidos.  Las directrices revisadas brindarán autorizaciones claras y exhaustivas para el análisis y la planificación de inteligencia del FBI—para que podamos recolectar, analizar y utilizar todas las fuentes legales de información.  Reconocerán que nuestras tareas de seguridad nacional requieren coordinar y compartir información con otros componentes y agencias con responsabilidades de seguridad nacional.  Las nuevas directrices también eliminarán barreras innecesarias para la coordinación y cooperación, y reconocerán el enfoque coordinado que tenemos a nivel federal y la frecuencia con la que trabajamos con nuestros asociados federales.

           

Hay quienes pueden objetar estas nuevas Directrices precisamente porque autorizan de manera explícita al FBI a recolectar información dentro de los Estados Unidos.  Existen dos respuestas a estas objeciones.  La primera es que esta autorización no es nueva; hace mucho que el FBI tiene la autoridad de recolectar inteligencia en los Estados Unidos, por ley y por orden ejecutiva.  Este documento aclara las reglas por las cuales el FBI cumple con su misión de inteligencia, pero la misión de inteligencia del FBI no es algo nuevo.   

 

La segunda respuesta, que es aún más importante, es que esta misión es esencial—y que además es precisamente lo que le exigimos al FBI después del 11 de septiembre de 2001.  Los terroristas que nos atacaron ese día lo hicieron desde los Estados Unidos; y es por eso que hubo un reconocimiento bipartidista muy acertado después de los ataques de que necesitábamos tener la capacidad—y la autorización—de recolectar inteligencia en los Estados Unidos.  De hecho, fue algo que se pidió a gritos.  Como mencioné anteriormente, la Comisión del 11 de septiembre, la Comisión Silberman-Robb y la Investigación Conjunta del Congreso sobre las Actividades de la Comunidad de Inteligencia llegaron a la conclusión de que el FBI se había vuelto más ágil y eficaz para recolectar y analizar inteligencia.  Yo comprendo y concuerdo con la premisa central de estos informes: que es que tenemos que encarar con seriedad el concepto de recolección de inteligencia en los Estados Unidos.      

           

Como ya mencioné brevemente, estamos en el proceso de explicar las directrices al Congreso.  Nuestro personal ya se ha reunido con cada uno de los comités correspondientes para explicarles por qué esta es una tarea importante y qué cambios estamos realizando a la manera en que el FBI realizará sus actividades a nivel nacional.  Y, lo que quizás es aún más importante, estamos explicando qué es lo que funciona actualmente, qué es lo que mantenemos y qué es lo que no cambiamos.

 

Es por eso que ahora quisiera mencionarles algunas cosas que no permitirán.  No alterarán las reglas anteriores del Departamento que prohíben basar una investigación únicamente en la raza o religión de una persona, o el ejercicio de derechos de la Primera Enmienda.  Las directrices exigirán que todas las actividades tengan un propósito válido y que el FBI las realice según lo establecido en la Constitución y todas las leyes, órdenes ejecutivas, y normas y políticas del Departamento de Justicia aplicables. 

 

Por último, las directrices incluirían medidas sólidas y eficaces de supervisión por parte de muchos componentes del Departamento de Justicia y el FBI, que han sido adoptadas para garantizar que todas las actividades del Buró se realicen de acuerdo con estas leyes y políticas.

 

Todas estas protecciones son importantes – no solo para garantizar que estas herramientas poderosas de seguridad nacional se utilicen correctamente, sino también que el pueblo estadounidense considere que se utilizan correctamente.  Nuestro sistema de gobierno depende del consentimiento de los gobernados—el consentimiento informado de los gobernados.  Desde el instante en que el pueblo cree que no estamos actuando a su favor, ponemos en riesgo toda nuestra autoridad para actuar.  Y el mundo actual es demasiado peligroso como para que perdamos la autoridad de actuar.

 

A medida que avancemos, también aprenderemos de lo que ha tenido éxito.  Hemos distribuido recursos a nivel nacional, internacional y en comunidades de todo el país, a través de programas como las Fuerzas de Tarea Conjuntas contra el Terrorismo, también conocidas como JTTF, que actualmente son más de 100.  En las JTTF, funcionarios federales, estatales y locales trabajan conjuntamente, como un solo equipo, compartiendo datos y trabajando juntos en el área de análisis – porque es más fácil atar cabos sueltos cuando todos los cabos son visibles para todos los que desean atarlos.  Sé que muchos de ustedes participan en la JTTF local aquí en Portland, y sé que pueden dar testimonio del valor de esa asociación. 

 

Me enorgullece nuestro trabajo en equipo y respeto mutuo en esta y otras operaciones conjuntas y espero que todos los presentes que trabajan en las fuerzas del orden público también se sientan orgullosos.  Este tipo de asociaciones quizás sean el mejor ejemplo de cómo han desaparecido los muros que antes nos separaban; cómo las fuerzas del orden público y la comunidad de inteligencia trabajan juntas para proteger al país. 

 

Los terroristas dispersos por todo el mundo no se distraen nunca.  Su odio hacia nosotros no tiene fecha de vencimiento. 

 

Por eso no podemos detenernos en nuestra lucha contra ellos.  No podemos dar vueltas y esperar que otro continúe la lucha.  Depende de cada uno de nosotros, en cada comunidad... debemos avanzar a paso firme.  Sé que podemos triunfar porque también escucho las historias de éxito todas las mañanas.  Escucho lo que podemos descubrir y hacer, y lo que hemos hecho.  Y estoy comprometido a hacer todo lo que esté en mis manos para asegurarme de que esas historias de éxito sigan llegando.

 

Les agradezco a todos por su presencia; les agradezco por su arduo trabajo; y les agradezco por su tiempo.

  

 

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