Un tic facial es un movimiento repetitivo y espasmódico que a menudo involucra los ojos y los músculos faciales.

Los tics se manifiestan con más frecuencia en los niños, pero pueden persistir hasta la vida adulta en algunos casos. Se presentan de 3 a 4 veces más frecuentemente en niños que en niñas y pueden afectar hasta una cuarta parte de todos los niños en determinado momento. Las causas de los tics son desconocidas, pero el estrés parece incrementar la severidad de los tics ya establecidos.

Los tics de corta vida o transitorios son comunes en la niñez y pueden aparecer y desaparecer en cuestión de semanas o meses (trastorno del tic transitorio). Estos tics frecuentemente involucran los ojos o los músculos faciales. Los tics faciales más comunes son parpadeo repetitivo de los ojos, desviación de los ojos, arrugamiento de la nariz y crispaciones de la boca. Aclararse la garganta repetidas veces o emitir sonidos guturales profundos o gruñidos pueden también considerarse tics.

Algunos medicamentos tales como el metilfenidato, empleado para tratar la hiperactividad en niños, se creía precipitaban los tics en niños ya propensos al trastorno. Sin embargo, estudios recientemente publicados no respaldan esta idea y recomiendan estos medicamentos para tratar a los niños con tics y con problemas de atención que frecuentemente se presentan en la misma población.

Existe también el trastorno del tic motor crónico que puede durar años y es extremadamente raro comparado con el tic común de corta duración de la niñez. El síndrome de Gilles de la Tourette es una condición independiente en la cual los tics son un síntoma predominante.

• Movimientos musculares involuntarios repetitivos espasmódicos tales como:
  • parpadeo de los ojos
  • desviación de los ojos
  • arrugamiento de la nariz
  • crispaciones de la boca
  • muecas faciales

• Aclaración repetitiva de la garganta o gruñido

El diagnóstico de un tic se hace generalmente durante el examen físico y no se requieren exámenes especiales. Excepcionalmente, una persona puede requerir un EEG para descartar convulsiones o una actividad tipo convulsión.

Los tics transitorios de la niñez no se tratan, ya que llamar la atención del niño sobre un tic puede aumentar su severidad o demorar su desaparición. Por el contrario, un medio ambiente sin estrés puede ayudar tanto a disminuir la frecuencia de un tic como en acelerar su desaparición.

Si los tics provocan algún tipo de incapacidad, se recomiendan medicamentos como la risperidona, entre otros, para controlarlos.

Se puede esperar que los tics simples de la niñez desaparezcan espontáneamente en un período de meses, mientras que los tics crónicos pueden durar indefinidamente.

En la mayoría de los casos no hay complicaciones.

Se debe buscar asistencia médica si los tics son severos, afectan múltiples grupos musculares o son persistentes.

Muchos casos no se pueden prevenir, pero la reducción del estrés puede ser de ayuda. Algunas veces, se aconseja asesoramiento sicológico para ayudar al niño a aprender a manejar el estrés.