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Nombres alternativos Volver al comienzo
Edema cerebral por grandes alturas; Mal de la montaña; Anoxia por altitud; Mal de las alturas; Edema pulmonar a grandes alturasDefinición Volver al comienzo
Es una enfermedad que puede afectar a los alpinistas, excursionistas, esquiadores o viajeros que ascienden demasiado rápido y generalmente se presenta cuando las personas alcanzan una gran altura (particularmente por encima de los 8.000 pies o 2.400 metros).
Causas, incidencia y factores de riesgo Volver al comienzo
El mal agudo de montaña ocurre por la combinación de la reducción de la presión atmosférica y la baja concentración de oxígeno en las grandes alturas. Los síntomas pueden ir desde leves hasta potencialmente mortales y pueden afectar el sistema nervioso, los pulmones, los músculos y el corazón.
En la mayoría de los casos los síntomas son leves, pero en los casos graves el líquido se acumula en los pulmones (lo que se llama edema pulmonar), causando dificultad respiratoria extrema y disminución posterior del nivel de oxígeno. Se puede presentar inflamación del cerebro (edema cerebral), lo cual puede causar confusión, coma y la muerte sino hay tratamiento.
La probabilidad de sufrir esta afección se incrementa cuanto más rápido la persona asciende a una gran altura. La gravedad de los síntomas también depende de estos factores y de la forma como la persona se esfuerce. Las personas que normalmente viven cerca o a nivel del mar son más propensas a padecer esta afección.
Aproximadamente el 20% de las personas presentan síntomas leves a altitudes entre 6.300 y 9.700 pies (2.000 y 3.000 m), pero es raro que se presente edema pulmonar y cerebral a esas altitudes. Sin embargo, por encima de los 14.000 pies (4.300 m), la mayoría de las personas experimentan al menos síntomas leves. Algunas personas que permanecen a esa altitud desarrollan edema pulmonar o cerebral.
Síntomas Volver al comienzo
Los síntomas que generalmente están asociados con el mal de las alturas de leve a moderado son:
Síntomas que pueden estar asociados con una manifestación de la afección más grave son:
Signos y exámenes Volver al comienzo
La auscultación del tórax con el estetoscopio revela sonidos, llamados crepitaciones, en el pulmón, lo cual puede significar que hay un edema pulmonar.
Igualmente, se puede realizar una radiografía de tórax.
Tratamiento Volver al comienzo
El objetivo fundamental del tratamiento para todas las formas de esta afección es descender a una altitud menor tan rápido y seguro como sea posible, y comenzar inmediatamente una terapia con oxígeno, si hay disponibilidad.
Las personas con mal agudo de montaña severo pueden necesitar hospitalización.
La acetazolamida (Diamox) es una droga que se utiliza para estimular la respiración y reducir los síntomas leves del mal de las alturas. Con este medicamento, no se pueden consumir bebidas alcohólicas y se debe ingerir bastante líquido, ya que puede incrementar la frecuencia de la micción.
El edema pulmonar, acumulación de líquidos en los pulmones, se trata con oxígeno, el medicamento para la presión sanguínea alta llamado nifedipina y, en casos graves, un respirador.
La administración de la droga esteroide dexametasona (Decadrón) puede ayudar a reducir la inflamación del cerebro (edema cerebral).
Las cámaras hiperbáricas portátiles se han desarrollado para permitirle a los caminantes simular sus condiciones a altitudes más bajas sin moverse del lugar en donde están localizados en la montaña. Estos nuevos dispositivos son muy importantes en caso de que el mal tiempo u otros factores imposibiliten el descenso de la montaña.
Expectativas (pronóstico) Volver al comienzo
La mayoría de los casos son leves y los síntomas se mejoran al regresar a una altitud menor, mientras que los casos severos pueden llevar a la muerte debido a la dificultad respiratoria o a un edema cerebral.
En áreas remotas, la evacuación de emergencia puede no ser posible o el tratamiento se puede demorar, lo que podría afectar el pronóstico en forma adversa.
Complicaciones Volver al comienzo
Situaciones que requieren asistencia médica Volver al comienzo
Se debe buscar asistencia médica si se presentan síntomas del mal agudo de montaña, incluso si los síntomas mejoran después de regresar a una altura más baja.
Se recomienda buscar la sala de emergencias o llamar al número local de emergencias (el 911 en los Estados Unidos) si se presenta dificultad respiratoria severa, si se disminuye el estado de conciencia, si hay expectoración con sangre o si se presentan otros síntomas graves. En caso de no poder solicitar ayuda de emergencia, se recomienda descender de inmediato tan rápido y seguro como sea posible.
Prevención Volver al comienzo
La clave para la prevención del problema es la instrucción que se les debe brindar a los montañistas antes de iniciar su ascenso. Los principios básicos son: ascenso gradual, detenerse por uno o dos días a descansar cada 2.000 pies (600 metros) cuando se está por encima de los 8.000 pies (2.400 metros), dormir a una altitud más baja mientras sea posible y aprender cómo reconocer los primeros síntomas a fin de que el grupo pueda regresar a una altitud más baja antes que éstos empeoren.
Los grupos de montañistas que viajan por encima de los 9.840 pies (3.000 metros) deben llevar suficiente suministro de oxígeno para varios días.
La acetazolamida (Diamox) ayuda a acelerar la aclimatación y reduce los síntomas menores. La terapia debe iniciarse un día antes de ascender y continuarse durante uno o dos días durante el trayecto. Esta medida se recomienda para aquellos que realizan ascensos rápidos a grandes altitudes.
Las personas susceptibles a la anemia (en especial las mujeres) deben consultar con el médico acerca de un suplemento de hierro para corregir esta afección antes de viajar a grandes altitudes, ya que las personas anémicas tienen un conteo bajo de glóbulos rojos y, por lo tanto, una cantidad menor de oxígeno en su sangre.
Se recomienda consumir suficientes líquidos, evitar el consumo de alcohol y consumir alimentos relativamente ricos en carbohidratos de manera regular.
Las personas con problemas cardíacos o pulmonares subyacentes deben evitar las grandes alturas.
Referencias Volver al comienzo
Wright A, Brearey S, Imray C. High hopes at high altitudes: pharmacotherapy for acute mountain sickness and high-altitude cerebral and pulmonary oedema. Expert Opin Pharmacother. 2008; 9(1): 119-27.
Marx J. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 5th ed. St. Louis, Mo: Mosby; 2002:2040-2042.
Murray J, Nadel J. Textbook of Respiratory Medicine. 3rd ed. Philadelphia, Pa: WB Saunders; 2000:1853.
Auerbach PS. Wilderness Medicine. 4th ed. St. Louis, Mo: Mosby; 2001:12-19.
Actualizado: 2/19/2008 Versión en inglés revisada por: John E. Duldner, Jr., MD, MS, Assistant Professor of Emergency Medicine, Director of Research, Department of Emergency Medicine, Akron General Medical Center and Northeastern Ohio Universities College of Medicine. Review provided by VeriMed Healthcare Network. Also reviewed by David Zieve, MD, MHA, Medical Director, A.D.A.M., Inc.
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Página actualizada: 26 septiembre 2008 |