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  Anemia

¿Qué es la anemia?

La anemia es una enfermedad en la que la sangre de una persona tiene menos glóbulos rojos que lo normal o los glóbulos rojos no tienen suficiente hemoglobina. La hemoglobina, que es una proteína rica en hierro que le da el color rojo a la sangre, transporta el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo. En las personas con anemia, la sangre no transporta suficiente oxígeno al resto del cuerpo. Como resultado, estas personas se sienten cansadas y presentan otros síntomas, porque su cuerpo no está recibiendo suficiente oxígeno. En los casos graves o prolongados de anemia, la falta de oxígeno en la sangre puede causar daños graves y a veces mortales en el corazón y otros órganos del cuerpo.

Los glóbulos rojos también se llaman eritrocitos. Tienen forma de disco y se ven como rosquillas con un agujero en el centro. Se producen constantemente en la médula esponjosa que se encuentra en el interior de los huesos grandes del cuerpo y normalmente duran 120 días. Su principal papel es transportar oxígeno, pero también retiran el dióxido de carbono (un producto de desecho) de las células y lo llevan a los pulmones para que estos lo eliminen al exhalar. Los glóbulos blancos y plaquetas son los otros dos tipos de células de la sangre. Los glóbulos blancos ayudan a combatir las infecciones. Las plaquetas intervienen en la coagulación de la sangre. En algunos tipos de anemia se observan cantidades bajas de los tres tipos de células de la sangre.

Perspectivas

Las mujeres y las personas que tienen enfermedades crónicas corren más riesgo de sufrir anemia. Muchos tipos de anemia pueden ser leves, de corta duración y de fácil tratamiento. Algunas formas de anemia se pueden prevenir con una alimentación saludable y otras se pueden tratar con suplementos dietéticos.

Ciertos tipos de anemia pueden ser graves, de larga duración y potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan. Las personas que tienen síntomas de anemia deben ir a ver al médico para averiguar si tienen anemia, cuál es la causa, qué tan grave es y cómo hay que tratarla.


Otros nombres de la anemia

Hay muchos tipos de anemia que tienen causas y características específicas. Algunos tipos de anemia son:

  • Anemia aplásica (anemia por insuficiencia de la médula ósea)
  • Anemia de Cooley
  • Anemia de Diamond-Blackfan
  • Anemia de Fanconi
  • Anemia drepanocítica (anemia de células falciformes)
  • Anemia ferropénica (anemia por deficiencia de hierro)
  • Anemia hemolítica
  • Anemia hemolítica autoinmunitaria
  • Anemia perniciosa (anemia por deficiencia de vitamina B12)
  • Anemia por deficiencia de ácido fólico
  • Anemia por pérdida de sangre
  • Talasemia (producción anormal de ciertos tipos de hemoglobina)

¿Cuáles son las causas de la anemia?

La anemia tiene tres causas principales: pérdida de sangre, niveles de producción de glóbulos rojos más bajos que lo normal y tasas de destrucción de glóbulos rojos más altas que lo normal. Uno o más de estos factores pueden causar anemia.

Pérdida de sangre

La pérdida de sangre es la causa más frecuente de anemia, especialmente en el caso de la anemia ferropénica (anemia por deficiencia de hierro). La pérdida de sangre puede ser de corta duración o persistir durante un tiempo. Puede deberse a períodos menstruales abundantes, sangrado del aparato digestivo o urinario, cirugía, trauma o cáncer. Si el sangrado es significativo, el organismo puede perder suficientes glóbulos rojos como para que se produzca anemia.

Niveles bajos de producción de glóbulos rojos

Los niveles de producción de glóbulos rojos más bajos que lo normal pueden ser resultado de una alimentación deficiente en hierro, ácido fólico o vitamina B12. También pueden deberse a enfermedades que le dificulten al organismo absorber los nutrientes hacia la sangre.

Las enfermedades crónicas, como las enfermedades de los riñones y el cáncer, pueden disminuir la capacidad del organismo de producir suficientes glóbulos rojos. Las infecciones, algunas medicinas o las radiaciones que se usan para tratar otra enfermedad pueden lesionar la médula ósea hasta el punto que no pueda producir glóbulos rojos lo suficientemente rápido como para reemplazar los que mueren o son destruidos.

Durante el embarazo, el feto necesita más células de la sangre para desarrollarse. Es posible que la madre no pueda producir suficientes glóbulos rojos para sí misma y para el feto, lo cual puede causar anemia.

Tasas altas de destrucción de los glóbulos rojos

Las tasas de destrucción de glóbulos rojos más altas que lo normal pueden ser el resultado de enfermedades hereditarias de la sangre, como la anemia drepanocítica (anemia de células falciformes), la talasemia (producción anormal de ciertos tipos de hemoglobina) y las deficiencias de algunas enzimas del cuerpo. Estos trastornos dan origen a alteraciones en los glóbulos rojos que los hacen morir en menos tiempo que los glóbulos rojos sanos. En personas con anemia hemolítica, el sistema inmunitario ataca por equivocación a los glóbulos rojos y los destruye en menos tiempo del que necesita el organismo para reemplazarlos.


¿Quiénes corren el riesgo de sufrir anemia?

Poblaciones afectadas

La anemia es una enfermedad frecuente. Más de 3 millones de personas que viven en los Estados Unidos tienen anemia. La enfermedad se presenta a cualquier edad y en todos los grupos raciales y étnicos. Tanto hombres como mujeres pueden tener anemia; sin embargo, las mujeres en edad de procrear corren más riesgo que los hombres. Las mujeres de este grupo de edad pierden sangre en la menstruación y el parto.

Durante el embarazo puede presentarse anemia por deficiencias de hierro y ácido fólico, y por cambios en la concentración de la sangre. Durante los primeros 6 meses de embarazo, la porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos, lo cual diluye la sangre y hace que el hematocrito baje. El hematocrito mide el porcentaje de la sangre que está compuesto por glóbulos rojos

Los adultos de edad avanzada que tienen otros problemas de salud y los niños menores de 2 años también corren más riesgo de sufrir anemia.

Principales factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir anemia están:

  • Alimentación deficiente o inadecuada que contenga poco hierro, vitaminas y minerales
  • Pérdida de sangre por cirugía o lesión
  • Enfermedades crónicas o graves, como las enfermedades de los riñones, cáncer, diabetes, artritis reumatoidea, infección por el VIH, sida, enfermedades intestinales inflamatorias (incluso la enfermedad de Crohn), enfermedades del hígado y enfermedades de la tiroides
  • Infecciones crónicas
  • Antecedentes familiares de anemia hereditaria, como la anemia drepanocítica (anemia de células falciformes en la que los glóbulos rojos tienen forma de medialuna) o la talasemia (producción anormal de ciertos tipos de hemoglobina)

¿Cuáles son los signos y síntomas de la anemia?

El síntoma más frecuente de la anemia es el cansancio (sensación de agotamiento y debilidad). Puede ser más difícil reunir la energía para realizar las actividades normales si usted tiene anemia. Otros signos y síntomas de la anemia son:

  • Dificultad para respirar
  • Mareo
  • Dolor de cabeza
  • Frío en manos y pies
  • Palidez
  • Dolor en el pecho

Todos estos signos y síntomas pueden presentarse porque el corazón tiene que trabajar más para bombear más sangre rica en oxígeno por el cuerpo.

En algunos casos de anemia, el corazón puede latir de forma rápida o irregular. Esto se conoce como arritmia. Con el tiempo, esta arritmia puede lesionar el corazón, haciéndolo aumentar de tamaño y posiblemente causando insuficiencia cardíaca. La anemia puede causar daños en otros órganos del cuerpo porque la sangre no les puede llevar suficiente oxígeno.

La anemia puede deberse a algunas enfermedades y puede empeorar otras. Por ejemplo, algunos tratamientos para el cáncer pueden lesionar la médula ósea que produce los glóbulos rojos o alterar la capacidad de estas células de transportar oxígeno. Esto hace que el paciente con cáncer esté más débil y pueda responder menos al tratamiento. Las personas con infección por el VIH o con sida pueden presentar anemia debido a la infección o a las medicinas que se usan para la enfermedad. La anemia puede hacer que a estas personas les cueste más trabajo responder a otras medicinas.

La anemia puede tener muchos otros efectos. Las personas con anemia que pierden sangre en un accidente grave o una cirugía tienen más probabilidades de necesitar una transfusión de sangre. Las personas que tienen enfermedades de los riñones y anemia tienen más probabilidades de tener problemas del corazón. En algunos tipos de anemia puede haber deshidratación (ingestión de muy pocos líquidos o pérdida excesiva de líquidos en la sangre y el resto del cuerpo). La deshidratación intensa puede causar la muerte.


¿Cómo se diagnostica la anemia?

La anemia se diagnostica mediante la historia clínica del paciente, la exploración física y ciertas pruebas de laboratorio. El médico puede usar estos métodos para determinar la causa, la gravedad y el tratamiento del tipo específico de anemia que usted tenga. Es posible que la anemia entre leve y moderada no tenga síntomas o que éstos sean muy leves. De hecho, a menudo la anemia se descubre por casualidad en pruebas de sangre que se toman para otras enfermedades.

Historia clínica y antecedentes familiares

Es posible que el médico le haga preguntas detalladas sobre muchos síntomas frecuentes en la anemia, entre ellos el cansancio y la debilidad. Tal vez le pregunte si ha tenido una enfermedad o problema de salud que pueda causar anemia, y si está tomando medicinas que puedan causar anemia. También puede preguntarle sobre su alimentación y si tiene familiares con anemia o con antecedentes de esta enfermedad.

Exploración física

El médico le hará una exploración física para determinar qué tan grave es la anemia e investigar las posibles causas. Esta exploración puede consistir en oírle el corazón en busca de latidos rápidos o irregulares, oírle los pulmones en busca de respiraciones rápidas o irregulares, o palparle el abdomen para ver el tamaño del hígado y del bazo. También puede hacerle un examen pélvico o rectal para buscar fuentes comunes de pérdida de sangre.

Pruebas y procedimientos diagnósticos

El médico puede ordenar diversas pruebas o procedimientos para determinar el tipo y gravedad de la anemia que usted tiene. Por lo general, la primera prueba que se usa para diagnosticar la anemia es un hemograma. El hemograma (cuadro hemático) sirve para conocer varias cosas sobre la sangre de una persona, por ejemplo:

  • La concentración de hemoglobina. La hemoglobina es la proteína rica en hierro que se encuentra dentro de los glóbulos rojos y que transporta el oxígeno por el cuerpo. Los valores normales de hemoglobina entre la población general están entre 11 g/dL y
    15 g/dL. Si la concentración de hemoglobina es baja, la persona tiene anemia.
  • El hematocrito. El hematocrito mide el porcentaje de la sangre que está compuesto por glóbulos rojos. Los valores normales del hematocrito entre la población general están entre 32% y 43%. Un hematocrito bajo es otro signo de anemia.

Estos valores normales pueden ser más bajos en ciertas poblaciones raciales y étnicas. El médico puede explicarle los resultados de sus pruebas.

El hemograma (cuadro hemático) también determina:

  • El número de glóbulos rojos en la sangre. Si la cifra de glóbulos rojos es demasiado baja, la persona tiene anemia. Las cifras bajas de glóbulos rojos se observan por lo general con una concentración baja de hemoglobina, con un hematocrito bajo o con ambas cosas.
  • El número de glóbulos blancos en la sangre. Los glóbulos blancos participan en la lucha contra las infecciones.
  • El número de plaquetas en la sangre. Las plaquetas son pequeños fragmentos de células que intervienen en la coagulación de la sangre.
  • El tamaño de los glóbulos rojos. El volumen corpuscular medio mide el tamaño de los glóbulos rojos. En la anemia ferropénica (anemia por deficiencia de hierro), los glóbulos rojos son, por lo general, más pequeños que lo normal. Esto se conoce como microcitosis.

Si los resultados del hemograma (cuadro hemático) confirman que usted tiene anemia, el médico puede pedirle que se haga pruebas adicionales para averiguar la causa y gravedad de la misma, y para determinar el tratamiento correcto. Entre estas pruebas pueden estar:

  • Electroforesis de hemoglobina. Esta prueba evalúa los diferentes tipos de hemoglobina que hay en la sangre. La electroforesis de hemoglobina se usa para diagnosticar tipos de anemia causados por la presencia de hemoglobina anormal en los glóbulos rojos.
  • Recuento de reticulocitos. Los reticulocitos son glóbulos rojos jóvenes. Esta prueba mide la cantidad de glóbulos rojos nuevos que hay en la sangre. Se usa para determinar si la médula ósea está produciendo glóbulos rojos a la velocidad adecuada. Un recuento mayor que el normal indica por lo general que ha habido una pérdida de sangre o que los glóbulos rojos se han destruido antes de terminar su vida normal de 120 días. Un recuento menor que el normal indica una disminución en la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. Las personas que tienen anemia perniciosa (anemia por deficiencia de vitamina B12) tienen concentraciones bajas de reticulocitos.

Para determinar la concentración de hierro en la sangre y el cuerpo se pueden usar varias pruebas, como el hierro sérico, la ferritina sérica, la concentración de transferrina y la capacidad total de fijación del hierro. Como la anemia tiene muchas causas, el médico puede solicitar pruebas para enfermedades como la insuficiencia renal (insuficiencia de los riñones), el envenenamiento por plomo en niños y algunas deficiencias de vitaminas (B12, ácido fólico).

Si el médico sospecha que usted tiene anemia por sangrado interno del estómago o los intestinos, se pueden hacer varias pruebas para descubrir el origen del sangrado. Tal vez le hagan una prueba en el consultorio del médico para ver si tiene sangre en la materia fecal. El médico puede darle un kit para que recoja una muestra en casa. Además le dirá que lleve la muestra al consultorio o que la envíe a un laboratorio.

Si se halla sangre en la materia fecal se pueden hacer otras pruebas para hallar el origen del sangrado. Una de esas pruebas es la endoscopia, en la que se usa un tubo provisto de una cámara diminuta para ver el revestimiento interno del aparato digestivo.

Es posible que el médico quiera hacer un aspirado o biopsia de médula ósea. La biopsia de médula ósea es un procedimiento quirúrgico menor que se usa para retirar una pequeña cantidad de tejido de la médula ósea. El aspirado o la biopsia de médula ósea determinan si la médula ósea está sana y está produciendo suficientes células de la sangre. En el aspirado de médula ósea el médico retira una cantidad pequeña de líquido de la médula ósea a través de una aguja.


¿Cómo se trata la anemia?

Objetivos del tratamiento

El objetivo del tratamiento de la anemia es aumentar la capacidad de la sangre de transportar oxígeno. Esto se logra aumentando el número de glóbulos rojos y la concentración de hemoglobina en los glóbulos rojos para que se acerque lo más posible a los valores normales. Un objetivo adicional es tratar la enfermedad de fondo o la causa de la anemia.

El tratamiento que el médico recete dependerá del tipo de anemia que usted tenga, su causa y su gravedad. Puede consistir en suplementos dietéticos, cambios de alimentación, medicinas o procedimientos médicos, como transfusiones de sangre o cirugía.

Nutrición y suplementos dietéticos

Algunos tipos de anemia se deben a concentraciones bajas de vitaminas o de hierro en el cuerpo. Estas a su vez se pueden deber a una alimentación deficiente o a ciertas enfermedades y problemas de salud. El tratamiento para la deficiencia de vitaminas o de hierro puede consistir en cambiar de alimentación o en tomar suplementos vitamínicos o de hierro. Por lo general, los suplementos vitamínicos son vitamina B12 y ácido fólico. A veces se da vitamina C para ayudarle al cuerpo a absorber el hierro.

Hierro

El cuerpo necesita hierro para producir hemoglobina. El hierro que se encuentra en las carnes se absorbe más fácilmente hacia la sangre que el que se encuentra en verduras y otros alimentos. Para tratar la anemia es posible que el médico recomiende comer más carne (especialmente carnes rojas, como carne de res e hígado), al igual que pollo, pavo, carne de cerdo, pescado y mariscos.

A veces el hierro se administra en forma de suplementos minerales. Por lo general, estos se combinan con multivitaminas y otros minerales que le ayudan al cuerpo a absorber el hierro. Algunos alimentos están enriquecidos con hierro adicional, es decir, se les ha agregado hierro. Entre estos alimentos se incluyen cereales, panes y pasta. Usted puede averiguar cuánto hierro hay en su comida si lee las etiquetas de nutrición de los empaques de alimentos. La cantidad se presenta como porcentaje del consumo diario recomendado.

Otros alimentos que son buenas fuentes de hierro son:

  • Espinacas y otras hortalizas (verduras) con hojas de color verde oscuro
  • Cacahuates (maní), mantequilla de cacahuate y almendras
  • Huevos
  • Guisantes (arvejas), lentejas y frijoles (judías o porotos) blancos o rojos, o frijoles cocidos y enlatados.
  • Frutas secas, como uvas pasas, albaricoques y melocotones (duraznos)
  • Jugo de ciruelas pasas

Vitamina C

La vitamina C le ayuda al cuerpo a absorber el hierro. Las verduras y frutas, especialmente los cítricos, son buenas fuentes de vitamina C en la alimentación. Las frutas, verduras y jugos frescos y congelados por lo general contienen más vitamina C que los enlatados. Las frutas cítricas son las naranjas, pomelos (toronjas), mandarinas y otras frutas parecidas. Si usted está tomando medicinas, pregúntele a su médico o farmacéutico si puede comer pomelo (toronja) o tomar jugo de esta fruta. Esta fruta cítrica afecta la potencia y eficacia de unas cuantas medicinas. Otras frutas ricas en vitamina C son el kiwi, el mango, el albaricoque (chabacano), las fresas (frutillas), el melón cantalupo y la sandía.

Las verduras ricas en vitamina C son el brócoli, los pimientos, los tomates, el repollo, las papas y las hortalizas de hojas verdes, como la lechuga romana, las hojas de nabo (grelos) y las espinacas.

Vitamina B12

Las concentraciones bajas de vitamina B12 pueden llevar a un tipo de anemia llamada anemia perniciosa. Esta anemia se presenta casi siempre porque el cuerpo no es capaz de absorber vitamina B12. A menudo la anemia perniciosa se puede tratar con suplementos que contienen vitamina B12. Entre las buenas fuentes de vitamina B12 están los cereales para el desayuno enriquecidos con esta vitamina. Los productos animales son especialmente ricos en vitamina B12. Entre ellos se cuentan carnes (carne de res, hígado, pollo, pescado y mariscos), huevos y productos lácteos (leche, yogur y queso).

Ácido fólico

El ácido fólico es una forma de vitamina B que se encuentra en los alimentos. El cuerpo necesita ácido fólico para producir y mantener células nuevas. El ácido fólico en las mujeres embarazadas es muy importante para evitar la anemia y asegurar el desarrollo sano del feto. Además de panes, pasta y arroz enriquecidos con ácido fólico sintético, hay buenas fuentes naturales de ácido fólico, como:

  • Espinacas y otras hortalizas (verduras) con hojas de color verde oscuro (la palabra "fólico" viene del latín folium, que significa "hoja")
  • Frijoles (judías o porotos) secos
  • Hígado de res
  • Huevos
  • Plátanos, naranjas, jugo de naranja y otras frutas y jugos

Medicinas

Además de hierro y vitaminas, es posible que el médico le recete otras medicinas para tratar las causas de fondo de la anemia o para aumentar la producción de glóbulos rojos. Algunas de estas medicinas y tratamientos son:

  • Antibióticos para tratar infecciones
  • Tratamiento con hormonas para mujeres adultas y adolescentes que tienen sangrado menstrual abundante
  • Epoyetina, que es una versión sintética de la eritropoyetina, una hormona producida por los riñones que estimula el aumento de la producción de glóbulos rojos
  • Medicinas para evitar que el sistema inmunitario ataque por equivocación sus propios glóbulos rojos
  • Desintoxicación (quelación) para el tratamiento del envenenamiento por plomo o saturnismo, especialmente en niños

Procedimientos médicos

Algunos tipos de anemia grave pueden requerir procedimientos médicos. Entre estos procedimientos se cuentan las transfusiones de sangre y los trasplantes de médula ósea o de células madre.

Transfusiones de sangre

Las transfusiones se ponen a través de una vena. Es necesario hacer pruebas cuidadosas para garantizar que la sangre de la persona que la done sea compatible con la sangre de la persona que la reciba. La sangre transfundida debe ser compatible por lo menos con el tipo de sangre o grupo sanguíneo del receptor (A, AB, B u O) y por lo general con otros factores. Las personas que reciben transfusiones de sangre con frecuencia deben someterse a controles para ver si no tienen sobrecarga de hierro (demasiado hierro en el cuerpo). Si se acumula demasiado hierro, la persona debe hacerse un tratamiento de desintoxicación (quelación) para disminuir el exceso de hierro, que podría causar lesiones en los órganos.

Trasplante de médula ósea o de células madre

Las anemias graves, como la anemia aplásica, que se deben a que la médula ósea no produce glóbulos rojos, a veces se tratan con trasplantes de médula ósea o de células madre. La médula ósea del donante se obtiene de un hueso grande, por ejemplo, de la pelvis. Se administra por transfusión a través de una vena. Las células madre para un trasplante pueden obtenerse de sangre compatible del cordón umbilical, de médula ósea donada por un familiar o de un donante que no sea familiar del receptor pero sea compatible con éste. Al llegar a la médula ósea, las células madre producen células maduras de la sangre.

Cirugía

Puede ser necesario hacer cirugía para controlar o detener una hemorragia grave o potencialmente mortal que esté causando anemia. Por ejemplo, la cirugía puede controlar el sangrado crónico de una úlcera estomacal o del cáncer de colon.

Puede ser necesario extraer el bazo para detener o disminuir las tasas altas de destrucción de glóbulos rojos. El bazo retira del cuerpo los glóbulos rojos viejos. Si el bazo está aumentado de tamaño o enfermo, retira más glóbulos rojos que lo normal, causando anemia.


¿Cómo se puede prevenir la anemia?

Se puede prevenir la recaída de muchas clases de anemia, especialmente de las causadas por deficiencias de hierro o de vitaminas, consumiendo una alimentación rica en esos nutrientes o tomando los suplementos adecuados.

Otros tipos de anemia se pueden prevenir (o se puede prevenir que se vuelvan a presentar) tratando la causa que los produjo, como sangrado interno, o cambiando el medicamento que está produciendo la anemia.

En la mayoría de los tipos de anemia se puede prevenir que la enfermedad empeore informándole al médico los signos y síntomas. Es importante hacerse las pruebas diagnósticas adecuadas y seguir las instrucciones específicas del tratamiento.

Algunas formas de anemia hereditaria, como la anemia drepanocítica (anemia de células falciformes), no se pueden prevenir. Si usted tiene una forma de anemia hereditaria es importante que hable con el médico de sus antecedentes personales y familiares para que pueda iniciar un tratamiento oportuno.


Vivir con anemia

A menudo la anemia se puede tratar o controlar. El tratamiento puede producir beneficios como aumento de la energía y de los niveles de actividad, mejor calidad de vida y una vida más larga. Es muy importante buscar un diagnóstico y un tratamiento oportunos si se tienen signos y síntomas de anemia.

Con tratamiento, la anemia aguda puede durar sólo un día o un tiempo corto. Si la anemia se debe a una enfermedad crónica o hereditaria, los efectos pueden ser constantes o durar toda la vida. La anemia grave o constante que no se trata puede poner en peligro la vida.

Niños y adolescentes con anemia

Como los bebés y niños pequeños están creciendo y desarrollándose tan rápidamente, necesitan más hierro. Se recomienda investigar la presencia de anemia en bebés prematuros y en bebés menores de 6 meses que hayan tenido bajo peso al nacer.

Si su niño tiene anemia, el pediatra deberá preguntarle si ha estado expuesto a plomo y deberá darle consejos sobre una alimentación saludable. Los padres deben hablar con el médico o el profesional de salud de su niño sobre una alimentación saludable y sobre fuentes adecuadas de hierro, vitaminas B12 y C, y ácido fólico. Los suplementos de hierro sólo se deben administrar si se han recetado y en este caso las instrucciones se deben seguir al pie de la letra. Se deben evitar los alimentos y las dietas de moda.

Los adolescentes también corren el riesgo de sufrir anemia, especialmente anemia ferropénica (anemia por deficiencia de hierro), debido a que están teniendo etapas de crecimiento acelerado. Los exámenes de detección de la anemia deben comenzar en la adolescencia y realizarse cada 5 a 10 años. Los niños mayorcitos y los adolescentes que tienen ciertos tipos de anemia grave pueden ser más susceptibles a lesiones o infecciones. El médico de su niño puede decirle qué restricciones hay en cada caso, por ejemplo, no participar en deportes de contacto.

Además, las niñas comienzan a menstruar y pierden hierro en cada período. Se deben hacer exámenes de detección de la anemia y seguimiento adecuado en niñas y mujeres que corran riesgo de sufrir anemia por:

  • Pérdida excesiva de sangre por la menstruación y otras causas
  • Bajo consumo de hierro
  • Antecedentes de anemia

Atención médica de la mujer en el embarazo y el posparto

Durante el embarazo puede presentarse anemia por deficiencias de hierro y ácido fólico, y por cambios en la concentración de la sangre. Durante los primeros 6 meses de embarazo, la porción líquida (plasma) de la sangre de la mujer aumenta con más rapidez que la cantidad de glóbulos rojos, lo cual diluye la sangre y hace que el hematocrito baje.

Se debe hacer un examen de detección de la anemia en la primera consulta prenatal y se debe hacer seguimiento periódico como parte de los cuidados prenatales. La anemia grave hace que aumente el riesgo de un parto prematuro y de que el bebé tenga bajo peso al nacer.

Las mujeres deben hacerse una prueba para detectar anemia entre 4 y 6 semanas después del parto, especialmente si:

  • Durante el embarazo la mujer tuvo anemia que continuó durante el tercer trimestre.
  • La mujer tuvo una pérdida excesiva de sangre durante el embarazo, el parto o el posparto.
  • La mujer tuvo un parto múltiple.

Adultos de edad avanzada

En adultos de edad avanzada, la anemia se debe a menudo a una enfermedad crónica, a deficiencia de hierro o a una alimentación deficiente en general. Aunque la anemia en estas personas acompaña por lo general a otros problemas médicos, los signos y síntomas a veces son inespecíficos y pueden pasar desapercibidos.

  • Si la anemia se debe a cáncer, a enfermedades de los riñones o al tratamiento de estas enfermedades, el médico puede recetar epoyetina (la forma sintética de la hormona eritropoyetina, que estimula la formación de glóbulos rojos en la médula ósea).
  • El médico también puede recetar hierro, vitaminas o suplementos de ácido fólico.

Puntos clave

  • La anemia es una enfermedad en la que la sangre de una persona tiene menos glóbulos rojos que lo normal o los glóbulos rojos no tienen suficiente hemoglobina. Si no hay suficientes glóbulos rojos o hemoglobina, la sangre no transporta suficiente oxígeno al resto del cuerpo.
  • La anemia se puede deber a pérdida de sangre, niveles de producción de glóbulos rojos más bajos que lo normal o tasas de destrucción de los glóbulos rojos más altas que lo normal.
  • La falta de oxígeno hace que las personas con anemia se sientan cansadas y débiles. Otros síntomas consisten en dificultad para respirar, mareo, latidos cardíacos rápidos o irregulares, dolor de cabeza, frío de las extremidades, piel pálida o amarillenta y dolor en el pecho.
  • La anemia es una enfermedad frecuente que afecta a más de 3 millones de personas en los Estados Unidos. Las mujeres y las personas que tienen enfermedades crónicas corren más riesgo de sufrir anemia. Las personas que tienen síntomas de anemia deberían acudir al médico para que éste diagnostique la causa y gravedad de la enfermedad y para que diseñe un plan eficaz de tratamiento.
  • La anemia se diagnostica mediante la historia clínica del paciente y sus antecedentes familiares, la exploración física y ciertas pruebas. Con frecuencia se usa un hemograma (cuadro hemático) para confirmar el diagnóstico de anemia. Pueden ser necesarias pruebas adicionales para determinar la causa y gravedad de la anemia con el fin de recetar un tratamiento eficaz.
  • A menudo la anemia se puede tratar o controlar. El tratamiento puede producir beneficios, como aumento de la energía y de los niveles de actividad, mejor calidad de vida y una vida más larga.
  • Ciertos tipos de anemia pueden ser graves, de larga duración y potencialmente mortales si no se diagnostican y tratan. La falta de oxígeno en el cuerpo puede causar daños en los órganos. La anemia puede lesionar el corazón, que tiene que trabajar más para compensar la falta de células sanguíneas o de hemoglobina.
  • Muchos tipos de anemia se pueden tratar eficazmente con suplementos dietéticos que aumentan las concentraciones de hierro y su absorción hacia la sangre.
  • Algunas formas de anemia se pueden prevenir con una alimentación saludable y rica en vitaminas y minerales, especialmente hierro, que se necesitan para producir glóbulos rojos y hemoglobina.
  • Algunos tipos de anemia pueden ser hereditarios y no se pueden prevenir. Si usted tiene una forma de anemia hereditaria es importante que hable con el médico de sus antecedentes personales y familiares para que se le pueda iniciar un tratamiento oportuno.

Enlaces a otras fuentes de información sobre la anemia

Recursos del NHLBI (solo en inglés)

Recursos que no pertenecen al NHLBI (en español)

Recursos que no pertenecen al NHLBI (en inglés)

Estudios clínicos (solo en inglés)




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