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Oficina del Secretario de Prensa
24 de julio de 2008

Declaraciones del Presidente sobre el Plan Libertad

10:26 A.M. EDT

EL PRESIDENTE: Gracias. Sírvanse tomar asiento. Henrietta, gracias por la amable presentación. Es un honor para mí acompañarlos a todos a expresar la solidaridad de Estados Unidos con todos aquellos que añoran la libertad alrededor del mundo.

President George W. Bush delivers remarks on the Freedom Agenda Thursday, July 24, 2008, in Washington, D.C. White House photo by Chris GreenbergLa Semana de las Naciones Cautivas se conmemoró por primera vez en 1959, en un momento en que el comunismo soviético parecía estar en ascenso. En la reunión inicial, pocos podrían haberse imaginado entonces lo que… que la Guerra Fría terminaría como terminó: con el triunfo de los trabajadores en los astilleros de Polonia, la Revolución de Terciopelo en Praga, la caída del Muro de Berlín y el colapso pacífico de la Unión Soviética. La Semana de las Naciones Cautivas es una oportunidad para que reflexionemos sobre esa extraordinaria historia y para que rindamos homenaje a los valientes disidentes y activistas a favor de la democracia que ayudaron a lograr la victoria de la libertad en la gran lucha ideológica del siglo XX.

La Semana de las Naciones Cautivas también es una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que enfrentamos en el siglo XXI: el desafío de la nueva lucha ideológica contra el extremismo violento. En esta lucha, podemos proseguir con confianza: las naciones libres han enfrentado enemigos decididos en el pasado y han prevalecido, y volverán a prevalecer.

Henrietta, le agradezco su liderazgo en la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (U.S. Agency for International Development o USAID); y quiero darles las gracias a todos los que trabajan para esta agencia tan importante. Les agradezco por estar en los frentes de la compasión, la decencia y la libertad.

Es un honor para mí estar aquí con el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez. Los disidentes cubanos tienen en Carlos Gutiérrez a su mejor amigo. Miren lo que Estados Unidos hace posible… Carlos nació y se crió en Cuba. Hoy es parte del gabinete del Presidente de Estados Unidos. Amo lo que nuestro país representa. Y Carlos, le agradezco por su labor.

Es un orgullo estar aquí con el embajador John Negroponte. Es secretario adjunto del Departamento de Estado. El secretario adjunto de Defensa Gordon England nos acompaña. El embajador Mark Dybul, coordinador de U.S. Global AIDS. Gracias por venir, Mark. Les agradezco por su presencia a los demás miembros de mi gobierno, y a los muchos miembros del cuerpo diplomático que nos acompañan. Me enorgullece estar en su presencia.

Considero que Estados Unidos es la esperanza del mundo porque somos una nación que defiende vehementemente la libertad. Creemos que todo hombre, mujer y niño recibe el don de la libertad de nuestro Creador. Para Estados Unidos, ésa es una convicción fundamental. Esta preciada noción ha guiado a nuestros líderes desde los primeros días de la creación de Estados Unidos.

President George W. Bush delivers remarks on the Freedom Agenda Thursday, July 24, 2008, in Washington, D.C.  White House photo by Chris GreenbergVemos esta convicción en la afirmación de George Washington de que la causa de la libertad, como lo expresó él, esta causa es "la causa de la humanidad".

La vemos en el llamado de Lincoln al "espíritu que atesora la libertad como legado de todos los hombres, en todos los países, en todas partes".

La vemos en la promesa de Wilson de hacer al mundo "seguro para la democracia" en la Primera Guerra Mundial, y en la determinación de FDR de hacer de Estados Unidos "el arsenal de democracia" en la Segunda Guerra Mundial.

La vemos en la promesa de Kennedy de "pagar cualquier precio para asegurar la supervivencia y el éxito de la libertad", y el llamado de Ronald Reagan a "ir en pos de un mundo en el que todos los pueblos por fin sean libres de decidir su propio destino".

En el transcurso de los años, diversos presidentes en diferentes épocas y de diferentes partidos políticos han tomado medidas para defender y promover la causa de la libertad. Estas medidas requirieron una política audaz, como la Ley para Prestar y Arrendar (Lend-Lease Act), el Plan Marshall, el puente aéreo de Berlín, la creación de la OTAN y la Voz de América, el apoyo a los que luchaban por la libertad en Centroamérica y la liberación de Granada y Panamá. Y porque nos mantuvimos firmes en la defensa de esta causa, la libertad prevaleció.

En los albores del nuevo siglo, nuestra creencia en la universalidad de la libertad se ve desafiada nuevamente. Vimos el desafío el 11 de septiembre de 2001. Ese día, terroristas protegidos por un régimen tiránico a miles de millas de Estados Unidos trajeron muerte y destrucción a nuestras costas. Aprendimos lecciones importantes: Para proteger a Estados Unidos, debemos combatir al enemigo en el extranjero para que no tengamos que hacerle frente aquí dentro del país. Y a fin de proteger a Estados Unidos, debemos propagar la esperanza de la libertad para vencer la ideología del odio.

Durante los últimos siete años, eso es exactamente lo que hemos hecho. Desde el 11 de septiembre, reconocemos que estamos en guerra y que debemos detener los ataques antes de que sucedan, mas no esperar hasta que sucedan. Por lo tanto, les estamos dando a nuestros profesionales de inteligencia y seguridad nacional, y a los agentes de la ley, las herramientas que necesitan para detener a los terroristas antes de que vuelvan a atacar. Estamos transformando nuestras fuerzas armadas para hacerles frente a las amenazas de un nuevo siglo. Estamos presionando al enemigo. Hemos capturado o eliminado a miles de terroristas, entre ellos los responsables por los ataques del 11 de septiembre. Hemos derrocado regímenes en Afganistán e Iraq que amenazaban a nuestros ciudadanos y la paz mundial. Y ahora estamos ayudando a los pobladores de esos dos países a luchar contra los terroristas que quieren establecer refugios nuevos desde los cuales lanzar ataques contra Estados Unidos y nuestros amigos.

Pero a largo plazo, la mejor manera de vencer a los terroristas es ofrecer una alternativa de esperanza contra su ideología asesina… y esa alternativa se basa en la libertad humana. Hemos visto un inicio lleno de promesa para la causa de la libertad a comienzos del siglo XXI. En los últimos siete años, hemos visto a los ciudadanos de Afganistán e Iraq surgir de la tiranía y establecer gobiernos representativos. Hemos visto a los ciudadanos en Georgia y Ucrania defender su derecho a elecciones libres e imparciales. Hemos visto a la gente en el Líbano salir a las calles para exigir su independencia. Hemos visto los logros hacia la democracia alcanzados por países como Kuwait y Liberia, Mauritania y Marruecos, y Pakistán.

Es de interés nacional que continuemos el avance de la libertad… porque la historia nos dice que el avance de la libertad es necesario para nuestra seguridad y para la paz mundial. Sólo recuerden la Segunda Guerra Mundial. Durante ese conflicto, Japón y Alemania eran enemigos de Estados Unidos que invadieron a sus vecinos y desestabilizaron el mundo. Y hoy, Japón y Alemania son democracias sólidas y buenos amigos y firmes aliados en la causa de la paz.

Durante la Guerra Fría, los países de Europa Central y Oriental eran parte de la alianza del Pacto de Varsovia que estaba listo a atacar Europa Occidental. Hoy, la mayoría de esos países son miembros de la alianza de la OTAN, que están utilizando su libertad para contribuir al surgimiento de otras jóvenes democracias. En estas experiencias, hemos visto el poder transformador de la libertad. Hemos visto que las sociedades libres no protegen a terroristas ni lanzan ataques no provocados contra sus vecinos. Las sociedades libres son sociedades pacíficas. Y es por eso que Estados Unidos de Norteamérica debe continuar la causa… liderar la causa de la libertad.

Durante los últimos siete años, hemos aprendido que liderar la causa de la libertad requiere combatir la desesperanza en las naciones necesitadas. Combatir la desesperanza contribuye a la seguridad de Estados Unidos, porque la única manera en que nuestros enemigos pueden reclutar a personas para su ideología macabra es explotar la angustia y la desesperanza. Combatir la desesperanza es de  interés moral para nosotros… Los estadounidenses creen que a quienes mucho se da, mucho se exige. Entonces, el desafío para Estados Unidos en los años venideros es continuar ayudando a los pobladores de países necesitados a liberarse de la corrupción, a liberarse de las enfermedades, a liberarse de la pobreza, a liberarse del hambre y de la tiranía.

En los años venideros, Estados Unidos debe continuar usando nuestra ayuda exterior para promover la democracia y el buen gobierno. Una mayor ayuda, de por sí, no contribuirá a que los países superen obstáculos institucionales que retrasan sociedades enteras. Para ser eficaz, nuestra ayuda debe estar dirigida a fomentar el desarrollo de instituciones libres y responsables.

En los últimos siete años hemos aumentado en más del doble el presupuesto federal para programas a favor de la democracia, el buen gobierno y los derechos humanos. Desde el 2001, hemos aumentado en más de 150 por ciento el presupuesto del Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment of Democracy). Hemos transformado la forma en que proporcionamos ayuda al crear la Cuenta del Desafío del Milenio (Millennium Challenge Account), que es una nueva forma de enfocar la ayuda exterior, que ofrece apoyo a los países en desarrollo si combaten la corrupción, promueven el buen gobierno, abren sus economías e invierten en la salud y educación de sus pueblos. El desafío para presidentes futuros y Congresos futuros será asegurar que la generosidad de Estados Unidos siga vinculada a la promoción de la transparencia, la responsabilidad y la prosperidad.

En los próximos años, Estados Unidos debe continuar promoviendo el libre comercio y la apertura a la inversión. A largo plazo, el comercio y la inversión son las mejores maneras de combatir la pobreza y forjar sociedades sólidas y prósperas. En los últimos siete años, expandimos la Ley para el Crecimiento y las Oportunidades en África (African Growth and Opportunity Act), que está propagando la prosperidad al aumentar considerablemente el comercio entre Estados Unidos y África; hemos implementado tratados de libre comercio con 11 países, generando esperanza y oportunidades tanto para nuestros ciudadanos como para los ciudadanos de esos países. Nos estamos esforzando por hacer que éste sea el año en que el mundo llegue a un acuerdo en el ambicioso acuerdo comercial de Doha… que abrirá nuevos mercados para los bienes y servicios estadounidenses, y ayudará a aliviar la pobreza alrededor del mundo. El desafío para presidentes futuros y Congresos futuros es rechazar la falsa tentación del proteccionismo y mantener la apertura comercial mundial.

En los próximos años, Estados Unidos debe continuar combatiendo las enfermedades. Los países afectados por crisis debilitantes de salud pública no pueden forjar sociedades sólidas y prósperas para sus ciudadanos. Estados Unidos está ayudando a dichos países a reemplazar las enfermedades y la desesperanza con salud y esperanza. Estamos trabajando en 15 países de África para reducir a la mitad el número de muertes relacionadas a la malaria. Nuestro Plan de Emergencia para la Mitigación del SIDA (Emergency Plan for AIDS Relief), conocido como PEPFAR, está apoyando el tratamiento de más de 1.7 millones de personas. Y el Congreso pronto aprobará legislación para expandir significativamente este vital programa. Estamos aumentando nuestros esfuerzos para capacitar a trabajadores de salud en los países más pobres, a fin de tratar serias enfermedades tropicales desatendidas, como la ceguera de los ríos y la anquilostomiasis. El desafío para presidentes futuros y Congresos futuros será continuar este compromiso, para que podamos acabar con los estragos del VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades de una vez por todas.

En los próximos años, Estados Unidos debe continuar encabezando la lucha contra el hambre en el mundo. El ganador del Premio Nóbel Norman Borlaug dijo alguna vez: "No se puede consolidar la paz en estómagos vacíos". Los estadounidenses están respondiendo al llamado de alimentar a los hambrientos. Este año, Estados Unidos ha proporcionado más de $1,800 millones en fondos nuevos para aumentar la seguridad alimentaria en el mundo. Somos el mayor proveedor mundial de ayuda alimentaria. Creo firmemente que debemos transformar la forma en que se distribuye nuestra ayuda alimentaria. Una innovadora propuesta es comprar hasta 25 por ciento de nuestra ayuda alimentaria directamente de agricultores en países en desarrollo. Esto contribuiría a desarrollar la agricultura local; ayudaría a interrumpir el ciclo del hambre. Y le pido al Congreso de Estados Unidos que apruebe esta medida lo antes posible. El desafío para presidentes futuros y Congresos futuros será encontrar otras maneras innovadoras de aliviar el hambre, a la vez que se  promueve mayor autosuficiencia en los países en desarrollo.

En los próximos años, Estados Unidos debe continuar abanderando la causa de los derechos humanos. El disidente soviético Andrei Amalrik alguna vez comparó a un Estado tiránico con un soldado que apunta su rifle al enemigo, hasta que por fin se le cansan los brazos y el prisionero escapa. Es importante que no fortalezcamos esos brazos. La función de las naciones libres como la nuestra es ejercer presión en los brazos de los tiranos del mundo y robustecer a los prisioneros que están luchando por su libertad.

En los últimos siete años, nos hemos pronunciado contra los abusos a los derechos humanos por parte de regímenes tiránicos como los de Irán, Sudán y Siria y Zimbabwe. Hemos hablado francamente sobre los derechos humanos con países con los que tenemos buenas relaciones, como Egipto y Arabia Saudita y China. Cumpliendo con este compromiso, hoy renuevo mi llamado para la liberación de todos los presos de conciencia alrededor del mundo, entre ellos Ayman Nour de Egipto, Aung San Suu Kyi de Birmania, Oscar Biscet de Cuba, Riad Seif de Siria.

Para asegurar que nuestro gobierno continúe hablando a favor de quienes no tienen otra voz, recientemente emití una directiva a todos los altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos que trabajan en países no democráticos para que se mantengan en contacto constante con los disidentes políticos y activistas en pro de la democracia. El desafío para presidentes futuros y Congresos futuros es asegurar que Estados Unidos siempre apoye a los que buscan la libertad y nunca dude en arrojar la luz de la conciencia sobre los abusos contra los derechos humanos en el mundo.

Como mencionó Henrietta, están hoy con nosotros personas que han sufrido terriblemente por defender la causa de la libertad, cuya historia inspira a nuestro país, y cuyo ejemplo de resistencia y determinación debe darnos valentía. No voy a mencionar a todos los que conocí, pero me gustaría hacer… mencionar a algunos.

En primer lugar, estamos con Blanca González. Su hijo, Normando Hernández González, permanece en el gulag de Castro por decir la verdad sobre el régimen cubano. Bienvenida. (Aplausos.)

Estamos con Olga Kozulina. Su padre, Alexander Kozulin, permanece en prisión en Belarús por el "delito" de postularse a Presidente. Bienvenida. (Aplausos.)

Estamos con Manouchehr Mohammedi. Él y su hermano fueron brutalmente torturados por las autoridades iraníes. Él fue el único que sobrevivió y escapó. Bienvenido a Estados Unidos. (Aplausos.)

Estamos con Cho Jin Hae, que vio morir de hambre a varios miembros de su familia en Corea del Norte. Fue torturada por las autoridades comunistas. (Aplausos.)

Gracias a todos por venir. Les agradezco a los demás que también se dieron tiempo para reunirse conmigo. Agradezco que sean testamento del anhelo universal de libertad.

Esta mañana, tengo un mensaje para todos aquéllos en el mundo que padecen bajo una tiranía: Sé que a veces les parece que están solos en su lucha. No están solos. Estados Unidos los escucha. Millones de nuestros ciudadanos los apoyan, y la esperanza aún vive, incluso en lugares lóbregos y en momentos trágicos.

Incluso ahora, el cambio está aflorando en lugares como La Habana y Damasco y Teherán. Los pueblos de esos países sueñan con un futuro libre, ponen sus esperanzas en un futuro libre y creen que llegará un futuro libre. Y así será. Que Dios los acompañe en su lucha. Estados Unidos siempre estará con ustedes.

Gracias por permitirme venir, y que Dios los bendiga a todos. (Aplausos.)

        END       10:44 A.M. EDT