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La hepatitis viral y los usuarios de drogas inyectables Millones de estadounidenses sufren de hepatitis viral. Éste es un problema particularmente agudo entre los usuarios de drogas inyectables (UDI). Un conocimiento cada vez mayor del problema ha llevado a emprender nuevas iniciativas, sin embargo, los esfuerzos para prevenir estas enfermedades y reducir sus repercusiones de salud, financieras y sociales tropiezan con obstáculos. La hepatitis viral es un problema de salud grave para el país La hepatitis, literalmente “la inflamación del hígado”, tiene varias causas. La infección viral es una de ellas. En los EE.UU., la hepatitis viral es un problema de salud pública dado que causa enfermedades graves, afecta a millones de personas y está estrechamente ligada al VIH, al uso de drogas de alto riesgo y a las conductas sexuales no seguras. Los tipos más comunes de hepatitis son la A, la B y la C. La hepatitis viral afecta a millones de personas. La infección con el virus de la hepatitis C (VHC) ocurre cuando la sangre (o con menor frecuencia, otros fluidos corporales como el semen o el fluido vaginal) de una persona infectada ingresan al organismo de una persona no infectada. El uso de drogas inyectables es el factor de riesgo más elevado de infección por el VHC. Alrededor de 3.9 millones de estadounidenses han sido infectados con el VHC y 2.7 millones padecen de infección crónica de VHC. El número de personas de grupos minoritarios afectadas por la hepatitis C es desproporcionadamente elevado. Un 3.2% de los afroamericanos y un 2.1% de los de origen mexicano están infectados con el VHC, en comparación con 1.5% de los blancos no hispanos. Estas cifras no reflejan el impacto real del problema porque no incluyen los casos de infección de personas en prisión o sin hogar. En el año 2000 se registraron alrededor de 30,000 nuevas infecciones. La mayor parte de ellas en adultos jóvenes, entre 20 y 39 años. La infección con el virus de la hepatitis B (VHB) ocurre cuando la sangre o fluidos corporales de una persona infectada entran al organismo de una persona no infectada. Las conductas sexuales de alto riesgo (como el tener relaciones sexuales sin protección con varios compañeros) y el uso de drogas inyectables constituyen los principales factores de riesgo. Alrededor de un 5% de la población de los EE.UU. muestra evidencia de infección previa del VHB y aproximadamente 1.25 millones de personas padecen de infección crónica del VHB. Al igual que la hepatitis C, la hepatitis B afecta un número desproporcionadamente elevado de personas de grupos minoritarios. Se estima que alrededor de 73,000 nuevos casos de infección se registraron en el año 2000, la mayoría en adultos jóvenes, entre 20 y 39 años. La hepatitis B se puede prevenir por medio de una vacuna. El virus de la hepatitis A (VHA) se trasmite fundamentalmente de modo oralfecal, cuando una persona coloca algo en su boca (como un alimento o bebida) contaminado con las heces de una persona infectada con el VHA. Los brotes se presentan con mayor frecuencia en áreas superpobladas donde imperan condiciones sanitarias deficientes. También se ha informado de brotes de hepatitis A entre los UDI. El contagio puede ocurrir al compartir drogas y jeringuillas, filtros de algodón, agua y soluciones para mezclar drogas. Alrededor de un tercio de la población de los EE.UU. muestra señales de infección previa del VHA. La hepatitis A se puede prevenir por medio de una vacuna. Los costos médicos y de atención de salud asociados a la hepatitis viral son elevados. Cada año mueren de ocho a diez mil personas por complicaciones de enfermedades hepáticas causadas por la hepatitis C y alrededor de cinco mil fallecen a consecuencia de complicaciones causadas por la hepatitis B. Las enfermedades hepáticas crónicas constituyen la décima causa de mortalidad, y la insuficiencia hepática causada por la hepatitis C es el motivo principal de trasplantes de hígado. Se estima que los costos anuales por concepto de atención médica y pérdida de salarios de las enfermedades hepáticas asociadas con la hepatitis ascienden a unos $600 millones para la hepatitis C y a unos $700 millones para la hepatitis B. Los costos personales y sociales de las enfermedades relacionadas con la hepatitis A son también considerables. La hepatitis viral puede ser traidora. Es común que una infección (aguda) adquirida recientemente vaya acompañada de sólo síntomas leves o de ninguno en absoluto, por lo que es posible que no se diagnostique la hepatitis viral. En caso de presentarse síntomas, éstos pueden ser similares a los del resfriado, además de cansancio, náuseas, dolor en la parte superior del abdomen y, en ocasiones, ictericia. Las personas que contraen una infección del VHA logran eliminar el virus de sus organismos y recuperarse completamente. De este modo desarrollan una inmunidad al virus para toda la vida. La situación es distinta en el caso de la hepatitis B y la hepatitis C.
Muchos de los que padecer de infección crónica --60% de los infectados con el VHB y 70% de los infectados con el VHC- - con el tiempo contraen la enfermedad hepática crónica, situación en la que el virus continúa atacando el hígado. El deterioro puede avanzar hasta constituir una enfermedad grave, como cirrosis, cáncer de hígado e insuficiencia hepática. Esta enfermedad hepática progresiva con frecuencia se desarrolla lentamente durante un período de 20 a 30 años. Debido a que los síntomas son muy leves o inexistentes, la mayoría de las personas que padecen de infecciones crónicas de VHB y VHC ignoran que están infectadas y pueden trasmitir el virus a otros sin saberlo. En muchos casos, los signos y síntomas sólo aparecen cuando la enfermedad hepáticase se ha agravado y los tratamientos son menos eficaces. La hepatitis C es un problema serio.
La hepatitis viral es un problema muy serio entre los UDI Debido a que el VHB y el VHC se transmiten mediante la exposición a sangre y fluidos corporales infectados, los UDI tienen un riesgo muy elevado de contraerlos y propagarlos. Por ejemplo, se estima que un 60% (17,000) de los 30,000 nuevos casos de VHC registrados en el año 2000 se presentaron entre los UDI. Se estima que un 17% (13,000) de los 73,000 nuevos casos de hepatitis B registrados en el año 2000 se presentaron entre los UDI. Las infecciones del VHB y VHC se propagan con relativa rapidez entre los UDI. Alrededor de un 50% a un 80% de los UDI contraen el VHC en los cinco años siguientes al inicio del uso de drogas inyectables. Éste es generalmente el primer virus contenido en la sangre con el que se infectan. Entre el 50% y el 70% de los UDI contraen el VHB en los cinco años siguientes al inicio del uso de drogas inyectables. Existen varios factores que favorecen la propagación rápida de la infección del VHC entre los UDI:
Existen otras circunstancias que contribuyen a la incidencia de hepatitis viral entre los UDI:
La hepatitis viral constituye un problema multidimensional para las agencias y autoridades de salud Desde muchos puntos de vista, el reto de la hepatitis viral, especialmente la hepatitis B y la hepatitis C, se asemeja al del VIH a finales de los ochenta y principios de los noventa. Cada vez existe una mayor conciencia sobre la hepatitis viral como problema de salud pública, pero las agencias, los proveedores de servicios de salud, las organizaciones comunitarias y en general quienes trabajan con personas en situación de riesgo deben enfrentar varios problemas clave:
Tratamiento. Las terapias antivirales para las hepatitis B y C crónicas tienen un costo elevado, además no son completamente eficaces ni tampoco apropiadas para todos aquellos infectados con estos virus. Por eso es difícil determinar si se debe iniciar tratamiento. En aquellos casos en los que se inicia una terapia antiviral, puede resultar complicado supervisar y ajustar el tratamiento durante un período prolongado.
La Estrategia Nacional de Prevención de la Hepatitis C es una respuesta clave En el año 2001, conjuntamente con otras agencias federales, estatales y del sector privado, los CDC lanzaron la Estrategia Nacional de Prevención de la Hepatitis C. Esta acción se enfoca en la reducción de la incidencia de infecciones agudas de VHC en los EE.UU. y el aligeramiento de la carga que representa la hepatitis C crónica. Los componentes principales de dicha estrategia son los siguientes:
Para obtener mayor información sobre la estrategia, visite: http://www.cdc.gov/ ncidod/diseases/hepatitis/spotlightsc_strategy.htm Para obtener más información sobre este tema Visite los sitios web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y de la Academia para el Desarrollo Educativo para consultar estos materiales y otros relacionados:
Visite el sitio web de la Hepatitis Viral de los CDC para obtener materiales informativos y capacitación en línea para profesionales de la salud. Visite estos sitios web para obtener información adicional sobre la hepatitis viral:
Consulte estas fuentes de información (en inglés): Alter MJ, Kruszon-Moran D, Nainan OV, et al. The prevalence of hepatitis C virus infection in the United States, 1988 through 1994. New England Journal of Medicine 1999;341(8):556-562. Alter MJ, Moyer LA. The importance of preventing hepatitis C virus infection among injection drug users in the United States. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes and Human Retrovirology 1998;18(Suppl 1):S6-S10. Armstrong GL, Alter MJ, McQuillan GM, Margolis HS. The past incidence of hepatitis C virus infection: implications for the future burden of chronic liver disease in the United States. Hepatology 2000;31(3):777-782. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). National hepatitis C prevention strategy. Summer 2001. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Recommendations for prevention and control of hepatitis C virus (HCV) infection and HCV-related chronic disease. Morbidity and Mortality Weekly Report 1998;47(RR19):1-39. Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Epidemiologic notes and reports: hepatitis A among drug abusers. Morbidity and Mortality Weekly Report 1988;37:297- 300,305. Garfein RS, Doherty MC, Monterroso ER, et al. Prevalence and incidence of hepatitis C virus infection among young adult injection drug users. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes and Human Retrovirology 18(Suppl 1):S11-S19. Gunn RA, Murray PJ, Ackers ML, et al. Screening for chronic hepatitis B and C virus infections in an urban sexually transmitted disease clinic – rationale for integrating services. Sexually Transmitted Diseases 2001;28(3):166-170. Hagan H, McGough JP, Thiede H, et al. Syringe exchange and risk of infection with hepatitis B and C viruses. American Journal of Epidemiology 1999;149(3):203-213. Hagan H, Thiede H, Weiss NS, et al. Sharing of drug preparation equipment as a risk factor for hepatitis C. American Journal of Public Health 2001;91(1):42-46. Hagan H, Des Jarlais. HIV and HCV infection among injecting drug users. The Mount Sinai Journal of Medicine 2000;67(5- 6):423-428. Hutin Y, Sabin KM, Hutwagner LC, et al. Multiple modes of hepatitis A virus transmission among methamphetamine users. American Journal of Epidemiology 2000;152(2):186-192. Margolis HS, Alter MJ, Hadler SC. Hepatitis B: evolving epidemiology and implications for control. Seminars in Liver Disease 1991;11(2):84-92. National AIDS Treatment Advocacy Project (NATAP). Current review and update on hepatitis C and HIV/HCV coinfection. NATAP; Summer 2001. National Institutes of Health (NIH). Management of hepatitis C. Consensus Development Statement #105. March 24- 26, 1997. Novick DM. The impact of hepatitis C virus infection on methadone maintenance treatment. The Mount Sinai Journal of Medicine 2000;67(5-6):437-443. O’Donovan D, Cooke RPD, Joce R, et al. An outbreak of hepatitis A amongst injecting drug users. Epidemiology and Infection 2001;127(3):469-473. Ompad DC, Fuller CM, Vlahov D, Thomas D. Lack of behavior change after disclosure of hepatitis C virus infection among young injection drug users in Baltimore, Maryland. Presented at 128th Annual Meeting of APHA. Boston, MA. November 12-16, 2000. Thorpe LE, Ouellet LJ, Hershow R, et al. Risk of hepatitis C virus infection among young adult injection drug users who share injection equipment. American Journal of Epidemiology 2000;155(7):645-653. Vento S, Garofano T, Renzini C, et al. Fulminant hepatitis associated with hepatitis A virus superinfection in patients with chronic hepatitis C. New England Journal of Medicine 1998;338(5):286-290. Wong JB, McQuillan GM, McHutchison JG, Pynard T. Estimating future hepatitis C morbidity, mortality, and costs in the United States. American Journal of Public Health 2000;90(10);1562-1569.
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