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Corra por su vida

Un estudio encuentra que las personas que hacen ejercicio viven más y padecen menos discapacidades

Por Amanda Gardner
Reportera de Healthday

(FUENTES: James Fries, M.D., emeritus professor of medicine, Stanford University School of Medicine, Stanford, Calif.; Suzanne Steinbaum, D.O., director, women and heart disease, Lenox Hill Hospital, New York City; Marcia G. Ory, Ph.D., professor of social and behavioral health, Texas A&M Health Science Center School of Rural Public Health, College Station; Aug. 11, 2008, Archives of Internal Medicine)

LUNES, 11 de agosto (HealthDay News/Dr. Tango) -- Tal vez sea posible correr más rápido que la muerte e incluso que las terribles discapacidades que trae el tiempo, al menos por un tiempo.

Una investigación que abarca dos décadas ha encontrado que los corredores de más edad viven más y sufren menos discapacidades que las personas sanas que no son corredoras.

Los hallazgos probablemente apliquen a diversos ejercicios aeróbicos, como caminar, afirmaron los autores del estudio, de la Facultad de medicina de la Universidad de Stanford, cuyos hallazgos aparecen en la edición del 11 de agosto de la revista Archives of Internal Medicine.

"Esto afirma que ser corredor, ser activo, reducirá la discapacidad y aumentará la supervivencia", afirmó Marcia Ory, profesora de salud social y conductual de la Escuela de salud pública rural del Centro de ciencias de la salud Texas A&M de College Station. "Aún tarde en la vida se ven los beneficios de la actividad vigorosa".

En 1980, el autor principal del estudio, el Dr. James Fries, profesor emérito de medicina de la Stanford, escribió un histórico artículo que describía su hipótesis de la "comprensión de la morbilidad". La teoría afirmaba que el ejercicio regular comprimiría, o reduciría, la cantidad de tiempo hacia el final de la vida en que una persona se hallaba discapacitada o incapaz de llevar a cabo actividades de la vida diaria, como caminar, vestirse o levantarse de una silla.

"La enfermedad podría comprimirse entre una edad de inicio más tardía y la muerte, y ese paradigma era controvertido, porque era contrario a la creencia popular y no había pruebas", explicó Fries.

En esa época, muchos expertos consideraban que el ejercicio vigoroso en realidad hacía daño a los individuos mayores. Y correr, en particular, resultaría en una epidemia de lesiones de articulaciones y huesos.

Pero este nuevo estudio prueba lo contrario.

Se le pidió a 284 corredores y 156 "controles", es decir, personas saludables que no corrían, que completaron cuestionarios anuales en California durante un periodo de 21 años. Al comienzo del estudio, los participantes tenían 50 años y corrían en promedio cuatro horas a la semana. Para el final del estudio, los participantes tenían entre 70 y 90, y corrían unos 76 minutos a la semana.

Después de 19 años, apenas el quince por ciento de los corredores había muerto, frente al 34 por ciento de los que no corrían.

Fries, que tiene casi 70 años y corre 20 millas a la semana y juega tenis, señaló que "correr retrasó el inicio de la discapacidad en un promedio de 16 años. Esta cifra es bastante conservadora porque el grupo de control era bastante sano".

Y al alud vaticinado de lesiones ortopédicas nunca se materializó.

Sorprendentemente, la brecha de salud entre los que corrían y los que no corrían no hizo más que aumentar con el tiempo. "Siempre pensé que las dos curvas comenzarían a hacerse paralelas y que con el tiempo, el envejecimiento vencería al ejercicio", apuntó Fries. "Supongo que sucederá, pero no podemos encontrar ni una insinuación de que la brecha se esté cerrando en este momento".

Esto no quiere decir que correr sea la única actividad buena.

"La actividad vigorosa tiene un impacto realmente dramático, pero no podemos ignorar que también hay beneficios útiles en la gente que hace actividad a cualquier nivel, es decir, la gente que solo camina", apuntó Ory. "Es de suma importancia ser físicamente activo toda la vida, no solo a los 20 o a los 40, sino para siempre".

La Dra. Suszanne Steinbaum, directora de mujeres y enfermedad cardiaca del Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York, añadió que "el ejercicio es como el medicamento más potente. Es por mucho lo mejor que uno puede hacer".

Más información

Para más información sobre un envejecimiento saludable, visite el U.S. National Institute on Aging.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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