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Asocian de nuevo algunos medicamentos para el Parkinson con conductas compulsivas

Un estudio muestra que las apuestas, compras y sexo compulsivos, así como comer por atracón, es común entre los pacientes

Por Steven Reinberg
Reportero de Healthday

(FUENTES: Daniel Weintraub, M.D., assistant professor, psychiatry, University of Pennsylvania, Philadelphia; Michael W. Jakowec, Ph.D., assistant professor, neurology, University of Southern California, Los Angeles; June 25, 2008, presentation, Movement Disorder Society's 12th International Congress of Parkinson's Disease and Movement Disorders, Chicago)

MIÉRCOLES, 25 de junio (HealthDay News/Dr. Tango) -- La gente que toma agonistas de la dopamina para tratar la enfermedad de Parkinson está en riesgo de trastornos del control de los impulsos como conductas compulsivas de apuesta, compras y sexuales, informan investigadores de la Universidad de Pensilvania.

De hecho, las personas que toman estos medicamentos en particular son tres veces más propensas a participar en tales conductas en comparación con pacientes de Parkinson que no toman los fármacos.

La conexión no es del todo nueva.

"Los trastornos del control de los impulsos son relativamente comunes en la enfermedad de Parkinson", señaló el investigador principal, el Dr. Daniel Weintraub, profesor asistente de psiquiatría. "En casi el 14 por ciento de los casos tratados de enfermedad de Parkinson, los pacientes padecían al menos uno de cuatro trastornos del control de los impulsos".

Del 14 por ciento, alrededor de un tercio padecía más de un trastorno de control de los impulsos, apuntó Weintraub. Los hallazgos serán presentados el miércoles en el 12 Congreso internacional de la enfermedad de Parkinson y trastornos del movimiento de la Movement Disorder Society, en Chicago.

La mayor parte de la investigación sobre las conductas compulsivas en la enfermedad de Parkinson se enfocan en las apuestas, dijo Weintraub. "Encontramos que otros tres trastornos del control de los impulsos ocurrían igual de comúnmente que las apuestas compulsivas", señaló.

En el estudio, el equipo de Weintraub evaluó esas conductas compulsivas en 3,090 pacientes que tomaban agonistas de la dopamina para la enfermedad de Parkinson, y pacientes de la afección que no tomaban esos fármacos.

Los investigadores dieron seguimiento a los pacientes durante seis meses. El equipo de Weintraub encontró un aumento entre doble y triple en el riesgo de esas cuatro conductas compulsivas entre los que tomaban agonistas de la dopamina.

Además, los pacientes que tomaban levodopa también eran propensos a trastornos del control de los impulsos, dijo Weintraub. Las dosis más altas de levodopa o agonistas de la dopamina aumentaban el riesgo de desarrollar un trastorno del control de los impulsos, aseguró.

"Médicos y pacientes deben ser conscientes de que el desarrollo de uno o más trastornos del control de los impulsos es un factor de riesgo potencial para los pacientes de Parkinson tratados con un agonista de la dopamina", advirtió Weintraub.

Además, los pacientes más jóvenes, los que toman levodopa y los que tienen antecedentes familiares de conductas similares podrían estar en mayor riesgo de desarrollar trastornos del control de los impulsos, apuntó Weintraub.

Debido a que la gente que toma mayores dosis de estos fármacos es más susceptible a los trastornos del control de los impulsos, los médicos deben recetar solo la dosis más alta necesaria para controlar los síntomas de Parkinson, aconsejó Weintraub.

Michael W. Jakowec, profesor asistente de neurología en la Universidad del Sur de California, dijo que "estos trastornos compulsivos reflejan los desafíos clínicos que conlleva el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, sobre todo en el contexto de las estrategias de reemplazo de la dopamina".

Aunque la dopamina es necesaria para el control de aspectos del control motor, también desempeña un papel importante en otras regiones del cerebro, sobre todo las que tienen que ver con los sistemas de recompensa, explicó Jakowec.

"Hay una variedad de conductas a las que tendemos que consisten en un equilibrio entre la recompensa, el refuerzo y la aversión", apuntó Jakowec. "Una disfunción en el sistema de recompensa puede llevar a un desequilibrio de manera que emerjan conductas compulsivas".

Es muy similar a la drogadicción, donde la dependencia a una droga se refleja en una disfunción de la dopamina, apuntó Jakowec.

"Así que no es sorprendente que haya similitudes conductuales entre estos trastornos", dijo Jakowec. "Lo que aprendemos en la enfermedad de Parkinson respecto a las características no motoras del trastorno tendrá un impacto sobre trastornos similares, lo que incluye la drogadicción y los trastornos compulsivos".

Más información

Para más información sobre la enfermedad de Parkinson, visite el National Institute of Neurological Disorders and Stroke.


Artículo por HealthDay, traducido por Dr. Tango

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