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Discurso del secretario

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Miércoles, 2 de mayo de 2007

202-482-4883

SECRETARIO DE COMERCIO CARLOS M. GUTIÉRREZ DECLARACIONES AL CONSEJO DE LAS AMÉRICAS DEPARTAMENTO DE ESTADO DE ESTADOS UNIDOS
WASHINGTON, D.C.

He venido para hablar sobre cómo hacer realidad la promesa del Hemisferio Occidental. Éste es un tema muy especial para nosotros y de suma importancia para el Presidente Bush y su gobierno. Invertimos mucho tiempo, mucha atención en América Latina.

Es una región del mundo en la que hemos visto un progreso político y económico significativo. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Consideramos que la región se encuentra en un punto decisivo. Es un momento estupendo para aprovechar las oportunidades; pero también podría ser un momento de estancamiento.

  • Muchos de ustedes recuerdan la hiperinflación, los disturbios civiles y la violencia que rebasaba fronteras, como características de decenios recientes. Mucho de eso ha quedado en el pasado.
  • Hoy, 34 de los 35 países independientes del continente americano tienen constituciones democráticas.
  • Se realizaron 14 elecciones entre noviembre del 2005 y diciembre del 2006.
  • México demostró su compromiso con la democracia en las elecciones pacíficas de un Presidente del partido de oposición en el 2000, y nuevamente en el 2006.
  • En la década de los ochenta, Nicaragua tuvo una hiperinflación de 13,500 por ciento. Hoy en día, se calcula que es de 9.4 por ciento.
  • Perú tiene una tasa de cambio estable, inflación baja y ha experimentado un crecimiento anual de 4 por ciento en los últimos cinco años. La violencia política de los años ochenta y las medidas autoritarias de los años noventa son algo del pasado.
  • Presidente Bush se ha interesado muchísimo por la región desde un inicio. Este gobierno participa plenamente en el Hemisferio Occidental.
  • Seis de los 11 países con los que hemos implementado Tratados de Libre Comercio han sido países latinoamericanos.
  • El Presidente Bush ha realizado siete viajes a la región y visitado 10 países latinoamericanos.
  • Hemos establecido la Sociedad para la Seguridad y Prosperidad de Norteamérica con Canadá y México.
  • El pasado marzo, el Presidente Bush anunció un acuerdo con Brasil para aumentar la cooperación con respecto a biocombustibles.

Consideramos que los países exitosos tienen como punto de partida los objetivos principales de crecimiento y prosperidad. No todos concuerdan.

Hay quienes ven la nacionalización de sectores económicos como el camino del futuro. Pero en realidad, simplemente están regresando a la política fallida del siglo XX. No ven el efecto negativo que esto tendrá en la inversión, un motor clave del crecimiento económico y de la generación de empleo.

No todos los países en la región buscan el crecimiento. Pero lo que hemos visto una y otra vez es que sin crecimiento, todo es un problema.

Cuando el crecimiento se deriva de una base amplia, todo parece posible. Uno puede invertir en programas sociales, educación, atención de salud, el medio ambiente. Sin crecimiento, América Latina se convierte en un lugar muy, muy peligroso. No hay substituto para los resultados. No hay substituto para el crecimiento.

Estuve 30 años en el sector privado, donde medíamos el éxito con diagramas de barras y, así como las empresas, los gobiernos pueden evaluarse por los resultados. Se están produciendo verdaderos resultados en América Latina, en lugares donde el objetivo es sacar a la gente de la pobreza, no tener una distribución equitativa de la pobreza.

Consideramos que el comercio y la inversión son bases sólidas para el crecimiento. Nuestros tratados de libre comercio con la región – comenzando con el NAFTA, luego con Chile y recientemente con el CAFTA – han producido resultados.

El NAFTA ha tenido un impacto tremendo en el comercio regional. De 1993 al 2006, el intercambio comercial entre los países del NAFTA aumentó 198 por ciento, de $297,000 millones a $884,000 millones.

Hoy en día, el NAFTA es nuestro mayor socio comercial, superando incluso a la Unión Europea.

En el 2006, nuestras exportaciones a Chile se incrementaron en 30 por ciento

  • Las exportaciones de Chile a Estados Unidos aumentaron 43 por ciento.
  • Nuestras exportaciones a los seis países del CAFTA ascendieron a $19,600 millones.
  • Y las exportaciones de los países del CAFTA a Estados Unidos fueron de $18,600 millones.

Y, en el 2005, empresas estadounidenses invirtieron más de $350,000 millones en América Latina y el Caribe. Se calcula que las afiliadas estadounidenses emplean a aproximadamente 1.5 millones de personas en toda la región.

Consideramos que nosotros – esto es, las empresas estadounidenses y el gobierno de Estados Unidos – estamos contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas en todo el hemisferio.

Es importante destacar que el comercio hace más que generar crecimiento económico. También ayuda a afianzar democracias jóvenes. Ayuda a crear sistemas jurídicos eficientes, reglamentación transparente, respeto por los derechos de propiedad y gobiernos que asumen la responsabilidad por sus actos.

En este momento, tenemos pendientes tratados de libre comercio con Colombia, Panamá y Perú. Una vez que se promulguen, estos tratados permitirían que Estados Unidos tenga acceso a 77 millones de consumidores más.

El crecimiento potencial con estos países es excepcional. En el periodo de 12 meses que concluyó en febrero del 2007, el comercio bilateral ascendió a $28,000 millones. Imagínense el crecimiento cuando tengamos tratados de libre comercio.

Llegará el momento en que podremos unificar estos acuerdos – el NAFTA, CAFTA, Chile, Colombia, Panamá y Perú – y tendremos una zona de libre comercio con aproximadamente dos tercios de las economías del hemisferio. Ésta sería una plataforma fabulosa para el crecimiento y la prosperidad en la región.

La posición del gobierno sobre los tratados de libre comercio es clara.

La expansión del comercio ayuda a reducir la pobreza en América Latina y les da empleo y oportunidades a nuestros ciudadanos al aumentar las exportaciones. El año pasado, tuvimos un año récord.

Nuestras exportaciones (por $1.4 billones) aumentaron 12.7 por ciento mientras que las importaciones sólo se incrementaron en 10.5 por ciento. Y no es coincidencia que el desempleo en Estados Unidos esté en un bajo 4.4 por ciento y que tengamos cinco años de crecimiento ininterrumpido.

Es evidente que estos tratados tienen sentido para nosotros en términos económicos. También tienen sentido en términos políticos.

Colombia, Panamá y Perú son buenos aliados políticos. El rechazo de cualquiera de estos tratados no sólo tendría consecuencias económicas, sino también consecuencias en la política exterior. Podría crear oportunidades para todos aquellos en el hemisferio que no comparten nuestros valores democráticos y compromiso con las oportunidades económicas.

Como saben, hay quienes se han apropiado del término “justicia social” en la región para aplicarlo a la política socialista. Con el pretexto de la supuesta “justicia social”, implementaron una mala política, hicieron falsas promesas y crearon resentimiento.

Cuando su política fracasa y no genera crecimiento ni prosperidad – como ha sucedido en el pasado y sucederá en el futuro – tratan de convertir en villanos a los que respaldan los verdaderos cambios democráticos.

Creemos que la verdadera justicia social – y éste es el mensaje que estamos transmitiendo en todo el hemisferio– la verdadera justicia social es darles a todos la oportunidad de triunfar. Ése fue el mensaje detrás de varios de los programas mencionados por el Presidente durante su reciente viaje:

Desde el 2004, Estados Unidos ha proporcionado más de $150 millones para programas de educación en América Latina y el Caribe.

  • El año pasado, el Departamento de Estado inició un programa de enseñanza de inglés en todo el hemisferio.
  • Los departamentos del Tesoro y Estado cooperan en un programa de micropréstamos para respaldar a empresarios y crear nuevos puestos de trabajo.
  • Mediante la Corporación para Inversión Privada en el Exterior (Overseas Private Investment Corporation u OPIC), estamos iniciando una campaña para ayudar a crear un mercado de vivienda económica.

Claramente, nuestra relación con nuestros vecinos va más allá del libre comercio. Lo irónico es que para los que se oponen a nuestro sistema, el modelo continúa siendo Cuba. Permítanme compartir unas cuantas ideas sobre Cuba.

Una pregunta que se me hace a menudo es si Estados Unidos va a cambiar su política hacia Cuba. Pero la verdadera pregunta es, ¿cuándo cambiará el régimen su política? La penosa situación de los cubanos tiene poco que ver con la política de Estados Unidos y todo que ver con la política del régimen de Castro.

Permítanme simplemente darles una idea de cómo es la vida de los cubanos, y luego pregúntense por qué se dirige la atención a la política de Washington y no a la de La Habana. Los cubanos no pueden:

  • Viajar al extranjero.
  • Cambiar de trabajo.
  • Visitar hoteles o centros turísticos.
  • Entrar al Internet.
  • Ver estaciones independientes de televisión.
  • Leer libros, revistas o periódicos no autorizados.
  • Buscar empleo con empresas extranjeras en la isla.
  • Escoger un médico u hospital.

Ninguna de estas restricciones impuestas a los cubanos se debe al embargo de Estados Unidos. Éstas son restricciones que les impone el régimen de Castro.

El año pasado, emitimos el “Pacto con el Pueblo Cubano”. Estamos listos para ayudar. El Presidente Bush dejó muy en claro que no tenemos intenciones imperialistas. No tenemos planes militares de invadir la isla. No confiscaremos propiedad ni apoyaremos tentativas arbitrarias para reclamar propiedades. Obviamente, eso es exactamente lo opuesto a lo que están escuchando de parte de Cuba.

Creemos que sólo es cuestión de tiempo antes de que el régimen se desmorone. Cuba nos brinda un vivo ejemplo de lo que produce la retórica revolucionaria. . . a dónde llevan los otros modelos.

Deseo tocar un tema adicional. Sé que usualmente no incluimos la inmigración en discusiones sobre el hemisferio. Sin embargo, es necesario hablar de ella cuando consideramos la futura prosperidad de la región.

Muchas economías avanzadas en todo el mundo enfrentan desafíos demográficos, entre ellas las de Europa Occidental y Japón. De hecho, la población de Rusia está disminuyendo.

Se tiene previsto que en Estados Unidos, el número de personas de 25 a 54 años, la edad de apogeo laboral, aumente apenas 0.3 por ciento al año durante los próximos siete años.

La realidad es que todos los países del mundo van a tener que acoger la inmigración si quieren prosperar, y los que reciban inmigrantes y asimilen inmigrantes tendrán una ventaja.

Aquí en Estados Unidos, nos encontramos en medio de un debate épico sobre la inmigración. Ésta no es la primera vez que hemos tenido este debate; la buena noticia es que la sensatez y los intereses nacionales siempre han prevalecido. Nos conviene una política de inmigración sensata y legal. Estamos trabajando arduamente, y creo que pronto veremos una reforma integral de la política de inmigración.

Concluiré con lo siguiente: Es necesario que nosotros en el Hemisferio Occidental continuemos desarrollando un marco regional para mejorar los estándares de vida, generar prosperidad y competir internacionalmente. Otros continentes – en Europa y Asia, por ejemplo – están formulando estrategias regionales para mejorar su ventaja competitiva.

Al concluir la Cumbre de las Américas en noviembre del 2005, el Presidente Bush anunció que debía convocarse una reunión a nivel ministerial sobre la competitividad en el Hemisferio Occidental.

Me complace informarles que la sesión inaugural del Foro para la Competitividad de las Américas se llevará a cabo el 11 y 12 de junio en Atlanta, Georgia.

Esperamos contar con la participación de funcionarios gubernamentales de alto nivel de los 33 países invitados, como también de ejecutivos principales de grandes empresas. Espero que todos ustedes me acompañen en este histórico evento.

Es con mucho orgullo que les reitero mi compromiso de continuar con el énfasis del gobierno del Presidente Bush en el hemisferio, hoy y hasta el último día. Queda mucho trabajo por hacer. La promesa del Hemisferio Occidental es una de esperanza, oportunidades y libertad. Al trabajar juntos podemos hacer realidad esa promesa.

Gracias.