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Ácidos grasos omega-3, aceite de pescado, ácido alfa-linolénico

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Contenido:
 

Ácidos grasos omega-3, aceite de pescado, ácido alfa-linolénico
Ácidos grasos omega-3, aceite de pescado, ácido alfa-linolénico

HistoriaVolver al comienzo

Las fuentes dietéticas de los ácidos grasos omega-3 incluyen el aceite de pescado y ciertos aceites de plantas/ nueces. El aceite de pescado contiene tanto el ácido docosahexaenoico (DHA) como el ácido eicosapentaenoico (EPA), mientras que algunas nueces (por ej. nueces del nogal inglesas) y los aceites vegetales (por ej. canola, soya, linaza/ semilla de lino, y aceite de oliva) contienen aceite alfa-linolénico (ALA).

La evidencia obtenida de varios estudios ha indicado queconsumir DHA y EPA en forma de pescado o suplementos de aceite de pescado reduce los triglicéridos, aminora la acumulación de placas ateroscleróticas ("endurecimiento de las arterias"), reduce la presión sanguínea ligeramente, así como el riesgo de muerte, los ataques al corazón, los ritmos anormales y peligrosos del corazón y las apoplejías en personas con enfermedades cardiacas conocidas. No obstante, puede tener efectos nocivos en altas dosis, tales como un mayor riesgo de hemorragia. A pesar de que se proponen beneficios similares para el ácido alfa-linolénico, la evidencia científica es menos convincente y es posible que los efectos benéficos sean menos pronunciados.

Algunas especies de pescado tienen un mayor riesgo de contaminación ambiental, como es el caso del metilmercurio.

SinónimosVolver al comienzo

Ácido α-linolénico (ALA, C18:3n-3), ácido alfa-linolénico, ácido de hígado de bacalao, pescado de agua fría, ácido docosahexaenoico, DHA, ácido eicosapentaenoico, EPA, ácidos grados de aceite de pescado, aceite de cuerpo de pescado, aceite de hígado de pescado, extracto de pescado, aceite de halibut, ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, aceite de macarela, aceite marino, aceite de menhaden, ácidos grasos n-3, ácidos grasos poliinsaturados, Omacor®, ácidos grasos omega, aceites omega-3, ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), aceite de salmón, aceite de hígado de tiburón, ácidos grasos w-3.

Nota: No se debe confundir con los ácidos grasos omega-6.

EvidenciaVolver al comienzo

Se han sometido a prueba los siguientes usos en humanos o animales. La seguridad y eficacia de los mismos no siempre se han demostrado. Algunas de estas afecciones son potencialmente serias y las debe evaluar un proveedor médico calificado.

Uso basado en evidencia científicaGrado*
Hipertrigliceridemia (aceite de pescado / EPA más DHA)

Existe evidencia científica sólida obtenida de ensayos en humanos respecto a que los ácidos grasos omega-3 obtenidos del pescado o suplementos de aceite de pescado (EPA + DHA) reducen de forma significativa los niveles de triglicéridos en la sangre. Al parecer, los beneficios dependen de las dosis. Los suplementos de aceite de pescado también parecen causar pequeñas mejoras en la lipoproteína de alta densidad ("colesterol bueno"). Sin embargo, también se han observado aumentos (empeoramiento) en los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL/"colesterol malo"). No es claro si el ácido alfa-linolénico afecta de forma significativa los niveles de triglicéridos..
A
Prevención de la enfermedad cardiovascular secundaria (aceite de pescado/ EPA más DHA)

Varios estudios reportan que el consumo habitual de pescado grasoso o suplementos de aceite de pescado/omega-3 reduce el riesgo de ataques al corazón no fatales, ataques al corazón fatales, muerte repentina y muerte por cualquier causa en personas con historial de ataques cardiacos. La mayoría de los pacientes en estos estudios también tomaban medicamentos estándar para el corazón, lo que sugiere que los beneficios de los aceites de pescado pueden sumarse a los efectos de otras terapias.
A
Hipertensión

Múltiples ensayos en humanos informan pequeñas reducciones en la presión arterial con la ingestión de ácidos grasos omega-3. El DHA puede ofrecer mayores beneficios que el EPA. No obstante, se podrían necesitar ingestiones altas de ácidos grasos omega-3 al día para obtener efectos de importancia clínica, y en este nivel de dosificación, se aumenta el riesgo de hemorragia. Por tanto, se debe consultar con un proveedor de la salud calificado antes de iniciar el tratamiento con suplementos.
A
Prevención de la enfermedad cardiovascular primaria (consumo de pescado)

Varios estudios grandes de poblaciones (estudios "epidemiológicos") informan un índice de mortalidad significativamente inferior a causa de cardiopatías en hombres y mujeres que consumen pescado con frecuencia. Otras investigaciones epidemiológicas no informan tales beneficios. No es claro si los beneficios reportados ocurren únicamente en ciertos grupos de personas, como aquellos en riesgo de desarrollar cardiopatías. El aceite de pescado también se relaciona con la mejoría en el funcionamiento de los vasos sanguíneos y la disminución de la velocidad de reposo cardiaca. En general, la evidencia indica beneficios por el consumo habitual de aceite de pescado.
B
Desarrollo del ojo/ cerebro de infantes

La evidencia preliminar indica que los infantes han mejorado sus habilidades de resolución de problemas aunque no la memoria, si sus madres consumen alimentos funcionales que contengan DHA, durante el embarazo. Otras investigaciones indican que la suplementación con DHA durante el embarazo cumple un papel importante en el desarrollo del sistema visual.
B
Inflamación

Las investigaciones indican que los ácidos grasos omega-3 ayudan a reducir las inflamaciones. Los científicos creen que estos efectos anti-inflamatorios pueden ayudar a la protección en contra de la enfermedad cardiaca.
B
Nutrición (trastornos gastrointestinales)

La evidencia preliminar indica que los suplementos de ácidos grasos omega-3 pueden ser una buena fuente nutricional para pacientes con enfermedad de Crohn o para aquellos que necesitan alimentación por tubos, posterior a cirugía abdominal.
B
Suplementación nutricional durante el embarazo

Se ha encontrado que el DHA es importante en el desarrollo de embarazos saludables; las investigaciones indican que la suplementación con aceite de pescado desde la semana 22 de gestación, hasta el momento del parto mejora la cantidad de ácidos grasos poli-insaturados de cadena larga n-3 (n-3 LC-PUFA) en el feto y la madre.
B
Artritis reumatoide (aceite de pescado)

Muchos estudios informan mejorías en la rigidez matutina y el dolor de las articulaciones con la ingestión habitual de suplementos de aceite de pescado hasta por tres meses. Se ha reportado que el aceite de pescado incrementa los efectos antiinflamatorios de medicamentos tales como NSAID (por ej. ibuprofeno o aspirina). No obstante, debido a la deficiencia en el diseño del estudio y los informes, se necesitan investigaciones adicionales antes de hacer una recomendación favorable sólida.
B
Protección de la toxicidad ciclosporina en pacientes con transplante de órgano

Existen numerosos estudios de pacientes con transplante de corazón y transplante de riñón que toman ciclosporina (Neoral®), a quienes se les administraron suplementos de aceite de pescado. La mayoría de los ensayos reportaron mejorías en la función renal, y menos presión sanguínea alta comparados con pacientes que no consumen aceite de pescado. Aunque varios estudios recientes no reportan ningún beneficio para la función renal, el peso de la evidencia científica favorece los efectos benéficos del aceite de pescado.
B
Degeneración macular relacionada con la edad

Se ha indicado que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a la prevención de trastornos oculares conocidos como degeneración macular relacionada con la edad. Sin embargo, se requiere investigación adicional para confirmar tales hallazgos.
C
Prevención de la enfermedad cardiovascular secundaria (α-ácido linolénico [ALA])

Varios ensayos aleatorios controlados han examinado los efectos del ácido alfa-linolénico en personas con historias de ataques al corazón. A pesar de que algunos estudios indican beneficios, otros no lo hacen. Se necesita información adicional antes de llegar a una conclusión en esta área.
C
Problemas de la próstata

La investigación preliminar indica que las nueces del nogal no afectan los niveles sanguíneos del antígeno específico de la próstata, el cual es un marcador del agrandamiento, inflamación y cáncer de próstata.
C
Prevención de la enfermedad cardiovascular primaria (α-ácido linolénico [ALA])

Se necesitan investigaciones adicionales antes de llegar a una conclusión en esta área.
C
Prevención de apoplejías

Varios estudios grandes de poblaciones (estudios "epidemiológicos") han examinado los efectos de la ingestión de ácidos grasos omega-3 en el riesgo de apoplejía. Algunos estudios indican beneficios, mientras que otros no lo hacen. Los efectos son probables en el riesgo de apoplejía isquémica o trombótica, y las grandes dosis de ácidos grasos de omega-3 (cantidades "esquimales") pueden en realidad aumentar el riesgo de apoplejía hemorrágica (sangrado). En este momento, no es claro si hay beneficios para las personas con o sin antecedentes de apoplejía, o si los efectos del aceite de pescado son comparables con otras estrategias de tratamiento.
C
Aterosclerosis

Algunas investigaciones reportan que la ingestión habitual de pescado o suplementos de aceite de pescado reduce el riesgo de desarrollar placas ateroscleróticas en las arterias del corazón, mientras que otras investigaciones no reportan ningún efecto. Se necesita evidencia adicional antes de hacer una conclusión firme en esta área.
C
Prevención de restenosis después de una angioplastia coronaria (PTCA)

Varios estudios han evaluado si la ingestión de ácidos grasos omega-3 reduce el bloqueo de las arterias en el corazón después de una angioplastia con balón (angioplastia coronaria transluminal percutánea). Sin embargo, no se tiene certeza de la efectividad de los ácidos grasos omega-3.
C
Prevención de falla de injerto después de cirugía de derivación coronaria (bypass)

Hay estudios limitados acerca del uso de los aceites de pescado en pacientes después de someterse a un injerto de derivación de arteria coronaria. Se necesita evidencia adicional antes de sacar una conclusión firme en esta área.
C
Angina pectoris

Los estudios preliminares reportan reducciones en el dolor en el pecho (llamado angina) asociadas con la ingestión de aceite de pescado. Se necesitan mejores investigaciones antes de llegar a una conclusión firme.
C
Arritmias cardiacas (ritmos anormales del corazón)

Hay evidencia prometedora de que los ácidos grasos omega-3 pueden disminuir el riesgo de latidos cardiacos irregulares (llamados arritmias cardiacas). Es posible que esta acción pueda ser responsable de la reducción del número de ataques cardiacos en personas que ingieren aceite de pescado o EPA y DHA de manera habitual. Existe evidencia reciente de que la suplementación de aceite de pescado puede no ser segura en pacientes con desfibriladores; también se ha cuestionado su efectividad. Se necesitan investigaciones adicionales en esta área antes de llegar a una conclusión firme.
C
Prevención del cáncer

Varios estudios de poblaciones (epidemiológicos) reportan que los ácidos grasos omega-3 o el aceite de pescado en la dieta pueden reducir el riesgo de desarrollar cáncer de seno, colon o próstata. Se necesitan estudios de mejor diseño antes de llegar a una conclusión firme.
C
Cáncer de colon

Se ha reportado que los pacientes de cáncer habitualmente ingieren ácidos grasos omega-3. Los estudios preliminares indican que la ingestión de aceite de pescado puede reducir el crecimiento de las células del cáncer y pólipos en el colon. Sin embargo, no está claro si el aceite de pescado afecta la tasa de supervivencia al cáncer o la tasa de remisión.
C
Enfermedad coronaria (Síndrome coronario agudo)

Debido a que se ha demostrado que altos niveles de ácidos grasos omega-3 reducen el riesgo de muerte por ataques cardiacos súbitos, los investigadores han probado que esto también ocurre con el síndrome coronario agudo. La evidencia preliminar indica que las personas con bajos niveles de EPA y DHA pueden tener un riesgo mayor de desarrollar síndrome coronario agudo. Se requiere investigación adicional en esta área.
C
Nefropatía IgA

Los resultados obtenidos de diversos ensayos son conflictivos en esta área.
C
Funcionamiento inmunológico

Algunas investigaciones indican que la suplementación con aceite de pescado durante el embarazo puede aumentar el desarrollo del sistema inmunológico del infante. Sin embargo, no hay claridad acerca de los efectos futuros en la salud del infante. Otras investigaciones indican que los suplementos durante el embarazo pueden afectar el funcionamiento de las células blancas de la sangre (conocidas como neutrófilos). Se requiere mayor investigación para conocer completamente la manera como el aceite de pesco afecta el sistema inmunológico.
C
Problemas de impulsos

La evidencia preliminar indica que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a regular los estados de ánimo y el control de los impulsos. Se requiere investigación adicional en esta área.
C
Enfermedad del intestino inflamado

Se ha indicado que los ácidos grasos omega-3 pueden reducir el dolor y la inflamación relacionados con la enfermedad del intestino inflamado (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), cuando se añaden a las terapias estándar. Sin embargo, los estudios arrojan resultados conflictivos y no es posible ofrecer una recomendación en firme.
C
Síndrome nefrótico

No existe suficiente evidencia confiable para llegar a una conclusión firme en esta área.
C
Osteoporosis

La evidencia preliminar indica que los vegetales que son fuente nutricional de ácidos grasos poli-insaturados de cadena larga n-3 pueden ayudar a la prevención de la pérdida ósea. Se requiere investigación adicional para confirmar tales hallazgos.
C
Enfermedad vascular periférica/claudicación

La enfermedad vascular periférica ocurre cuando los vasos sanguíneos de los brazos y piernas se taponan; cuando los músculos no obtienen suficiente sangre, se produce un dolor conocido como claudicación. Alguna evidencia indica que el aceite de pescado puede mejorar la presión sanguínea en las piernas de pacientes con enfermedad vascular periférica e incrementar la distancia que pueden caminar, antes de que sientan dolor. Se requiere investigación adicional.
C
Fenilquetonuria

Los pacientes que padecen fenilquetonuria deben seguir una dieta que no contenga fenilalanina, la cual se encuentra en alimentos altos en proteínas, tales como quesos, leche, nueces o carnes. Por lo tanto, es común que los niños con fenilquetonuria presenten niveles bajos de AA y DHA durante su primer año de vida. La evidencia preliminar indica que la suplementación con ácidos grasos poli-insaturados de cadena larga en las dietas de pacientes con fenilquetonuria durante su primer año de vida, mejora los niveles de estos ácidos de tal manera que se obtienen niveles similares a los de infantes saludables alimentados con leche materna.
C
Lupus eritematoso

No existe suficiente evidencia confiable para formar una conclusión firme en esta área.
C
Soriasis

Los diversos estudios en esta área no ofrecen suficiente evidencia confiable para formar una conclusión firme.
C
Eczema

No existe claridad sobre los efectos del EPA en el tratamiento del eczema. Se requiere investigación adicional.
C
Energía

La evidencia preliminar indica que el aceite de pescado puede ser inefectivo para mejorar la energía del metabolismo o la eficiencia energética durante el ejercicio físico, en adultos saludables. Se requiere investigación adicional.
C
Epilepsia

Se ha demostrado que la suplementación con omega-3 en pacientes con epilepsia crónica refractaria, un trastorno que causa apoplejías, puede mejorar el metabolismo energético del cerebro e incrementar el nivel de los fosfolípidos en el cerebro. Se requiere investigación adicional para determinar si es una tratamiento efectivo para pacientes con epilepsia.
C
Tasas de crecimiento

La investigación preliminar indica que la ingesta de DHA en mujeres embarazadas y lactantes puede reducir el índice de masa corporal de los infantes. Sin embargo, no se ha demostrado que los suplementos afecten la longitud o tamaño de la cabeza de los infantes. Se requiere investigación adicional para determinar exactamente la manera como los ácidos grasos omega-3 pueden afectar el crecimiento y desarrollo de los infantes y de los bebés aún no nacidos.
C
Asma

Varios estudios en esta área no ofrecen suficiente evidencia confiable para formar una conclusión firme, aunque algunos estudios no reportan efectos, otros encuentran beneficios. Debido a que la mayoría de los estudios fueron pequeños y sin descripciones claras de diseño o resultados, no se pueden considerar conclusivos.
C
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (relacionado con problemas de aprendizaje y comportamiento)

Existe evidencia que los ácidos grasos poli-insaturados pueden ayudar al tratamiento de problemas relacionados con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tales como falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Se requiere investigación adicional para confirmar estos hallazgos.
C
Preeclampsia

No es claro si el aceite de pescado es beneficioso para el tratamiento o prevención de la preeclampsia en mujeres embarazadas; se requiere investigación adicional en este campo.
C
Esquizofrenia

La evidencia preliminar indica que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a mejorar los síntomas de la esquizofrenia. También hay indicaciones de que una combinación de ácidos grasos omega-3 y antioxidantes puede ayudar a la reducción de los efectos secundarios del haloperidol, un medicamento antisicótico.
C
Trastorno bipolar

No existe claridad sobre el efecto de los ácidos grasos omega-3 en la mejoría del trastorno bipolar. Los estudios arrojan resultados conflictivos.
C
Depresión

Se ha relacionado un bajo nivel de ácidos grasos omega-3 con la depresión.Algunos estudios indican que los suplementos pueden disminuir el comportamiento suicida y mejorar los síntomas de la depresión posparto, así como la depresión en la infancia. Se requiere investigación adicional para confirmar tales hallazgos.
C
Dismenorrea (menstruación dolorosa)

Existe evidencia preliminar que indica posibles beneficios del aceite de pescado/ ácidos grasos omega-3 en mujeres con dismenorrea. Se necesitan investigaciones adicionales antes de llegar a una conclusión firme.
C
Fibrosis quística

Una pequeña cantidad de investigación en esta área no ofrece suficiente evidencia confiable para llegar a una conclusión firme.
C
Demencia

Se necesitan ensayos clínicos bien diseñados antes de recomendar los ácidos grasos omega-3 para la prevención de las afecciones cognitivas o la demencia.
C
Diabetes

La evidencia científica disponible sugiere que no hay efectos significativos a largo plazo del aceite de pescado en pacientes con diabetes. La mayoría de los estudios en esta área no están bien diseñados.
D
Hipercolesterolemia

A pesar de que el aceite de pescado tiene la capacidad de reducir los triglicéridos, no se han demostrado efectos benéficos en los niveles de colesterol en la sangre. Los suplementos de aceite de pescado parecen producir pequeñas mejorías en la lipoproteína de alta densidad ("colesterol bueno"). No obstante, también se han observado aumentos (empeoramiento) en los niveles de lipoproteína de baja densidad ("colesterol malo") El aceite de pescado no parece afectar os niveles de proteína C reactiva (CRP).
D
Prevención de rechazo de transplante (riñón y corazón)

Existen varios estudios de pacientes de transplante de corazón y riñón que toman ciclosporina (Neoral®), que recibieron suplementos de aceite de pescado. La mayoría de los ensayos indican mejorías en la función renal (índice de filtración glomerular, creatinina sérica), y menos hipertensión (alta presión sanguínea) comparado con pacientes que no toman aceite de pescado. Sin embargo, varios estudios recientes no reportan beneficios para la función renal, y no se han encontrado cambios en los índices de rechazo o supervivencia del injerto.
D
Pérdida de apetito/ peso en pacientes con cáncer

Existe evidencia preliminar de que la suplementación con aceite de pescado no mejora ni evita la pérdida de peso en pacientes con cáncer. Se necesitan estudios adicionales.
D

*Referencia para los grados:
A: Sólida evidencia científica para este uso;
B: Buena evidencia científica para este uso;
C: Dudosa evidencia científica para este uso;
D: Aceptable evidencia científica contra este uso;
F: Sólida evidencia científica contra este uso.

Razones para los grados

Usos basados en la tradición o teoría
Los siguientes usos están basados en la tradición, teorías científicas o investigación limitada. A menudo no se han probado completamente en humanos y no siempre se han demostrado su seguridad y eficacia. Algunas de estas afecciones son potencialmente serias y las debe evaluar un proveedor médico calificado. Podría haber otros usos propuestos que no están señalados a continuación.

Infarto agudo al miocardio (ataque al corazón), síndrome respiratorio agudo (ARDS), comportamiento agresivo, agorafobia (miedo a espacios abiertos y públicos), SIDA, alergias, enfermedad de Alzheimer, anticoagulación, síndrome antifosfolípido, toxicidad cardiaca inducida por antraciclina infecciones bacterianas, quistes en el seno, sensibilidad en los senos, trastornos del sistema nervioso central (síndrome de Zellweger), síndrome de fatiga crónica (síndrome de fatiga posviral), enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cirrosis, resfrío común, deficiencia cardiaca congestiva, enfermedad crítica, deficiencia (ácido graso omega-3), dermatomiositis, nefropatía diabética, neuropatía diabética, dislexia, dispraxia, trastornos endocrinos (enfermedades de almacenamiento del glicógeno), mejoramiento del desempeño por ejercicio, fibromialgia, cálculos biliares, gingivitis, glaucoma, glomerulonefritis, gota, fiebre del heno, dolor de cabeza, síndrome hepatorenal, hipoxia, ictiosis (trastorno cutáneo), afecciones inflamatorias (síndrome de Behcet), problemas en las coyunturas (reparación del cartílago), prevención de la enfermedad renal, cálculos renales, lepra, leucemia, malaria, infertilidad masculina, mejoría en la memoria, síntomas menopáusicos, calambres menstruales, toxicidad por metotrexato, esclerosis múltiple, miopatía, nefritis autoinmune, neuropatía, mejor visión nocturna, obesidad, osteoartritis, otitis media (infección en el oído), trastorno de pánico, síndrome premenstrual, protección por la toxicidad de la droga isotretinoina, trastornos sicológicos (trastorno de personalidad límite), fenómeno de Raynaud, síndrome de Refsum, retinitis pigmentosa, síndrome de Reye, trastorno convulsivo, síndrome de Sjogren, prevención del suicidio, lupus eritematoso sistemático, discinesia tardía, codo de tenista, urolitiasis (cálculos en la vejiga), mejoría de la vista.

SeguridadVolver al comienzo

La Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) no regula las hierbas y suplementos de manera estricta. No hay garantías respecto a la potencia, pureza o seguridad de los productos, y los efectos podrían variar. Lea siempre las etiquetas del producto. Si usted padece de alguna afección, o si está tomando otras drogas, hierbas o suplementos, deberá consultar con un proveedor médico calificado antes de iniciar una terapia nueva. Consulte con un proveedor médico de inmediato si sufre efectos secundarios.

Alergias
Las personas con alergia o hipersensibilidad al pescado deben evitar el aceite de pescado o los productos de ácidos grasos omega-3 que se derivan del pescado. Pocas veces se han reportado brotes en la piel. Las personas con alergias o hipersensibilidad a las nueces deben evitar el ácido alfa linolénico o los productos ácidos grasos omega-3 que se derivan de los tipos de nueces a los cuales reaccionan.

Efectos secundarios y advertencias
La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) clasifica los ácidos grasos omega-3 de pescado como seguros en términos generales. Sin embargo, se exige precaución en pacientes diabéticos debido a los aumentos potenciales (no obstante improbables) de los niveles de azúcar en al sangre, pacientes con riesgo de hemorragia o aquellos con altos niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL). La carne del pescado puede contener metilmercurio, por lo que se exige precaución en niños y mujeres embarazadas/ lactantes.

Los ácidos grasos omega-3 puede aumentar el riesgo de sangrado, sin embargo hay poca evidencia de riesgo de sangrado significativo en dosis más bajas. La ingestiones grandes de aceite de pescado/ ácidos grasos omega-3 (cantidades "esquimales") pueden aumentar el riesgo de apoplejía hemorrágica (sangrado). Las altas dosis también se han asociado con sangrado por la nariz y sangre en la orina. Los aceites de pescado parecen disminuir la concentración de plaquetas y prolongar el tiempo de sangrado, aumentar la fibrinolisis (descomposición de los coágulos sanguíneos), y pueden reducir el factor von Willebrand. El aceite de pescado debe usarse con precaución en pacientes con ritmos cardiacos anormales (taquicardia ventricular).

Los contaminantes potencialmente dañinos como las dioxinas, el metilmercurio y los bifenilos policlorinados se encuentran en algunas especies de pescado. El metilmercurio se acumula en la carne de pescado más que en el aceite, y los suplementos de aceite de pescado parecen no contener mercurio prácticamente. Por lo tanto, surgen inquietudes de seguridad respecto al consumo de pescado pero no respecto a la ingestión de suplementos de aceite de pescado. Los metales pesados son más dañinos en niños pequeños y mujeres embarazadas/ lactantes.

La congestión gastrointestinal es común con el uso de suplementos de aceite de pescado,. También puede ocurrir diarrea, y diarrea potencialmente aguda con dosis muy altas. También ha habido informes de mayores eructos, reflujo/ acidez/ indigestión, hinchamiento abdominal y dolor abdominal. El sabor es a pescado es un efecto común. Los efectos secundarios gastrointestinales se puede reducir si los aceites de pescado se consumen con las comidas o si las dosis se empiezan bajas y se aumentan gradualmente.

Varios ensayos en humanos reportan reducciones leves en la presión sanguínea con la ingestión de ácidos grasos omega-3. Se han observado reducciones de 2-5 milímetros de mercurio, y los efectos parecen depender de la dosis (mientras más alta la dosis mayores los efectos). El DHA podría tener más efectos que el EPA. Se exige precaución en pacientes con baja presión sanguínea o en quienes consumen medicamentos para bajar la presión.

El aceite de pesco ha causado inflamación de los pasajes nasales y de la parte superior de la faringe (lo que se conoce como nasofaringitis) en algunos pacientes. También es posible que algunos pacientes desarrollen infecciones respiratorias del tracto superior cuando consumen aceite de pescado.

No obstante se han observado ligeros aumentos en los niveles de azúcar en la sangre en ayunas entre pacientes con diabetes tipo 2 (de adultos), la evidencia científica disponible indica que no hay efectos significativos a largo plazo del aceite de pescado en pacientes con diabetes, incluida la ausencia de cambios en los niveles de hemoglobina A 1c. Algunos informes limitados obtenidos en los años 80, acerca de una mayor necesidad de insulina en pacientes diabéticos que toman aceite de pescado a largo plazo, podrían relacionarse con otros cambios en la dieta o al aumento de peso.

El consumo de aceite de pescado por muchos meses puede causar deficiencia de vitamina E, por lo cual ésta se agrega a muchos productos comerciales de aceite de pescado. Como resultado, el uso habitual de productos enriquecidos con vitamina E puede conducir a niveles elevados de esta vitamina liposoluble. El aceite de hígado de pescado contiene las vitaminas liposolubles A y D, y por lo tanto los productos de aceites de pescado (como el aceite de hígado de bacalao) puede aumentar el riesgo de toxicidad por vitamina A o D.

Se ha observado aumento (empeoramiento) de los niveles de lipoproteínas de baja densidad ("colesterol malo") en 5-10% con la ingestión de ácidos grasos omega-3. Los efectos dependen de las dosis.

Se han reportado en pocas ocasiones elevaciones leves en las pruebas de la función hepática (alanina aminotransferasa) y brotes en la piel. También existen pocos reportes de manía en pacientes con trastorno bipolar o depresión aguda. Igualmente se ha informado de agitación nerviosa y la sensación de hormigas en la piel.

Embarazo y lactancia
En algunas especies de pescado se encuentran contaminantes potencialmente dañinos como las dioxinas, el metilmercurio y los bifenilos policlorinados, los cuales pueden ser peligrosos para mujeres embarazadas/ lactantes. El metilmercurio se acumula en la carne de pescado más que en el aceite de pescado. Los suplementos de aceite de pescado parecen no contener mercurio prácticamente. Por tanto, estas inquietudes de seguridad corresponden al consumo de pescado y no al consumo de suplementos de aceite de pescado. No obstante, las preparaciones de aceite de pescado no refinado podrían contener pesticidas.

No se conoce si la suplementación con ácidos grasos omega-3 por parte de mujeres embarazadas o lactantes sea de beneficio para los infantes. Se ha sugerido que la alta ingestión de ácidos grasos omega-3 durante el embarazo, particularmente el DHA, puede aumentar el peso al nacer y la duración de la gestación. No obstante, es posible que dosis mayores no sean recomendables debido al riesgo potencial de sangrado. Se agregan ácidos grasos a algunas leches de fórmula para niños.

InteraccionesVolver al comienzo

La mayoría de las hierbas y suplementos no se han probado completamente en cuando a la interacción con otras hierbas, suplementos, drogas o alimentos. Las interacciones que se señalan a continuación se basan en informes y publicaciones científicas, experimentos de laboratorio o uso tradicional. Siempre debe leer las etiquetas del producto. Si usted padece de alguna afección, o si está tomando otras drogas, hierbas o suplementos, deberá consultar con un proveedor médico calificado antes de iniciar una terapia nueva.

Interacciones con drogas
En teoría, los ácidos grasos omega-3 pueden aumentar el riesgo de sangrado al tomarse con drogas que aumentan el riesgo de sangrado. Algunos ejemplos incluyen la aspirina, anticoagulantes ("adelgazadores de la sangre") como la warfarina (Coumadin®) o la heparina, las drogas anti-plaquetas como el clopidogrel (Plavix®) y las drogas antiinflamatorias no esteroideas como el ibuprofeno (Motrin®, Advil®) o naproxeno (Naprosyn®, Aleve®).

Con base en estudios en humanos, los ácidos grasos omega-3 podrían reducir la presión sanguínea y sumarse a los efectos de las drogas que también podrían afectar la presión sanguínea.

Los suplementos de aceite de pescado podrían reducir los niveles de azúcar en la sangre en una pequeña cantidad. Se recomienda precaución al usar medicamentos que también podrían reducir el azúcar en la sangre. Los pacientes que toman drogas para la diabetes por boca o insulina deben recibir supervisión cercana de parte de un proveedor médico calificado. Podría ser necesario ajustar los medicamentos.

Los ácidos grasos omega-3 reducen los niveles de triglicéridos, pero en realidad aumentan (empeoran) los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL/"colesterol malo") en una pequeña cantidad. Por lo tanto, los ácidos grasos omega-3 pueden sumarse a los efectos reductores de triglicéridos de los agentes como la niacina/ácido nicotínico, fibratos como el gemfibrozil (Lopid®), o resinas como la colestiramina (Questran®). Sin embargo, los ácidos grasos omega-3 podrían actuar en contra de las propiedades reductoras de LDL que tienen las drogas "estatinas" como la atorvastatina (Lipitor®) y lovastatina (Mevacor®).

Interacciones con hierbas y suplementos dietéticos
En teoría, los ácidos grasos omega-3 pueden aumentar el riesgo de sangrado al tomarse con hierbas y suplementos que se cree que aumentan el riesgo de sangrado. Se han reportado varios casos de sangrado con el uso de  Ginkgo biloba , y menos casos con ajo y palma enana americana. Muchos otros agentes podrían, en teoría, aumentar el riesgo de sangrado, a pesar de que no está comprobado en la mayoría de los casos.

Con base en estudios en humanos, los ácidos grasos omega-3 puede reducir la presión sanguínea, y en teoría se pueden sumar a los efectos de los agentes que pueden también afectar la presión sanguínea.

Los suplementos de aceite de pescado pueden reducir los niveles de azúcar en la sangre en una pequeña cantidad. Se recomienda precaución al usar hierbas o suplementos que también pueden reducir el azúcar en la sangre. Es posible que sea necesario supervisar los niveles de glucosa y ajustar las dosis.

Los ácidos grasos omega-3 reducen los niveles de triglicéridos, pero en realidad pueden aumentar (empeorar) los niveles de lipoproteína de baja densidad (LDL/"colesterol malo") en una pequeña cantidad. Por lo tanto, los ácidos grasos omega-3 pueden sumarse a los efectos reductores de triglicéridos de los agentes como la niacina/ácido nicotínico, pero puede actuar contra las propiedades potenciales reductoras de LDL como la cebada, ajo, gugul, psyllium, soya o almendra dulce.

El consumo de aceite de pescado por muchos meses podría provocar una deficiencia de vitamina E, por que se agrega a muchos productos comerciales de aceite de pescado. Como resultado, el uso habitual de productos enriquecidos con vitamina E podría conducir a niveles elevados de esta vitamina liposoluble. El aceite de hígado de pescado contiene las vitaminas liposolubles A y D y por lo tanto los productos de aceite de hígado de pescado (como el aceite de hígado de bacalao) podría aumentar el riesgo de toxicidad por vitamina A o D. Dado que las vitaminas liposolubles se pueden acumular en el cuerpo y causar toxicidad, los pacientes que toman varias vitaminas de forma habitual o en altas dosis deben comentar este riesgo con profesionales de la salud.

MetodologíaVolver al comienzo

Esta información está basada en una monografía a nivel profesional editada y revisada por colaboradores del Natural Standard Research Collaboration (www.naturalstandard.com): Serguei Axentsev, MD, PhD, D.Sci. (Natural Standard Research Collaboration); Rawan Barakat, PharmD (Massachusetts College of Pharmacy); Ethan Basch, MD (Memorial Sloan-Kettering Cancer Center); Steve Bent, MD (University of California San Francisco); Dawn Costa, BA, BS (Natural Standard Research Collaboration); Cynthia Dacey, PharmD (Natural Standard Research Collaboration); Cathi Dennehey, PharmD (University of California San Francisco); Paul Hammerness, MD (Harvard Medical School); Paul Knaus, PharmD (Northeastern University); Mojisola Sekoni, PharmD (Massachusetts College of Pharmacy); Elizabeth Sheehan, PharmD (Northeastern University); Michael Smith, MScPharm, ND (Canadian College of Naturopathic Medicine); Philippe Szapary, MD (University of Pennsylvania); Shaina Tanguay-Colucci, BS (Natural Standard Research Collaboration); Catherine Ulbricht, PharmD (Massachusetts General Hospital); Wendy Weissner, BA (Natural Standard Research Collaboration); Jen Woods, BS (Natural Standard Research Collaboration); Marilyn Zeledón (New England Translations).

Metodología

ReferenciasVolver al comienzo

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01 Marzo de 2008.


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