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LOS DERECHOS DEL PUEBLO
Prefacio
Introducción
Capítulo 1
Las raíces de la libertad religiosa
Capítulo 2
La libertad religiosa en la era moderna
Capítulo 3
La libertad de expresión
Capítulo 4
La libertad de prensa
Capítulo 5
El derecho de portar armas
Capítulo 6
Privacidad
Capítulo 7
El juicio por jurado
Capítulo 8
Los derechos del acusado
Capítulo 9
Los derechos de propiedad
Capítulo 10
El castigo cruel o inusual
Capítulo 11
Igual protección de la ley
Capítulo 12
El derecho de voto
 
Los Derechos del Pueblo:
Libertad individual y la Carta de Derechos


—  P  R  E  F  A  C  I  O  —
La Carta de Derechos como guía

En el verano de 1787, delegados de los 13 nuevos estados de la Unión Americana, que poco antes eran colonias británicas, se reunieron en Filadelfia para redactar una constitución que unificara a la nación. En septiembre ya habían terminado un documento que entonces empezó a circular entre los legisladores de los estados para ser ratificado. La nueva constitución proveyó un plan general de la forma en que el gobierno nacional debía funcionar, pero no contenía sección alguna que describiera en términos específicos las garantías individuales de los ciudadanos. No tardó en desatarse un debate público. Los partidarios de la constitución en ciernes afirmaban que no era necesario garantizar los derechos del individuo. En cambio otras personas, que tenían presentes los derechos consagrados explícitamente en documentos anteriores, como la Carta de Derechos británica (1689) y la Declaración de Derechos de Virginia de 1776, veían la necesidad de incluir alguna disposición específica para proteger los derechos de los individuos.

En lo más intenso del debate, en diciembre de 1787, Thomas Jefferson, que era entonces embajador en Francia, le envió una carta a su amigo James Madison, uno de los principales autores de la nueva constitución. "Una carta de derechos", le dijo Jefferson en su misiva, "es algo que el pueblo merece para poder enfrentar a todos los gobiernos de la Tierra, en general o en particular, y lo que ningún gobierno justo le debe negar o reducir a materia de inferencia".

La posición de Jefferson tuvo partidarios y así se llegó a un compromiso. Las legislaturas de los estados accedieron a ratificar el documento preliminar, con la condición de que en la primera asamblea de la legislatura nacional que se celebrara bajo la nueva constitución se aprobaran enmiendas que garantizaran las libertades individuales. Y eso fue justamente lo que ocurrió. En 1791, las 10 enmiendas conocidas como la Carta de Derechos ya formaban parte de la ley suprema de la nación.

Esta controversia, que tuvo lugar en el inicio mismo del experimento de los Estados Unidos con la democracia, prefigura en muchos aspectos los acontecimientos ulteriores de la política y el derecho constitucional de este país. Los acalorados puntos de vista de ambos bandos se moderaron por medio de un compromiso complejo, pero muy pragmático. También fue significativo que Jefferson percibiera la necesidad de imponer límites explícitos al poder del gobierno. De hecho, la Carta de Derechos se puede interpretar como la enunciación definitiva del más norteamericano de los valores: la idea de que el individuo es lo más importante y tiene la primacía sobre cualquier gobierno.

Tal como lo sugiere el título, "Los derechos del pueblo: Libertad individual y la Carta de Derechos", este libro es nuestro intento de explicar cómo han evolucionado hasta el presente los conceptos esenciales de la libertad individual y los derechos del individuo, en el sistema jurídico de los Estados Unidos.

Esta obra va dirigida a una gran variedad de lectores. Uno de sus destinos obvios son las aulas de enseñanza media o universidad.

Un lector no estadounidense podría preguntar: "¿qué tiene que ver todo eso conmigo? En mi país hay una tradición jurídica diferente y no tenemos una carta de derechos".

Es cierto que la Carta de Derechos de los EE.UU. es el producto histórico de una época y un lugar en particular. Surgió de una larga tradición británica de derechos definidos en el sistema jurídico inglés que gobernó las colonias americanas. Alguien diría que es una aplicación única a las circunstancias de los Estados Unidos.

Sin embargo, muchos otros consideran que la Carta de Derechos estadounidense ha trascendido sus raíces históricas. El concepto de las garantías individuales se puede apreciar como uno de los componentes básicos de cualquier sociedad civil. Y en muchas ocasiones, en múltiples lugares, la Carta de Derechos ha sido el faro que guía a los que viven en una tiranía.

Considere las revoluciones posteriores a 1989 que pusieron fin al control comunista de Europa oriental. Adam Michnik, el periodista polaco y dirigente de Solidaridad, formuló la pregunta de qué revolución ha sido la mayor inspiración para los europeos modernos: la Revolución Francesa o la Revolución Estadounidense.

"La Revolución Estadounidense", dice Michnik, parece encarnar simplemente la idea de la libertad sin utopías. De acuerdo con Thomas Paine, se basa en el derecho natural de toda persona a labrar su propio futuro. Renuncia en forma deliberada a la idea de una sociedad perfecta y libre de conflictos, y favorece otra que se basa en la igualdad de oportunidades, la igualdad ante la ley, la libertad religiosa y el estado de derecho".

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