03 septiembre 2008

Micropréstamos hacen que muchos bolivianos puedan ser empresarios

Rápido crecimiento de la microfinanciación en los países más pobres de América del Sur

La empresaria boliviana de microfinanzas Flora Callisaya, sentada en su negocio callejero en El Alto, Bolivia.
La empresaria boliviana de microfinanzas Flora Callisaya, sentada en su negocio callejero en El Alto, Bolivia.

Washington -- Bolivia, el país más pobre de América del Sur, ha desarrollado un sistema de microfinanciación de préstamos que permite a los pobres, con frecuencia analfabetos, la oportunidad de convertirse en empresarios autosuficientes.

Una de estas empresarias bolivianas es Flora Callisaya, una mujer soltera de 38 años, con  tres hijos de 12, 14, y 18 años de edad.  Ella y sus hijos solían vivir con los padres de ella mientras luchaba por mantener a su familia. Recibió su primer préstamo de 17 dólares de la Institución de Microfinanciación Pro Mujer (MFI), que exige que sus miembros participen en un programa de ahorro.

Callisaya utilizó su préstamo inicial para comprar materiales para un negocio de imprenta. Desde ese modesto comienzo, amplió su empresa para incluir un estudio de fotografía, así como para adquirir vajillas y cajas de regalo que vende en el mercado. Su préstamo ahora es de 1.122 dólares.

Gracias al programa de ahorro obligatorio de Pro Mujer, Callisaya ha comprado su propio terreno y su casa. Se ha desempeñado como presidenta del banco comunal que MFI ayudó a organizar.

“Pro Mujer es como la escuela para nosotros, aquí podemos vernos, divertirnos, relajarnos y aprender. Para nosotros Pro Mujer es un lugar en que podemos estar juntas”, dijo Callisaya según el sito Web de Pro Mujer.

La financiación inicial del Banco Interamericano de Desarrollo ha desempeñado una función importante en la microfinanciación de Bolivia y sistemas similares en toda la región.

“La microfinanciación de préstamos es el sector que más rápido ha crecido y mayores beneficios ha aportado a la economía boliviana en el pasado cuarto de siglo”, dijo Sandra Darville, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “La tasa de devolución de los préstamos es muy alta. Si desean otro préstamo, deben pagar el primero”.

Bolivia expropió y redistribuyó tierras, nacionalizó minas y reservas de gas natural e impuso una tasa de control de cambios y precios desde la década de 1950 hasta la de 1980 con la intención de estimular el crecimiento económico pero con pocos resultados.

En la década de 1980, Bolivia cambió el curso y adoptó reformas basadas en la economía de mercado: eliminó el control de precios, animó al comercio exterior, vendió empresas estatales y cerró minas que no producían beneficios. Estas medidas estabilizaron la economía pero no favorecieron el crecimiento económico. Seguía habiendo mucha pobreza y la población rural pobre emigraba a las ciudades en busca de mejores posibilidades económicas. Se observó un crecimiento de la población en El Alto, cerca de la capital, La Paz, que de tener 100.000 habitantes pasó a tener más de un millón en 15 años.

En las calles de El Alto, así como en otras poblaciones de Bolivia, los vendedores ofrecen frutas, verduras, televisores, refrigeradores y ropa. Estas empresas callejeras son parte de la economía “informal” que proporciona un medio de vida para más del 60 por ciento de la población.

Para hacer que los mineros que han perdido su empleo, los campesinos que no tienen tierras y otras clases pobres puedan mantenerse a sí mismos, los países donantes, instituciones de beneficencia y el gobierno de Bolivia desarrollaron formas de identificar posibles empresarios y prestarles pequeñas sumas de dinero para que comenzaran negocios. Así nació la industria de la microfinanciación, lo que rompió el mito de que era arriesgado conceder préstamos a pobres y analfabetos. La tasa de micropréstamos no devueltos es de menos del 5 por ciento.

Alrededor de un millón de bolivianos ha contraído micropréstamos de alrededor de 20 sucursales de MFI. Por toda América Latina y la región del Caribe, alrededor de 8 millones de personas han contraído micropréstamos en lo que alcanza a una cantidad de casi 9.000  millones de dólares.

La Cumbre Extraordinaria de las Américas de 2004 afirmó su apoyo a los préstamos del BID mediante el sistema bancario a las micro empresas y las empresas pequeñas y medianas. Una declaración de la cumbre elogió al BID “esforzarse en beneficiar a todos los países que participan en el proceso de la Cumbre de las Américas”.

“Estas personas son muy muy pobres, pero tienen empresas viables”, dijo Sergio Navajas, del BID. “La clave de la microfinanciación es tener una metodología que distinga a las empresas legítimas de los pedigüeños”.

“Los MFI son parte del sistema financiero”, dijo Darville. “Ciertamente son sostenibles, han crecido, reciben depósitos, ofrecen cuentas corrientes. Algunos emiten bonos y acciones. Cada vez con más frecuencia son parte de mercados de capital nacionales e internacionales. La empresa de tasación de créditos Standard and Poor's ha comenzado a evaluar su riesgo crediticio”.

Los microprestamistas forman estrechos lazos con los prestatarios, se conocer entre ellos y con sus comunidades. Con frecuencia se extienden préstamos a grupos, lo que crea “avales morales” en ausencia de bienes materiales. Si una persona falla y no paga un préstamo, los otros miembros del grupo son responsables por su devolución. La red social reduce la tasa de falta de pagos.

Las tasas de interés en micropréstamos en Bolivia han disminuido desde casi 60 por ciento al año en la década de 1990 hasta el 19 por ciento de hoy, según Navajas. Al ver los empresarios que la microfinanciación es una industria de servicios viable, la competición ha incrementado y ha reducido los costos de tomar dinero prestado, dijo. 

La mayoría de las prestatarias de microcréditos son mujeres, pero eso, según Darville es más bien una coincidencia, aunque existen algunos MFI sólo para mujeres, La razón por la que las mujeres constituyen la mayoría de las prestatarias es que gran parte de los préstamos se utilizan para establecer negocios de compraventa, como ser pequeños tiendas de comestibles, pastelerías, tiendas de artesanías, restaurantes y puestos de mercado, negocios en los que predominan las mujeres.

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