12 septiembre 2008

Cheney dice que unidad transatlántica es clave para resolver la crisis en Georgia

Rusia debe cumplir compromisos o se arriesga al aislamiento internacional

 
El vicepresidente Cheney pronuncia un discurso en una conferencia de seguridad celebrada en Cernobbio (Italia), el 6 de septiembre.
El vicepresidente Cheney pronuncia un discurso en una conferencia de seguridad celebrada en Cernobbio (Italia), el 6 de septiembre.

Washington – Mientras que la crisis en Georgia sigue planteando interrogantes sobre el futuro de Rusia, el vicepresidente Cheney ofreció varias de sus propias preguntas para la consideración del Kremlin.

“¿Creen esos líderes que la intimidación dará buenos resultados para el futuro de su país?”, preguntó Cheney durante un discurso pronunciado el 6 de septiembre en Cernobbio (Italia). “¿Desea Rusia separarse realmente de la comunidad de valores que ha impulsado tanto su propio progreso económico? ¿Desea el gobierno ruso operar en el mundo moderno como un intruso, granjeándose la antipatía de países libres y tratando de juntar a las dictaduras del mundo?”.

El discurso de Cheney, pronunciado en el marco de una conferencia de seguridad organizada por el grupo consultor The European House Ambrosetti, fue posterior a una serie de consultas privadas entre el vicepresidente estadounidense y líderes de Georgia, Azerbaiyán y Ucrania, con el objetivo de recalcar el compromiso continuo de Estados Unidos con las iniciativas de los líderes regionales para “ampliar las fronteras del gobierno democrático” que apoyan los líderes estadounidenses y europeos desde principios de los años noventa.

Además de su negativa a cumplir con sus compromisos diplomáticos para resolver la crisis actual en Georgia, la reiterada acción rusa de utilizar la energía como “una herramienta de fuerza y manipulación”, su decisión de vender armamentos avanzados a Irán y Siria que posteriormente terminaron en manos de terroristas en el Líbano e Iraq, y su retórica amenazante dirigida hacia sus naciones vecinas, son una causa mayor de preocupación y exige una constante unidad transatlántica, dijo Cheney.

“Sabemos que si permitimos que se trace una nueva línea en Europa, esa línea se trazará”, agregó.

Rusia ha tenido que encarar las críticas cada vez más insistentes de la comunidad internacional, por su rechazo de cumplir su promesa de retirar todas sus fuerzas militares a las posiciones que tenían antes del conflicto. Si bien la mayoría de sus tropas se dieron a la retirada el 22 de agosto, cientos de soldados permanecen aún en puntos de control a lo largo de caminos y puentes estratégicos dentro de territorio georgiano que no está bajo disputa. Rusia sostiene que el alto el fuego le da el derecho a mantener “zonas de seguridad” en las inmediaciones de las dos regiones separatistas respaldadas por Moscú (Abjasia y Osetia del Sur), una postura que rechazan la Unión Europea y Estados Unidos, que son socios de Rusia en el G8, así como una cifra cada vez mayor de países que se han solidarizado con Georgia y han prometido enviar ayuda de reconstrucción y apoyo para la recuperación del país. 

Cheney rechazó también los argumentos rusos de que las aspiraciones de Ucrania y Georgia a integrarse en la OTAN representen una amenaza estratégica.

“La OTAN no es una posesión, una esfera de influencia o un bloque autoritario. Es una comunidad de valores cada vez más amplia, una alianza voluntaria y defensiva que está dedicada a la libertad”, afirmó Cheney. “De hecho, es difícil imaginar tener un mejor tipo de vecino que una democracia estable y en desarrollo que apoye los derechos individuales y responda a su propio pueblo, y que intenta resolver las diferencias de una manera pacífica”.

SARKOZY ALCANZA NUEVO ACUERDO CON RUSIA

El presidente ruso Dmitry Medvedev ha acordado retirar las tropas rusas restantes en Georgia, pero sus tropas permanecerán en las regiones que se disputan de Abjasia y Osetia del Sur bajo un nueva cronograma acordado con el presidente francés Nicolás Sarkozy, el 8 de septiembre.

Sarkozy, que en la actualidad ostenta la presidencia rotativa de la Unión Europea, acompañado del encargado de Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, se reunió con Medvedev en las afueras de Moscú para instar a Rusia a que cumpla con el alto el fuego negociado el 12 de agosto por la Unión Europea y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

De conformidad con el nuevo acuerdo, Rusia retirará sus tropas de los puntos de control ubicados entre Poti, una ciudad portuaria del Mar Negro, y Senaki, ciudad occidental georgiana, dentro de una semana, y 200 observadores civiles de alto el fuego de la Unión Europea serán desplegados a la región para el 1 de octubre con el objetivo de aumentar las misiones de observación de las Naciones Unidas y la OSCE. Dentro de un mes, cuando los observadores internacionales estén en posición, las tropas rusas restantes se retirarán hasta las dos regiones separatistas de Georgia. Negociaciones internacionales acerca del futuro de las dos regiones separatistas georgianas seguirán posteriormente en Ginebra, el 15 de octubre.

Si Rusia se mantiene fiel al acuerdo, la UE reiniciará las negociaciones con Moscú sobre un acuerdo de colaboración a largo plazo que se suspendió durante una sesión de emergencia de la Unión Europea el 1 de septiembre dedicada a la crisis en Georgia.

Funcionarios europeos se trasladarán a Tbilisi, capital de Georgia, y se reunirán con el presidente Mikheil Saakashvili para conservar sobre el acuerdo de paz que se ha propuesto, así como sobre la insistencia de Medvedev de que Georgia alcance un acuerdo para un “pacto de no agresión” con Abjasia y Osetia del Sur. 

Mientras tanto, en el Tribunal Internacional de Justicia en La Haya daba comienzo una audiencia de tres días para analizar lo que funcionarios georgianos afirman que son “pruebas convincentes” de que las tropas rusas, junto con milicias separatistas, pudieron haber estado involucradas en la remoción forzada de familias étnicas georgianas de Osetia del Sur durante el conflicto reciente. Rusia rechaza los reclamos de Georgia, que han sido objeto de investigación por parte de periodistas, así como por algunas organizaciones no gubernamentales de derechos humanos.

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