Un apoyo adicional para la idea de que el interferir con el proceso de la angiogénesis puede reprimir el crecimiento del tumor ha provenido de estudios genéticos con ratones. Los científicos han creado recientemente variedades de ratones que carecen de dos genes, conocidos como Id1 e Id3, cuya ausencia dificulta la angiogénesis. Cuando se inyectan células cancerosas del seno de ratones en dichos ratones mutantes deficientes en la angiogénesis, hay un periodo pequeño de crecimiento del tumor, pero los tumores regresionan completamente después de unas cuantas semanas y los ratones permanecen saludables sin señales de cáncer. En contraste, los ratones normales inyectados con las mismas células cancerosas del seno mueren de cáncer en unas cuantas semanas.
Cuando se inyectan células cancerosas del pulmón en la misma variedad de ratones mutantes deficientes en la angiogénesis, los resultados son levemente diferentes. Las células cancerosas del pulmón sí se desarrollan en tumores en los ratones mutantes, pero los tumores crecen más lentamente que en los ratones normales y fallan en diseminarse (metastatizarse) a otros órganos. Como resultado de ello, los ratones mutantes viven mucho más tiempo que los ratones normales inyectados con los mismos tipos de células cancerosas del pulmón.
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