Sello del Departamento de Justicia

Comentarios preparados del Secretario de Justicia de los Estados Unidos Alberto Gonzales
Asociación Internacional de Jefes de Policía
Miami, FL
26 de septiembre de 2005-10:00 am


Buenos días.

Me siento honrado por esta oportunidad de dirigirme a la Asociación Internacional de Jefes de Policía.

Permítanme comenzar por ofrecerles palabras de agradecimiento en nombre del Presidente Bush y del pueblo de los Estados Unidos.

La policía a lo largo de la región de la Costa del Golfo tomó decisiones que salvaron vidas y protegieron propiedades en medio de los huracanes Katrina y Rita. También deseo agradecerles por su liderazgo en la lucha contra el delito, el combate a las drogas ilegales, y por hacer la guerra contra el terrorismo.

El trabajo arduo, estrategias innovadoras, iniciativas audaces y trabajo de equipo constante en todo el ámbito de la comunidad de las fuerzas del orden público han ayudado a reducir los delitos violentos en los Estados Unidos a su nivel más bajo de los últimos treinta años. De hecho, anunciamos ayer que los delitos violentos y los delitos contra la propiedad cayeron más de un cincuenta por ciento en la última década.

Gracias a sus esfuerzos, generaciones de estadounidenses jóvenes crecen en vecindarios más seguros, comunidades más limpias y ciudades más seguras de costa a costa.

La historia es la misma en muchos lugares del mundo. Cada vez más personas tienen esperanza en sus corazones y oportunidades al alcance de sus manos. La revolución tecnológica ha reforzado la prosperidad económica con gran alcance mundial, y ha quebrado muchas de las barreras a la libertad. Actualmente, la tecnología ha dado voz a más personas, y la visión de un futuro mejor.

A lo largo de la historia, ha habido momentos cruciales de innovación que han mejorado la condición global.

Hace trescientos años, cambios en las técnicas agrícolas abrieron el camino a una Revolución Agrícola que aumentó la producción de alimentos y causó un boom de población.

Hace doscientos años, el primer motor de vapor llevó a Europa a la Revolución Industrial.

Hace alrededor de cien años, la línea de montaje de Henry Ford llevó sistemáticamente al mundo a la edad de oro de la manufactura – y a una prosperidad económica generalizada.

A medida que se acercaba el Siglo XX, el Internet y otras tecnologías avanzadas redujeron el tamaño de la comunidad global y extendieron nuestra esfera de posibilidades.

Actualmente, con nuestras miradas puestas sobre este nueva señal de promesa y anonadados con el poder del Internet, es importante, también, que nuestros progresos mejoren las vidas de nuestros ciudadanos.

De muchas maneras, esta tarea corresponde a los hombres y mujeres de la familia de las fuerzas del orden público. Así como el Internet ha proporcionado conveniencia, fortalecido nuestras economías y transformado al mundo…también ha desenterrado nuevos peligros y revelado una nueva urgencia para las fuerzas del orden público.

Aún nos encontramos en el amanecer de la Edad de la Informática, con mucho aún a ser determinado sobre su impacto en la condición humana.

Como representantes de la justicia, tenemos la oportunidad de ayudar a escribir la historia. Tenemos la oportunidad de ayudar a dictar el camino de esta nueva frontera y guiar al mundo interconectado hacia la paz y el progreso de manera compatible con nuestros valores y con nuestros derechos constitucionales.

No será fácil. Sin embargo, la comunidad de las fuerzas del orden público está singularmente calificada para la tarea.

Además de su concentración continua en tipos de delitos más tradicionales, el delito cibernético es una nueva frontera que exige la atención de las fuerzas de orden público ahora y en el futuro.

En varias áreas importantes ya hemos aprovechado el poder de la tecnología para la causa de la justicia. Actualmente, compartimos información con mayor rapidez y eficiencia que nunca. Hoy, nos comunicamos a través de barreras jurisdiccionales e internacionales con la misma facilidad con que hablamos con un vecino. Hoy, podemos recabar y analizar pruebas de maneras que hubieran sido imposibles hace apenas unos años. Hoy, las víctimas y sus familias reciben nueva tranquilidad, a medida que resolvemos asesinatos y violaciones de hace décadas con la ayuda de innovaciones tecnológicas y análisis forense avanzado.

Hoy, se integran nuevas tecnologías, herramientas y procesos en sus esfuerzos tradicionales de combate al delito. El resultado es menos delincuencia, comunidades más seguras y mejores vidas para las personas del mundo entero.

El Departamento de Justicia, por ejemplo, es un defensor antiguo y constante del campo emergente de las pruebas de ADN. Deseamos ver triunfos adicionales de la justicia sobre el delito. Las tecnologías de punta nos ayudan a alcanzar ese objetivo; por lo tanto, trabajamos arduamente en defensa de analizar y compartir información de ADN, mientras administramos los mil millones de dólares de la Iniciativa de ADN del Presidente Bush.

También estamos usando la tecnología para coordinar mejor los esfuerzos del orden público. Hoy, me complace anunciar asignaciones de 26 millones de dólares que ayudarán a las agencias estatales a conectarse con sistemas de antecedentes delictivos mantenidos por la Oficina Federal de Investigaciones.

Una mejor integración de estas bases de datos permitirá a las fuerzas del orden público identificar de inmediato a individuos con antecedentes penales, historias de violencia doméstica o acoso, o que figuren en el Registro Nacional de Delincuentes Sexuales que anunciamos este año como una herramienta optimizada para que los ciudadanos puedan rastrear a delincuentes sexuales condenados en su área y en todo el país a través del Internet. En este registro nacional, ahora se puede localizar a delincuentes sexuales registrados en su área con apenas ingresar su código postal. Se prevé que todos los estados estarán en línea con esta herramienta poderosa hasta fin de año.

El dinero que estamos anunciando hoy significa que los delincuentes ya no podrán hacer víctimas en nuevas comunidades, ya que sus antecedentes penales pasan a ser de dominio público.

Estos son apenas algunos ejemplos de maneras en que la tecnología ha mejorado la capacidad de las fuerzas del orden público de proteger a sus comunidades y sus ciudadanos; sin embargo, la tecnología, las computadoras y el Internet también presentan nuevos desafíos a las fuerzas del orden público.

Así como la tecnología ha optimizado la capacidad de las fuerzas del orden público de detectar y disuadir la delincuencia, la vasta frontera de comunicaciones y alcance amplio del Internet también ha brindado a los delincuentes más y mejores formas de cometer delitos.

La tecnología puede ser una herramienta impresionante para las fuerzas del orden público y un arma poderosa para hacer el mal. La profundidad y alcance de la globalización ha dado origen a nuevos delitos…y facilitado los tradicionales. Ha permitido más victimas y una victimización más intensa.

Mientras los delincuentes explotan las ventajas de la tecnología, debemos mantenernos un paso al frente. La reacción apenas no es suficiente. No podemos darnos el lujo de quedarnos en las ideas de ayer o las tendencias del año pasado…hoy mismo necesitamos desarrollar las respuestas del mañana y los progresos tecnológicos del año que viene.

No existen dudas de que la evolución de delitos basados en Internet, tales como la piratería en línea, la obscenidad de amplia divulgación, el robo de identidad e incontables tipos de fraude pondrán a prueba la entereza de la comunidad de las fuerzas del orden público. Sin embargo, estoy convencido de que podemos superar estos desafíos si seguimos trabajando juntos, compartiendo mejores prácticas y combinando nuestros recursos para mantenernos un paso adelante de nuestros adversarios que cambian incesantemente.

Primero, hagamos un balance de lo que enfrentamos.

Todos en esta sala comprenden que, a medida que ha progresado el poder y el alcance del Internet, también ha aumentado su utilidad para las actividades delictivas.

Las computadoras han proporcionado a los terroristas armas poderosas en su guerra contra la libertad. Por ejemplo, sabemos que las operativas terroristas usan el Internet - salas de chat y portales - para comunicar sobre complots y recabar información para ataques futuros.

Las mismas tecnologías sofisticadas han permitido a los delincuentes comunes ampliar el ámbito y alcance de sus actividades ilícitas. Han brindado a los delincuentes nuevas formas de encontrar víctimas, nuevas formas de encubrir sus ardides y nuevas maneras de evadir la ley.

La revolución tecnológica ha llevado el poder de la información a prácticamente todos los hogares, así como materiales peligrosos que perjudican a nuestros hijos. De acuerdo con el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, sabemos que los Proveedores de Servicios de Internet vienen denunciando más de 1.000 casos de sospecha de pornografía infantil cada semana.

Con el Internet, los delitos tradicionales resultan más fáciles de cometer y más difíciles de detectar y enjuiciar. Debemos comunicar, cooperar y coordinar la labor de las fuerzas del orden público para detener a aquellos que transformarían los más grandes logros de nuestra generación en nuestras armas más peligrosas.

Me gustaría señalar algunas de estas nuevas realidades que nos permitirán escribir la historia a nuestro favor. Las mismas destacan el ámbito de nuestro reto al enfrentar a un delincuente tecnológicamente hábil y nos recuerdan por qué debemos formar asociaciones más fuertes en nuestra lucha contra los delitos de alta tecnología.

Primero, en muchos casos, los delitos de informática atraviesan fronteras jurisdiccionales. El término "world wide web" lo dice todo. Líneas de cable, señales de celular y, por supuesto, el Internet proporcionan a los delincuentes la capacidad de operar más allá del alcance de sus víctimas. Mientras que un ladrón de carteras, por ejemplo, está limitado a cierta área geográfica, el delincuente de hoy puede cometer delitos en varias jurisdicciones e, inclusive, en todo el mundo, desde la comodidad de su sala de estar. O, un grupo de delincuentes de cinco estados, o continentes, distintos puede trabajar en conjunto en la ejecución de una única conspiración delictiva, sin jamás encontrarse cara a cara.

Por ejemplo: Un presidente de una empresa supuestamente ocasionó pérdidas de dos millones de dólares a su competencia. De acuerdo con investigadores de la "Operación Cyberslam", un presidente de una empresa de televisión vía satélite con sede en Massachusetts contrató a un hacker en Ohio para que atacara los portales de su competencia. El supuesto hacker luego empleó, aparentemente, a hackers en Louisiana, Arizona y Gran Bretaña para ayudar en el ardid. Los hackers usaron "bots" y "computadoras zombi" para inundar y abarrotar portales específicos utilizando, en cierto punto, gusanos de Internet diseñados en Alemania.

La investigación de esta conspiración requirió la labor sostenida de las fuerzas del orden público de una variedad de jurisdicciones, así como cooperación internacional. Es uno de los motivos por los que tenemos, por lo menos, un Fiscal Federal Adjunto en cada Fiscalía Federal que trabaja con las fuerzas del orden público estatales y locales en estos tipos de casos complejos.

En segundo lugar, los delitos cibernéticos han cambiado la forma en que se recopilan pruebas. Los salones de chat y mensajes instantáneos permiten a los delincuentes o terroristas intercambiar información y tramar juntos; sin embargo, las pruebas electrónicas que dejan suelen poder eliminarse con un clic del ratón.

El desbaratar un grupo delictivo que use el Internet suele depender de la captura de miembros claves de la conspiración antes de que puedan cubrir sus rastros.

En tercer lugar, la capacidad de la informática y los avances tecnológicos están desafiando nuestro análisis forense. Si se tiene en cuenta meramente el volumen de memoria electrónica a disposición de delincuentes - cada disco rígido, tarjeta flash, tarjeta de memoria, ipod, teléfono con cámara y medios removibles - el extraer pruebas de este mar de informaciones es una tarea sobrecogedora para los investigadores.

Por ejemplo, un predador sexual con una comprensión básica de computadoras - y un par de centenas de dólares en tecnología - puede producir y reproducir miles de imágenes de pornografía infantil. Y podría almacenar esta montaña de pruebas con el clic de un botón en un par de discos compactos o en un disco rígido que quepa en sus bolsillos.

Esto presenta un desafío formidable que cambia constantemente, mientras trabajamos para mantenernos al día con la dinámica tecnología de almacenaje de datos.

Cuarto, el ambiente interconectado de delitos de alta tecnología obligan a las fuerzas del orden público a enfrentar este comportamiento perturbador no sólo en la fuente, sino también a través de la amplia red de distribución.

Así como las personas aprovechan los veloces canales de distribución del Internet para divulgar gestos de buena voluntad o compartir fotografías de los nietos, los delincuentes pueden distribuir materiales ilícitos a miles, y hasta millones, de víctimas desprevenidas con apenas presionar una tecla. Lo que comienza en Miami, Florida, puede estar en Maine o Mozambique en una fracción de segundo.

En la Operación Ojos Llorosos, las fuerzas del orden público persiguieron vigorosamente a no apenas un sospechoso, sino a muchos sospechosos que formaban parte de una red de distribución espantosa.

En 2003, America Online denunció un incidente al Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados en la que una persona intentaba enviar imágenes de posible pornografía infantil a través del sistema de AOL.

El código postal del usuario fue identificado y la policía local inició una investigación. Los investigadores no demoraron en identificar a Devin Goodell quien, según se supo más tarde, tenía imágenes de explotación sexual infantil en su computadora.

El análisis forense en este caso llevó a 70 pistas potenciales adicionales en todo Estados Unidos. A medida que los oficiales llevaban a caso investigaciones de gran escala de las pistas, se encontraron 130 sospechosos de distribución de pornografía o explotación sexual infantil.

Por último, con la aparición del Internet, los delitos tradicionales se han vuelto más fáciles de cometer y sus efectos más devastadores cuando tienen éxito.

Fraudes financieros, robo de identidad y delitos contra la propiedad intelectual son apenas algunos ejemplos de delitos que no comenzaron con la invención del Internet, pero que han prosperado gracias a sus progresos.

Este es un ejemplo reciente: Después del Huracán Katrina, unas pocas personas arteras se aprovecharon de la cantidad enorme de apoyo caritativo a las víctimas, cometiendo fraude caritativo y fraude de seguro. En el plazo de una semana de la inundación ocurrida a raíz del Huracán Katrina, había más de 2.000 portales dedicados a prestar socorro a las víctimas - hay más de 4.000 actualmente - y una fracción de los mismos resultó ser fachadas delictivas diseñadas con la finalidad de aprovecharse de donadores generosos.

El fraude de caridad no es algo nuevo. Sin embargo, gracias a la abundancia de donaciones en línea, la magnitud de lo que hubiera sido posible durante el Huracán Betsy que asoló a Nueva Orleáns en 1965 creció significativamente tras los huracanes Katrina y Rita.

Me complace informar que las fuerzas del orden público actuaron con velocidad y determinación. A pedido del Presidente, creé el Grupo de Trabajo contra Fraudes Asociados al Huracán Katrina y, trabajando con secretarios de justicia estatales y autoridades locales, y grupos privados de vigilancia, hemos logrado acabar con portales fraudulentos e identificar casos potenciales de fraude para su investigación. Seguiremos aplicando este mismo nivel de diligencia a todo fraude que surja del Huracán Rita.

Más costoso en términos de prejuicios económicos de gran escala es el robo de propiedad intelectual de películas, música y programas de informática. Hace menos de veinte años, esto se limitaba a adolescentes que copiaban temas de la radio o grababan películas en cintas de VHS. Actualmente, por supuesto, la historia es muy distinta.

Hace apenas unos meses, tuve el gusto de anunciar los resultados de la Operación Site Down, históricamente una de las más grandes acciones internacionales de las fuerzas del orden público dedicada a detener el robo de propiedad intelectual en Internet.

La Operación Site Down identificó y ayudó a desmantelar varias empresas delictivas de gran escala que obtenían, copiaban, distribuían e intercambian ilegalmente software, música, películas y juegos de video protegidos por copyright.

Gracias a una labor conjunta que incluyó a 11 naciones, 12 Fiscalías Federales de los Estados Unidos y 32 oficinas locales del FBI, identificamos a más de 120 miembros claves de este emprendimiento delictivo.

Al desmantelar esta empresa delictiva, confiscamos obras pirateadas por un valor estimado de 50 millones de dólares. Y eso era apenas una fracción de las pérdidas ya inflingidas por estos centros de distribución en línea.

Las computadoras han brindado a los ciudadanos el poder de hacer más. Sin embargo, también han proporcionado a delincuentes el poder de robar más. Unas pocas personas pueden causar perjuicios económicos enormes o actuar como conducto de actividades ilegales masivas.

Un único hacker puede diseñar un virus de computadora, caballo de Troya o gusano que puede causar millones en daños. Uno de estos virus causó pérdidas económicas de más de 4 mil millones de dólares a compañías e individuos que utilizan Internet. Y un único pornógrafo infantil puede ser el centro de distribución de centenas de miles de imágenes ilícitas.

El tamaño y el alcance de la actividad criminal en Internet debe ser igualado por la fuerza de nuestras asociaciones de fuerzas del orden público. He compartido con ustedes apenas unas pocas historias de colaboración para mostrar que, si bien los desafíos que presenta la tecnología son significativos, no son insuperables.

Creo que la comunidad judicial puede señalar un éxito tras otro - casos y operaciones en los que trabajamos juntos para superar obstáculos tecnológicos.

A través de la comunicación, capacitación y grupos de trabajo diseñados para combatir delitos asociados a Internet, podemos crear los equipos estatales, locales, federales e internacionales necesarios para vencer a los peores delincuentes y conspiraciones cibernéticos.

Así como ha sucedido innumerables veces en el pasado, la historia nos ha presentado una prueba…y una oportunidad. Con una nueva era de avance tecnológico a la puerta, una era con impacto continuo sobre la calidad de la experiencia humana - nuestro momento de acción es ahora.

Los pasos que tomemos en los próximos meses y años - y nuestra dedicación a esta tarea vital - dará forma a los hechos para nuestros hijos y los hijos de ellos en las próximas generaciones.

Las mismas técnicas que nos ayudaron a revertir la ola creciente de delitos violentos pueden aplicarse a los delitos tecnológicos y asociados al Internet: Debemos confiscar la iniciativa, atacar los problemas en la raíz, buscar soluciones innovadoras, vigilar las áreas en las que operan los delincuentes y aumentar las penalidades a través de la legislación. Debemos hacer esto sin reprimir la innovación o infringir libertades civiles.

Esto puede parecer difícil en el mundo del delito cibernético. Sin embargo, se puede hacer. La tecnología ha permitido que las fuerzas del orden público se volvieran más eficaces y mejor conectadas. Es nuestra responsabilidad asegurar que la tecnología siga siendo una puerta a la oportunidad y la innovación, en lugar de un submundo de robo y explotación.

Gracias a todos ustedes por su labor. Estoy ansioso por trabajar en crear lazos más fuertes y asociaciones más estrechas, mientras buscamos proteger la causa de la justicia en cada nueva amenaza, donde sea que se origine.

Muchas gracias.

 

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