(Publicado en noviembre de 2004)
"Los historiadores del futuro reflexionar�n sobre un hecho innegable y extraordinario: A lo largo del tiempo, las naciones libres se vuelven m�s fuertes y las dictaduras se debilitan... La libertad rinde honores a la creatividad humana y la desencadena, y la creatividad determina la fuerza y la riqueza de las naciones. La libertad es, a la vez, el plan divino para la humanidad y la mejor esperanza de progreso aqu� en la tierra".
-- PRESIDENTE GEORGE W. BUSH
6 de noviembre de 2003
George W. Bush, el cuadrag�simo tercer presidente de Estados Unidos, jurar� el 20 de enero de 2005 para iniciar su segundo periodo. Durante su campa�a para la reelecci�n, el presidente Bush estableci� metas ambiciosas, tales como hacer de Estados Unidos y del mundo un lugar m�s seguro por medio de acciones decisivas para ganar la guerra contra el terrorismo; mantener al pa�s encaminado hacia un futuro m�s pr�spero; reforzar el cuidado de la salud para millones de estadounidenses; y construir un pa�s mejor y m�s compasivo para todos.
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El presidente Bush pronuncia el discurso anual sobre el Estado de la Uni�n en una sesi�n conjunta del Congreso de Estados Unidos, el 20 de enero de 2004, en el Capitolio de Washington, D.C. Detr�s del presidente est�n sentados el vicepresidente Richard Cheney, izqquierda, y el presidente de la C�mara de Representantes Dennis Hastert, derecha. (AP/WWP) |
En el frente interno, durante su primer periodo como presidente Bush promulg� leyes para el mejoramiento de las escuelas p�blicas de Estados Unidos mediante la elevaci�n de las normas acad�micas, la exigencia de que los maestros rindan cuentas de su labor, y el fortalecimiento del control local Firm� medidas hist�ricas de alivio fiscal que se han traducido en devoluciones de efectivo y han reducido las tasas tributarias para todos los que pagan impuestos sobre ingresos en Estados Unidos. Aument� la paga y las prestaciones de los militares y trabaja para salvar y fortalecer los programas del Seguro Social y el Medicare.
Los ataques al Centro Mundial del Comercio de la ciudad de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 cambiaron a Estados Unidos. El presidente Bush lo expres� con estas palabras: "En nuestro pesar e indignaci�n hemos encontrado nuestra misi�n y nuestro impulso". Al hablarle a la naci�n y al mundo en su discurso sobre el Estado de la Uni�n en 2004, Bush recalc�: "Estados Unidos es un pa�s que tiene una misi�n, y esa misi�n proviene de nuestras creencias m�s fundamentales. No tenemos deseo alguno de dominaci�n ni ambiciones imperiales. Nuestro objetivo es una paz democr�tica, una paz basada en la dignidad y en los derechos de todo hombre y toda mujer. Estados Unidos act�a en favor de esta causa con el apoyo de amigos y aliados, pero entendemos nuestra vocaci�n especial: esta gran rep�blica ser� la que encabezar� la causa de la libertad".
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El presidente George W. Bush habla ante trabajadores de rescate, bomberos y oficiales de polic�a, desde los escombros del Centro Mundial del Comercio, el 14 de septiembre de 2001, en la ciudad de Nueva York.(Casa blanca/Eric Draper) |
La secuela del 11 de septiembre
"Ninguno de nosotros habr�a deseado jam�s el acto de maldad que se llev� a cabo el 11 de septiembre. Sin embargo, despu�s del ataque contra Estados Unidos, fue como si toda nuestra naci�n se mirara en el espejo y viera lo mejor de nosotros mismos. Eso nos record� que somos ciudadanos y tenemos obligaciones unos con otros, as� como con nuestro pa�s y con la historia. Empezamos a pensar menos en los bienes que podemos acumular y m�s en el bien que podemos hacer".
29 de enero de 2002 |
Poco despu�s de esos ataques, el presidente Bush le declar� la guerra al terrorismo y ha hecho de la victoria en esa guerra y del avance de la libertad humana las prioridades de su administraci�n. Las fuerzas militares de Estados Unidos y una coalici�n de naciones han liberado ya al pueblo de Afganist�n del brutal r�gimen talib�n y han privado as� a al-Qaida de un refugio seguro para sus operaciones. Miles de terroristas han sido capturados o muertos y sus operaciones han quedado desarticuladas en muchos pa�ses del mundo. Seg�n lo dicho por el presidente, "nuestra naci�n -esta generaci�n- disipar� una oscura amenaza de violencia contra nuestro pueblo y nuestro futuro. Uniremos al mundo en favor de esta causa por nuestro propio esfuerzo, por nuestro valor. No nos cansaremos, no desfalleceremos y no fallaremos".
El presidente Bush le prometi� al pueblo de Iraq el apoyo de Estados Unidos, cuando dijo: "No cejar� en mi voluntad de ayudar a Iraq para que llegue a ser libre y pac�fico; de que hagamos causa com�n con los que desean que despu�s de Saddam Hussein se desarrolle un nuevo Iraq donde las madres y los padres puedan criar a sus hijos en un mundo de paz, donde empresas y comerciantes puedan hacer que sus negocios prosperen, donde el sistema de educaci�n funcione bien".
En un discurso pronunciado en noviembre de 2003, el presidente Bush dio m�s detalles sobre su perspectiva del cambio en Iraq y el Medio Oriente:
"Hay, sin embargo, principios esenciales que son comunes a todas las sociedades que han tenido �xito, en todas las culturas. Las sociedades exitosas limitan el poder del estado y el poder de los militares, de modo que los gobiernos respondan a la voluntad del pueblo y no a la voluntad de una �lite. Las sociedades exitosas protegen la libertad por medio de un estado de derecho sistem�tico e imparcial, en lugar de aplicar la ley en forma selectiva a fin de castigar a rivales pol�ticos. Las sociedades exitosas dan cabida a instituciones c�vicas saludables, a partidos pol�ticos y sindicatos de trabajadores, as� como a peri�dicos y medios de difusi�n independientes. Las sociedades exitosas garantizan la libertad religiosa, el derecho de servir y alabar a Dios sin temor de ser perseguidos. Las sociedades exitosas privatizan sus econom�as y garantizan los derechos de propiedad. Proh�ben y castigan la corrupci�n oficial e invierten en la salud y la educaci�n de sus pueblos. Reconocen los derechos de la mujer y, en vez de encauzar el odio y el resentimiento contra otros, las sociedades exitosas apelan a las esperanzas de su propio pueblo".