Programa de prevención de VIH dirigido a la juventud hispana reduce comportamientos sexuales riesgosos

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Al finalizar el primer estudio clínico controlado – no sistematizado – de un programa diseñado especialmente para adolescentes hispanos con el fin de reducir los riesgos de contraer el VIH (virus de inmunodeficiencia humano), los enfermeros científicos informaron que se ha logrado exitosamente y a largo plazo disminuir el comportamiento sexual de alto riesgo dentro de ese grupo. Este estudio, financiado por el Instituto Nacional de Investigación en Enfermería (NINR), entidad de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), encontró que los adolescentes demostraban tener una menor frecuencia en las relaciones sexuales, un menor número de parejas sexuales y un aumento en el uso de condones durante el coito hasta 12 meses después de completar el programa. Los resultados también sugieren que proveer educación sobre la abstinencia y las prácticas sexuales seguras acarrea beneficios.

Los resultados obtenidos en este estudio clínico se suman al creciente volumen de investigaciones que demuestran la importancia de tomar medidas culturalmente apropiadas con los adolescentes que forman parte de grupos minoritarios, con el fin de ayudarlos a evitar comportamientos que ponen en riesgo su salud, así como ayudarlos a adoptar maneras positivas de actuar en beneficio de su salud. Estos resultados aparecen en la revista "Archivos de Medicina Pediátrica y Adolescente", en la edición de agosto de 2006.

El VIH y el SIDA afectan de manera desproporcionada a los adolescentes hispanos, con una incidencia de SIDA en los hispanos adultos y adolescentes que en el año 2001 fue tres veces mayor que en grupos de adolescentes blancos no-hispanos. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informó que en el año 2001 la infección por VIH fue la cuarta causa principal de muerte en los hispanos entre las edades de 25 a 44 años. Además, la población hispana fue identificada como el subgrupo con una de las tasas más elevadas de muerte causada por el VIH/SIDA en ese año (6.2 muertes por cada 100,000).

Si no se proporciona tratamiento contra el virus del VIH, el cual se caracteriza por un deterioro gradual de las funciones inmunológicas, la persona queda especialmente vulnerable a las infecciones oportunistas que caracterizan el SIDA, que es la etapa final de la enfermedad del VIH.

El contacto heterosexual ha demostrado ser el modo principal de transmisión del VIH entre los adolescentes hispanos. Además, información recopilada de un Sistema de Vigilancia de Comportamiento Riesgoso en la Juventud demuestra que la juventud hispana tiene un historial de múltiples parejas sexuales y una incidencia de actividad sexual antes de los 13 años mayor que los blancos. Al mismo tiempo, en estudios relacionados se ha documentado que el uso de condones es menor en adolescentes hispanos que en los blancos y los negros.

El programa de investigación abarcó a 553 adolescentes (249 varones y 304 mujeres) quienes se auto identificaron como hispanos. Fueron reclutados en tres escuelas secundarias del noroeste de Filadelfia y en organizaciones de barrio de base comunitaria. Más del 85% de los participantes eran puertorriqueños, de los cuales casi la mitad había nacido fuera de los Estados Unidos. La edad promedio de los participantes era de 14.9 años y el 87% eran estudiantes de los grados 8 al 11. Más del 40% indicaron haber tenido relaciones sexuales por lo menos una vez. Su edad promedio era de 13.5 años.

Los estudiantes que participaron en este estudio, llamado ¡Cuídate!, Programa de Promoción de Salud de la Juventud Hispana, fueron asignados al azar a uno de dos programas de intervención: un programa de prevención del VIH o un programa general de promoción de la salud. En ambos programas se presentaron los valores de la cultura hispana como un contexto importante de apoyo a las conductas positivas que contribuyen a la buena salud.

El programa de prevención del VIH, basado en varias teorías de comportamiento, resaltó la abstinencia y el uso del condón como métodos aceptados culturalmente y que son efectivos en la prevención de las enfermedades transmitidas sexualmente, tales como el VIH.

El segundo programa de intervención, que se centró en objetivos generales de mejoramiento de la salud, tocó temas relacionados con el mejoramiento de la dieta, el ejercicio y las actividades físicas, así como la reducción del consumo de tabaco, alcohol y drogas.

Ambos programas de intervención fueron diseñados para tener un formato y duración similares: consistieron en módulos de 50 minutos cada uno. Los módulos fueron presentados en inglés o español, en sábados consecutivos, participando en ellos grupos de ambos sexos. Incluyeron discusiones de grupo, videos, ejercicios interactivos y actividades para mejorar las habilidades. La mayoría de los facilitadores eran puertorriqueños.

Encuestas realizadas hasta un año después de haberse efectuado estos programas revelaron que los adolescentes que participaron en grupos de intervención para reducir el riesgo del VIH, tenían menos probabilidades de informar que habían participado en actividades sexuales, haber tenido múltiples parejas, o haber participado en actividades sexuales sin protección contra la enfermedad. Por ejemplo, los adolescentes que participaron en el grupo para disminuir el riesgo del VIH tuvieron una probabilidad del 34% menor de informar que habían tenido relaciones sexuales durante los tres meses posteriores al fin del programa que aquellos en el grupo de control. Igualmente, los adolescentes que formaron parte del grupo para reducir el riesgo del VIH tuvieron una probabilidad del 47% menor de informar que habían tenido múltiples parejas durante este período posterior, comparado con adolescentes en el grupo de control, orientado a promover la buena salud.

Además, aquellos adolescentes asignados al grupo para reducir el riesgo de VIH y que no contaban con experiencia sexual al iniciarse el estudio, informaron haber tenido un menor número de ocasiones en que tuvieron sexo sin protección. Al mismo tiempo, los participantes de habla hispana tuvieron una probabilidad cinco veces mayor de haber usado un condón en su actividad sexual más reciente y haber tenido una proporción mayor de actividad sexual con protección, comparado con adolescentes similares en el grupo de control de promoción general de la salud.

Según los investigadores, estos resultados resaltan la eficacia de este programa de intervención para reducir el riesgo del VIH en la disminución de actividades sexuales y en el aumento del uso de condones entre los adolescentes hispanos. "Este estudio es una importante ayuda para los adolescentes hispanos en sus esfuerzos por disminuir el comportamiento sexual que los pone en alto riesgo de contraer el VIH", afirmó la investigadora principal, doctora Antonia M Villarruel, profesora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. "Es un esfuerzo importante que ha proporcionado una base de evidencia para los profesionales, que los ayudará a guiar y apoyar a los adolescentes en sus decisiones sexuales. Se necesita mucha más investigación relacionada con esta tarea para disminuir la disparidad entre grupos de adolescentes que corren el riesgo de contraer el VIH y el SIDA", concluyó.

La profesora Loretta S. Jemmott, de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Pensilvania y el profesor John B. Jemmot III, de la Escuela Annenberg de Comunicaciones, de la Universidad de Pensilvania, también contribuyeron a este estudio.

"Este ejemplo de un currículo efectivo en la reducción de comportamientos sexuales de alto riesgo en una población minoritaria vulnerable, es decir, los adolescentes hispanos, demuestra el compromiso actual por parte del Instituto Nacional de Investigación en Enfermería para eliminar las disparidades que existen en el área de la salud", declaró la doctora Patricia A. Grady, Directora del Instituto Nacional de Investigación en Enfermería. "Los descubrimientos emanados de este estudio dan impulso a nuestro propósito, que es el de asegurar el bienestar de todos los individuos", agregó.

La misión principal del Instituto Nacional de Investigación en Enfermería (NINR), uno de los 27 institutos y centros que forman parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) es apoyar la investigación básica y clínica y establecer una base científica que contribuya al cuidado de las personas a través de todo su ciclo de vida. Para obtener mayor información, visite el sitio de Internet de NINR en http://ninr.nih.gov.

Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) – La agencia de investigación médica de la nación – incluye 27 institutos y centros y es un organismo del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos. Es la principal agencia federal dedicada al apoyo de la investigación médica básica, clínica y traslativa. Esta agencia investiga las causas, tratamientos y curas para enfermedades comunes y poco comunes. Para más información sobre el NIH y sus programas, visite http://www.nih.gov.

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